Resulta complejo entender que tras 15 años de ser el centro de atención y estar acostumbrado al protagonismo, hoy Leo Messi esté resignado a ocupar un lugar secundario.
París Saint-Germain puede golear, ganar con un marcador apretado o incluso perder, que ya no será noticia que el argentino no aparezca entre los autores principales que escribieron la historia del partido.
El clásico de Francia ante el Olympique de Marsella fue una nueva reafirmación de que Leo no tiene el menor interés de asumir las tareas de héroe o figura.
Incluso tuvo la posibilidad de tirar un penalti luego de que le anularon dos goles por fuera de juego, y ni siquiera se acercó al cónclave con Neymar y Mbappé para decidir al ejecutor.
El Parque de los Príncipes ya no lo abuchea como sucedió tras la eliminación de la Champions League a manos del Real Madrid, pero a ‘La Pulga’ parece tenerle sin cuidado agradar con todo y que la tribuna coreé su apellido.
Tres goles en la Ligue 1 y ni un solo tiro libre con destino de red, de esos que eran rutina en el FC Barcelona, resumen hasta cierto punto la pobre temporada del mejor futbolista del mundo que será campeón de Liga en unas semanas con el PSG, título que se daba por descontado con o sin su presencia.
Algunos especialistas concluyen que con la mudanza a París Leo se volvió un futbolista “más cerebral y menos decisivo”, que ahora se dedica solo a asistir (suma 13 pases de gol en Liga) y ya no a marcar los goles determinantes que fueron una constante en su carrera.
Otra de las “explicaciones” sobre el Messi más mundano que se haya visto tiene que ver con la edad. Próximo a cumplir 35 años, se asume que de la noche a la mañana la veteranía opacó a la magia y se acabó el genio.
Sin embargo, se olvida que en su último año con el Barça dominó una vez más LaLiga, consiguió su octavo Pichichi (quinto consecutivo), fue el que más asistencias aportó, y en la Copa del Rey que levantó el equipo brindó una de esas actuaciones memorables. Eso, más la Copa América en la que encabezó todos los rubros para coronarse por fin con la albiceleste.
Para dimensionarlo de mejor manera: el Karim Benzema que lleva por lo menos tres temporadas en una versión superlativa, apenas la pasada estuvo una vez más a la sombra de Messi en LaLiga, así que no parecen ser los 34 años, sencillamente el argentino no se ha encontrado con su futbol en París.
Hace unos días, una periodista argentina entrevistó a Guardiola y le cuestionó sobre el rol actual de Messi, a quien calificó como “más estratégico” y “menos determinante” con relación al jugador que el técnico dirigió en el Barça, y Pep sonrió para responder, “bueno, todos nos hacemos viejos, querida”.
Así las cosas, será la edad, será que no está cómodo con el esquema de Mauricio Pochettino, será que en el PSG no juegan para él como sí lo hacían en el Barcelona o será una suma de todas las anteriores, lo cierto es que Leo tendrá una segunda temporada de revancha con los parisinos, la cual arrancará antes del Mundial, y no puede permitirse seguir como actor de reparto.
Aunque suene paradójico, si se concreta la marcha de Mbappé al Real Madrid eso le puede beneficiar a Leo, que ya tiene una sociedad estructurada con Neymar e integrarían a un delantero más, pero el equipo ya no jugaría en función de la joya francesa.
Hoy a Messi no le interesa el rol protagónico, pero más tarde que temprano tendrá que volver a asumirlo al ser parte de su historia, su esencia y grandeza.