Matías Arezo, de 19 años, llegó esta semana a España para firmar contrato con el Granada. El uruguayo, que este domingo podría debutar en La Liga jugando ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, llegó a conversar con ESPN Uruguay antes de partir a Europa para revelar su historia y hablar de su familia, destacando la importancia de su padre y contando que sus dos hermanos menores se llaman Iker y Beckham.
Este futbolista, que selló su vínculo con el Granada hasta junio del 2025, es una de las mayores promesas del fútbol sudamericano, habiendo debutado en el 2019 y jugando 91 partidos en la Primera División del fútbol uruguayo. Arezo lleva convertidos 37 goles como profesional, incluídos dos por la Copa CONMEBOL Sudamericana 2020.
Arezo comentó en ESPN Uruguay charlando con el periodista Diego Muñoz que su familia ha sido fundamental en el comienzo de su carrera y contó algunas particularidades: “Somos cuatro hermanos, uno más grande (Ezequiel) y dos más chicos (Beckham e Iker). El nombre Beckham (Nicolás es su segundo nombre) lo eligió mi madre, le gustaba el jugador y salió ese nombre”.
“A Iker lo elegí yo porque del único mundial que me acordaba cuando era chico era el del 2010 que ganó España, y encontré el nombre ahí, y dije ‘este me tiene que salir golero’, y le erré, no es golero, no quiere nada con la pelota; él igual contentísimo con su nombre, ahora está aprendiendo a escribirlo, sabemos que para él que es un niño debe ser complicado pronunciarlo, pero es algo lindo”, comentó Matías entre algunas sonrisas.
Al recordar sus inicios, el joven Arezo no dudó en decir que ‘lo más lindo de su vida siempre lo tuvo en el club de baby fútbol 3 de abril’, a pesar de que cuando era muy niño no le gustaba entrar a la cancha con sus compañeros, sino que su padre lo debía ingresar pasándolo por arriba del tejido.
“También recuerdo que éramos un equipo muy humilde y cuando terminábamos se tomaba una leche con tortas fritas todos juntos, son raíces que nunca se van a olvidar. A un club de baby fútbol lo hace mucho la familia”, subrayó.
Y destacó: “En Uruguay un club de baby fútbol es lo que te da muchos amigos que después en el futuro te lo podes cruzar en una cancha estando en diferentes equipos como me pasó a mí, éramos cinco compañeros que arrancamos desde los cinco años juntos y luego nos volvimos a cruzar estando en distintos clubes del fútbol uruguayo”.
Arezo incluso recordó su curioso primer partido en el baby fútbol, decidiendo ser golero pero arrepintiéndose rápidamente, y para siempre, de la elección al recibir varios goles.
“Hoy en día si me pones en el arco me mato de risa, me encanta estar tirado en el piso, para jugar un picadito me pongo en el arco y que me maten a pelotazos, pero si me pones en una cancha en un partido de verdad no sé qué haría. Fue aquel día y nunca más, el arco no era para mí”, señaló.
El atacante rememoró que llegó al equipo de AUFI (Asociación Uruguaya de Fútbol Infantil) de River a los ocho años, institución a la que siempre le estará agradecido.
En las divisiones formativas, Arezo jugaba de volante central, hasta que el entrenador de pre séptima le indicó que debía quedarse en el ataque para transformarse en el goleador del equipo, algo que rápidamente consiguió.
El uruguayo rememoró: “Me empecé a adaptar al puesto, me costaba porque cuando no te llega la pelota uno se frustra y entonces baja a buscarla; hasta que cuando llego a Tercera división un director técnico me dijo que me quedara tranquilo dentro del área porque la pelota me iba a llegar, y que ‘cuando me llegue debía encontrarme donde tenía que estar’”.
“Yo mejoré mucho al momento de posicionarme y el controlar la ansiedad, lo he podido mejorar y hoy es una de mis virtudes: poder encontrar el espacio que antes se me hacía muy difícil hallarlo por querer tener la pelota al pie. En el juego aéreo me siento muy cómodo también”, indicó.
En el 2018, con apenas 15 años, tuvo la oportunidad de subir al plantel principal: “En julio estaba en una gira con la selección uruguaya sub 17 en Perú y Chile y el técnico de la Celeste, Alejandro Garay, me dice que al regresar al país yo iba a viajar a Brasil con el plantel principal de River, que llegaba y me iba de nuevo a hacer mi primera pretemporada con el plantel profesional (dirigido en ese entonces por Pablo Tiscornia)”.
“Luego, cuando llegó Jorge Fossati en junio del 2019 yo aún no jugaba en Primera, y cuando dijeron que venía Jorge pensé que la iba a tener más complicada todavía, pero por suerte no. Cuando él llegó tuvo una charla conmigo, me dijo que me veía muy maduro para la edad que tenía, que yo tenía que entrenarme de la mejor manera, y me empezó a dar oportunidades”, destacó.
Y señaló sobre su debut en el Campeonato Uruguayo: “Fue con 16 años ante Progreso el 14 de julio por el Torneo Intermedio 2019. Sentía nervios, esos días intenté pensar lo menos posible en el partido, no quería jugarlo antes pero la noche anterior fue difícil”.
“Mi sueño era debutar en el Parque Saroldi (estadio de River) y pudo ser así, no quería debutar en otra cancha”, remarcó el jugador nacido en Montevideo el 21 de noviembre del 2002.
En la mencionada entrevista con ESPN Uruguay, Arezo también valoró el acompañamiento de su padre Alejandro: “Mi padre es mi vida, mi viejo fue el que siempre anduvo atrás mío y el que me llevó a todos lados, es un sostén que está ahí presente”.
“Muchas veces dije ‘no quiero ir más al fútbol’ porque estaba enojado y mi padre siempre estaba ahí, insistiendo, apoyando y dándome tranquilidad”, sentenció el atacante oriental que esperará su oportunidad para demostrar en La Liga su gran capacidad y su enorme potencial.