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Eriksen, el hombre que volvió de la muerte para jugar otra vez la Eurocopa

"Recién cuando estaba en la ambulancia me di cuenta de que estuve muerto", cuenta Christian Eriksen. Unos minutos antes había dejado la vida en una cancha de fútbol, en Copenhague, con la camiseta de Dinamarca puesta. Segundos más tarde, cuando regresó, comenzó una incierta, pero satisfactoria, recuperación para volver a ser futbolista. El sueño de jugar el Mundial de Qatar 2022, admite el propio danés, fue el motor de su restablecimiento. La resurrección cierra su ciclo tres años más tarde. Eriksen vuelve a jugar la Eurocopa en Alemania 2024 y se verá en vivo por Star+ (sólo para Sudamérica).

Era el 12 de junio de 2021, una fecha ahora marcada a fuego en la memoria del mediocampista de Manchester United y en la del fútbol danés. Entonces, sólo se trataba de un lindo día para jugar al fútbol. Arrancaba la Eurocopa que la pandemia había postergado y los daneses eran locales ante Finlandia, un pequeño derbi escandinavo.

"Estaba ansioso por jugar el partido en el Parken, en Dinamarca”, recuerda Eriksen. "Todo era como siempre. La adrenalina, la excitación. Mucha intensidad, como en cualquier otro partido”. Pero ese partido no fue cualquiera, ni para él ni para sus compatriotas: “Recuerdo cantar el himno nacional. Me sentía bien. No había indicaciones de nada. No me podía imaginar lo que iba a pasar".

Colapso y resurrección de Eriksen en la Eurocopa

A los 42 minutos del partido, el 10 de Dinamarca se desplomó en el campo de juego luego de devolver una pelota tras un saque de banda. Ni a punto de morir erró un pase. Eriksen se aferra a su recolección del momento. "Recuerdo que Maehle hace un lateral, la pelota me golpea y la paso con la espinilla. Siento un pequeño calambre en la pantorrilla y entonces, (chasquea los dedos) me voy”, contaba seis meses después en la TV danesa. Era su primera entrevista tras el colapso.

Simon Kjaer, el capitán de Dinamarca, fue uno de los primeros en comprender que su amigo sufría un problema grave. Convocó a los médicos, le dio los primeros auxilios a Eriksen, organizó a sus shockeados compañeros para cubrir los trabajos de reanimación y consoló a Sabrina, la mujer del colapsado. Todo en cuestión de minutos.

Eriksen no supo nada de todo esto hasta un tiempo después cuando se animó a ver las imágenes de su incidente y, de a poco, fue escuchando lo que vivieron sus compañeros y familiares. Su memoria de aquel día es muy detallada, pero hay un hueco que no consigue llenar. "Lo recuerdo todo. Salvo esos minutos en los que estuve en el Cielo", admite.

“Cuando desperté por la reanimación fue como despertar de un sueño. Estaba muy lejos. Pero no recuerdo nada, a veces en los sueños recuerdas algo", afirma Eriksen. Su primera sensación después de esos dramáticos minutos en negro es confusa. "Cuando me despierto estoy de espaldas. Siento que están presionando sobre mí. Lucho para respirar. Y, entonces, escucho voces débiles y veo a los doctores hablando a mi alrededor", relata.

Su mente, acelerada, intenta darle alguna explicación a lo que le sucede. "Pienso: no puedo ser yo el que está tirado acá. Yo estoy sano. Mi primera explicación es que me rompí la espalda. ¿Puedo mover las piernas? ¿Los dedos de los pies? Pienso en pequeñas cosas como esas", revela Eriksen.

Tendido en el suelo, la voz que escucha Eriksen es la de Morten Boesen, médico de la Selección danesa. El doctor seguirá asustado horas después al intentar explicar en conferencia de prensa lo que sucedió. En ese momento, cuando acaban de hacerle al 10 la única reanimación que necesitaron para traerlo de vuelta a la vida, murmura con incredulidad: “Solo tiene 30 años”. Las palabras le devuelven la conciencia a Christian, que pelea por controlar su respiración y entender lo que está pasando. Con las pocas energías que tiene lo corrige: “¡No!, tengo 29”.

Resucitado, las memorias de Eriksen vuelven con él. "No recuerdo los minutos que estuve ido. Recuerdo la atmósfera. Las sábanas blancas con que me cubrían. Miraba hacía arriba y veía a los hinchas cantando. Me llevaron hasta la ambulancia. Eso lo recuerdo claramente". Rodeado por sus compañeros, cubierto por telas y la bandera de Finlandia, para darle algo de intimidad, Chirstian dejó la cancha tratando de comprender la situación. Recién lo entendió dentro del transporte sanitario: "Uno de los paramédicos le pregunta al doctor del equipo, '¿cuánto tiempo se fue?'. '3 ó 4 minutos', le dijo. Ahí me di cuenta de todo”.

Eriksen y el miedo real de no volver a jugar con Dinamarca

En el Parken, el mítico estadio del fútbol danés, los fanáticos se mantenían en vilo por la salud del futbolista. El partido estaba suspendido. Una tribuna gritaba su nombre (¡Christian!) y otra respondía con el apellido (¡Eriksen!). Al rato, las pantallas gigantes mostraron el mensaje esperado. La voz del estadio lo leyó con emoción: "Damas y caballeros. Christian Eriksen está consciente y su condición es estable". En la cancha, y seguramente también en muchos lugares del mundo, los espectadores celebraron la noticia con una cálida ovación.

En la ambulancia, Eriksen tenía pensamientos menos felices. “Pensaba: quédense con mis botines. No voy a volver a jugar al fútbol. Le dije lo mismo a mi novia". Esa resignación inicial, fruto del susto, duró poco. Dos días más tarde, y muchos estudios y charlas con los médicos mediante, la mentalidad del danés cambió por completo. El miedo de no poder volver a jugar se transformó en la obsesión de recuperar su vida completa, en especial como futbolista.

Pero antes de eso, en esos momentos de confusión, minutos después del colapso cardíaco, Eriksen tomó otras decisiones importantes. Desde el vestuario, sus compañeros le hicieron una llamada por FaceTime para confirmar que estaba bien. Incluso, le preguntaron si debían salir a jugar el segundo tiempo. "Voy a estar bien. Voy a salir adelante. Por mí, está bien que sigan jugando", les dijo. Con el tiempo entendió que fue un error:“No debieron seguir jugando. Estaban en un trauma”.

Kjaer, el capitán danés, habló en ese vestuario y tuvo la valentía de admitir que le iba a costar seguir jugando. Un rato más tarde, el partido continuó. El defensor jugó apenas unos minutos y fue reemplazado tras el gol de Finlandia. Dinamarca terminó perdiendo 1-0, mientras Eriksen se recuperaba en un hospital cercano. Tan cercano que, acostado en su cama, podía ver el estadio por la ventana de su habitación. Mientras lo sometían a estudios, preguntó cómo iban y le permitieron ver los últimos 20 minutos del partido en donde murió. Lo empezó como jugador y lo terminó como paciente coronario. "Fue surreal. Era muy extraño para mí estar viéndolo por TV", recuerda.

La Selección danesa se potenció con ese trauma. Tras un comienzo errático se transformó en la revelación del torneo y llegó a semis, donde cayó con cierta injusticia ante Inglaterra. Eriksen siguió cada minuto de esa campaña mientras comenzaba su tratamiento. "Sabrina me decía que no tenía que mirar los partidos, pero no podía dejar de mirarlos. Solo los de Dinamarca, era lo único que me interesaba", cuenta Christian. "Tenía que verlo. Quería ser parte, quería estar ahí", añade.

A Eriksen le costó disfrutar del éxito de sus compañeros. "Fue una lucha. Al principio pensaba 'maldición, están haciendo un gran trabajo y yo no estoy ahí'”. Dinamarca llegó tan lejos en esa Eurocopa que el 10 tuvo tiempo para recuperarse, salir del hospital y visitar la concentración danesa. Era, admite, una situación muy extraña. “Como persona, estaba contento de que lleguen tan lejos. Como jugador quería estar. Podía caminar y sentía que podía correr. Solo tenía una cicatriz en el pecho y un marcapasos. Pero sabía que no iba a poder".

Qatar 2022, el impulso de Eriksen para la recuperación

Los médicos se lo dijeron de forma clara y directa. Tenían que operarlo para implantar en su corazón un dispositivo llamado desfibrilador automático implantable (ICD, por sus siglas en inglés). "No vas a poder vivir sin uno", le dijeron a Eriksen. El aparato se encargará de reiniciar su corazón si vuelve a dejar de latir. Solo hay que cambiarle las baterías cada 10 o 15 años. “Por ahora no tuvo uso y esperemos que no lo tenga (golpea con superstición sobra una mesa de madera). Solo es una medida de seguridad extra", explica.

Recién tres días después del incidente, Eriksen volvió a mostrarse en público. Desde el hospital donde se recuperaba, subió a sus redes una selfie junto a una escueta y divertida leyenda: “Estoy bien teniendo en cuenta las circunstancias”. Luego, se supo que deberían esperar su evolución para saber si podría volver a jugar. Christian encaró su recuperación con una meta clara: "Mi objetivo es jugar el Mundial de Qatar, esa ha sido mi mentalidad todo el tiempo. Otra cosa es que me elijan, pero mi sueño es volver. Así que hasta entonces sólo voy a jugar y a demostrar que volví a estar al mismo nivel".

Los primeros meses de su recuperación fueron los más difíciles. “Estaba feliz por recibir atención pero no me gustaba que fuera por esto. Quería que fuera por hacer un gol contra Finlandia”, afirma Eriksen. “Era asombroso que tanta gente tuviera la necesidad de escribirme y mandarme flores. Pero no esperaba que la gente mande flores porque estuve muerto por 5 minutos", agrega. Lo que más le costaba era adaptarse mentalmente a la nueva situación. "No había ninguna señal de que esto podía pasar. Entonces, ¿Por qué pasó?", se preguntaba con insistencia.

Un tema central era volver a confiar en su cuerpo. No sentir que volvería a fallarle cuando más lo necesitaba. "Al principio, incluso correr en la habitación era un tema". Todo el tiempo le preguntaba a los doctores qué podía hacer y qué no. Cuando volvió a ejercitarse se dio cuenta que todo se trataba de superar la ansiedad que le generaba sentir que se quedaba sin aire, como cuando había vuelto a vivir. "El ICD necesita un tiempo para asentarse. Cuando corría rebotaba un poco. Eso se sentía raro", cuenta Eriksen. La sensación de tener un dispositivo en el cuerpo también fue una barrera a superar. "Ahora que está en su lugar no hay nada que no pueda hacer", agrega.

Con el aval médico, el sueño de jugar el Mundial del año siguiente se transformó en el impulso para volver a ser futbolista: "Cuando pienso en Qatar yo estoy en el equipo nacional. Quiero probar que sí, esto pasó, pero puedo seguir jugando". El incentivo mundialista se mostró poderoso. Poco más de 9 meses más tarde, Eriksen volvió a ponerse la camiseta de Dinamarca. Ingresó en la segunda parte y marcó un gol apenas 2 minutos después. Países Bajos ganó el partido por 4-2 pero eso no le importó a nadie. La vida y el fútbol le dieron una nueva oportunidad que Christian aún aprovecha al máximo.

El deseo de Eriksen: por amor a la vida y al fútbol

En Qatar 2022, Eriksen cumplió el sueño que revivió a su corazón, el deseo de jugar a la pelota que lo acompañó toda su carrera. Ahora, en la Eurocopa 2024, ese deseo de nunca dejar de jugar tendrá una inesperada segunda parte. En aquella primera entrevista tras volver de la muerte, el periodista danés le hizo la pregunta que se hacía buena parte del mundo del fútbol. ¿Por qué correr el riesgo de seguir jugando?

Eriksen respondió sin dudar: "Estoy enamorado para siempre del fútbol. No me puedo ver sin jugar después de que los doctores me dijeron que puedo hacerlo". El respaldo familiar, confirmó su decisión. "Si Sabrina me hubiera dicho que no quería que jugara hubiera sido diferente. Pero está de acuerdo con que vaya al gimnasio y al campo de entrenamiento unas horas. Ella confía en que siempre voy a volver".

Eriksen aprendió ese amor por el fútbol de su padre. Thomas era entrenador en el equipo del pueblo, el Middelfart G&BK, y allí Christian jugó sus primeros partidos. Luego, pasó por las inferiores del OB y empezó a destacarse como un talento creativo poco frecuente en las frías canchas danesas. Es un clásico número 10, un organizador de juego que desde el centro del campo conduce los ataques. Un planificador del gol que florece cuando le dan libertad creativa para encontrar espacios en la defensa rival.

Su habilidad marida con sus aptitudes mentales y tácticas. Se adapta bien a todo sistema y posición, incluso supo brillar jugando por las bandas o como segundo delantero. Su gran visión, su excelente pegada con las dos piernas y su elegante dinámica lo destacaron desde joven. Con el tiempo, le agregó el aplomo del estratega veterano y desarrolló un olfato goleador infrecuente en los mediocampistas.

Jugó su primer partido profesional en Ajax, con 18 años. Estuvo en Ámsterdam tres años, ganó 3 ligas y 1 copa. Ese 2010, además, recibió su primera citación a la Selección. Se presentó en un amistoso ante Austria y se transformó en el debutante más joven desde Michael Laudrup. Poco después, Morten Olsen lo confirmó en el elenco estable y lo convocó para el Mundial de 2010. Fue el jugador más joven en participar de esa Copa del Mundo en Sudáfrica. Aunque a Dinamarca no le fue bien, quedó afuera en primera ronda, Eriksen tuvo minutos para mostrar su talento.

A los 21 ya estaba jugando en la Premier League, la meca del fútbol para los daneses. Lo mejor de su juego se vio en ese Tottenham. Hizo todo lo que anticipaba y más. Tras llevar al equipo hasta la final de la Champions de 2019, pasó a Inter y fue campeón en Italia. Luego del incidente cardíaco supo que tendría que buscarse un nuevo club. "Estoy desempleado por primera vez en mi vida. Hago bromas sobre eso", admitía. Las reglas de la Serie A prohíben jugar con un dispositivo como el que lleva implantado junto al corazón.

Eriksen, Dinamarca y la Eurocopa, otra vez

"No tengo miedo de que vuelva a pasar. Pero si pasa de nuevo tengo al ICD que me va a ayudar enseguida. La gente puede dejar de preocuparse porque no planeo colapsar de nuevo", decía Eriksen cuando se supo que quería volver a jugar. Para recuperar su camino como futbolista decidió volvió a sus orígenes.

Eligió su primer hogar para renacer, la academia juvenil del OB. Allí comenzó a entrenarse por su cuenta, 6 meses después de desplomarse. En enero de 2022, cuando muchos dudaban que podría volver a jugar, Brentford, un club con mucha presencia danesa que peleaba la permanencia en la Premier inglesa, le dio la chance de confirmar su recuperación. Firmó un contrato corto, hasta final de esa temporada, para demostrar que estaba listo para la alta competencia. Fue clave que el DT de ese equipo fuera Thomas Frank, su antiguo entrenador en las juveniles danesas.

A finales de febrero, días antes de regresar a jugar con la Selección de Dinamarca, Eriksen volvió a ser futbolista. El momento emotivo tuvo a la casualidad de su lado. Ingresó en lugar de su compatriota, Mathias Jensen, quién lo había reemplazado el día que murió por unos minutos, 9 meses antes. Brentford perdió ante Newcastle pero Christian había ganado. Se encargó de devolverles pronto el favor. En abril, hizo un gol y su equipo ganó el clásico del oeste de Londres ante Chelsea, por primera vez desde 1939. Así encaminó la permanencia que consiguieron con mucho margen.

Eriksen regresó al fútbol en tan buen nivel que Manchester United decididió ficharlo. Lleva dos temporadas, y dos títulos, como un recambio de lujo para los Diablos Rojos. Es uno de sus jugadores más regulares y uno de los más queridos por el público en Old Trafford.

Cumplida su vuelta al fútbol, Eriksen también cumplió el sueño de jugar en Qatar 2022. Pero el sueño se transformó en pesadilla muy rápido. El equipo de Kasper Hjulmand llegó con ciertas expectativas pero se fue del torneo con apenas 1 punto. Fue la peor actuación de Dinamarca en un Mundial, solo igualaron sin goles ante Túnez para luego quedar eliminados tras perder ante Francia (1-2) y Australia (0-1). Christian fue titular en los tres juegos y hasta llevó la cinta de capitán en la jornada final. No alcanzó con su presencia para encausar el juego de un conjunto que nunca pudo mostrar, en la cita máxima, lo que había insinuado en los meses previos.

Como la vida de Eriksen está hecha de segundas oportunidades, no debería sorprender que Hjulmand lo haya incluido en la lista de 26 daneses para la Euro 2024. Merece también tener esta revancha. El 10 de Dinamarca lleva tres años tratando de entender lo que le pasó la última vez que jugó un partido de Eurocopa. Es probable que hoy lo tenga más claro que entonces. Ya confirmó que sigue vigente, que todavía es un futbolista de élite, de Selección. El mensaje que le ofrecieron es claro: la vida hay que vivirla. Eriksen está decidido a hacerlo, hasta el último segundo. En Alemania lo demostrará, una vez más, jugando a la pelota.