España sigue en el diván. Y buscando una salida del atolladero parece cada vez más perdida. Si jugó 45 minutos más que aceptables frente a Suecia en su estreno, ante Polonia apenas si gobernó el partido durante la primera media hora y en cuanto Lewandowski mostró galones le entró el temblor. Falta de liderazgo, sin poder contar ni con Sergio Busquets, nadie toma el mando y Luis Enrique, interventor como pocos desde la banda, no encuentra soluciones al desbarajuste.
España superó el 75 por ciento de la posesión, repitiendo el escenario de su primer partido. España remató el triple que Polonia (seis veces) a puerta y por fallar hasta falló un penalti, pero su imagen global volvió a dejar mucho que desear y evidenció que esta selección puede tener futuro pero mantiene un presente más que dudoso.
España no está, hoy por hoy, entre la aristocracia del futbol europeo. Eso es un hecho. Es un hecho que la Roja que enlazó seis años de ensueño entre 2007 y 2013 ya es solo un recuerdo y que la renovación que se comenzó tras el horroroso Mundial de Brasil en 2014 sigue buscando un destino que no se adivina.
Horas después de que Francia tropezase en Hungría y de que Alemania mostrase su poderío frente a Portugal la Roja volvió a mostrar sus carencias. Falta de contundencia en ataque, esta vez, ante Polonia, también se mostró endeble defensivamente. La candidez de Laporte en el gol de Lewandowski fue fiel reflejo de esa falta de fortaleza física y mental, de dureza, seguridad y convencimiento que tanto echa en falta una España con buenos futbolistas, con un plan que se supone claro pero, a la vez, con una total ausencia de liderazgo que le lastra en el terreno de juego.
Pudo ganar pero no pasó del empate... Y se jugará el pase a octavos en un duelo sin vuelta atrás frente a Eslovaquia. Un empate le podría valer para clasificarse atendiendo a la diferencia de goles, siempre que Polonia no ganase a Suecia, pero si una victoria no le aseguraría el primer puesto que tiene en su mano Suecia (ya clasificada), la derrota le mandaría a casa de manera automática.
El sueño de la Eurocopa parece encaminarse hacia la pesadilla. Un grupo en el que España partía como principal e indudable favorita y que el miércoles puede acabar de la peor manera. Si España, incapaz de ganar a Suecia y Polonia, no logra los tres puntos ante Eslovaquia, una victoria polaca sobre los suecos la dejaría en la calle.
Ésta es la realidad, triste, de una selección sin rumbo.