En apenas tres partidos, Mauricio Pochettino se atrevió a hacer algo que ningún entrenador en la carrera de Lionel Messi hizo: sacarlo del campo en un partido que estaba por vivir sus minutos decisivos.
De forma inverosímil, el técnico del París Saint-Germain optó por prescindir de Leo cuando el duelo ante el Lyon iba 1-1 y al tiempo de juego le restaba un cuarto de hora.
El gesto con el que el futbolista desaprueba la decisión de su paisano de inmediato le dio la vuelta al mundo y se advierte hasta normal... Messi nunca ha sido ni será un espectador de lujo, así que si no está lesionado, no se entiende bajo qué argumento se le puede mandar a la banca.
La osadía de Pochettino es grande y de inmediato ya palpó que con Leo no van ese tipo de decisiones, más allá de que abundarán los argumentos en el sentido de que el estratega está en todo su derecho de realizar los movimientos que mejor considere.
Aquí nadie está poniendo en tela de juicio la autoridad de Pochettino; sin embargo, él debe ser el primero en entender que no está tratando con un jugador más, y tan solo por ese factor, es inadmisible que su primera opción de cambio en un encuentro abierto sea retirar del campo a Messi.
En el análisis simplista se dirá que el PSG ganó sin Leo en la cancha, más allá de que el 2-1 se trató de un cabezazo de último minuto de Mauro Icardi que nada tiene que ver con la ausencia del ‘30’.
Fue apenas el tercer juego de Messi con su nuevo equipo (24 minutos en el primero, 90 en el segundo y 74 ahora) y la exigencia ya es mayúscula para que él y el resto de las estrellas del club funcionen como si se tratara de un ‘11’ de videojuego.
El argentino no jugó mal ante el Lyon, con un primer tiempo en el que se quedó muy cerca de estrenarse como goleador, primero en una gran combinación con Neymar que le dejó el gol en bandeja con una ‘pisadita’ que Leo erró, y después mediante un tiro libre que estrelló en la horquilla.
En el complemento, antes de que Pochettino lo sacara, ciertamente Messi y el resto del PSG lucían impotentes, pero es de sobra conocido que en cualquier momento es capaz de cambiar un partido, situación en la que el entrenador no reparó.
Es inédito ver a Messi salir de la cancha si no es por una lesión o para ser aplaudido en un juego resuelto, y todavía más novedoso presenciar un enojo público hacia el entrenador.
Primera y ¿última, Pochettino? No hay mucho misterio en esto: A Messi no se le toca. Simple.