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Roman Abramovich vendió Chelsea, pero ¿cuál es su legado en el club y en Inglaterra?

Comenzó en el anonimato y terminó en la infamia. Casi nadie en el mundo del fútbol había oído hablar del oligarca ruso Roman Abramovich antes de que adquiriera el Chelsea en 2003, pero se convirtió en el propietario más exitoso y polémico de las dos últimas décadas en la Premier League antes de que el gobierno del Reino Unido lo obligara a vender el club debido sus vínculos con el presidente ruso Vladimir Putin.

Abramovich gastó más de £2000 millones en fichajes y otras £90 millones en la contratación y el despido de entrenadores, ya que un total de 13 hombres vinieron y se fueron para sumar 15 diferentes ciclos de gestión, ignorando por completo la clásica regla que sugería que la estabilidad en el banco era la base de una dinastía duradera.

Chelsea había ganado títulos de forma intermitente en el pasado -un solitario título de la Primera División en 1955, la Recopa de la UEFA en 1971 y tres FA Cups entre 1970 y 2000, entre otros- pero Abramovich lo convirtió en el nuevo rico del fútbol inglés. Con cinco títulos de la Premier League, cinco FA Cups, tres Copas de la Liga, dos Champions League, dos Europa League, dos Community Shields, una Supercopa y, por último, el Mundial de Clubes en febrero, su inversión y supervisión ayudaron a convertirlo en una potencia del fútbol moderno, rompiendo el statu quo.

Abramovich no tenía ninguna relación previa con Chelsea antes de 2003 y no se discute que su riqueza proceda de los dividendos y las ventas de activos privatizados adquiridos de la antigua Unión Soviética. El oligarca Boris Berezovsky demandó a Abramovich en 2011 por €5000 millones por lo que, según él, eran ganancias mal habidas por la venta de la empresa petrolera que cofundaron, Sibneft (ahora una filial de Gazprom). Abramovich ganó ese caso en 2012, pero durante el juicio, Jonathan Sumption QC, que actuaba en nombre de Abramovich, admitió que el proceso de subasta de Sibneft "fue fácil de amañar y, de hecho, fue amañado".

Se afirma que algunos de estos acuerdos ayudaron al expresidente ruso Boris Yeltsin a ganar la reelección en 1996, antes de ayudar a mantener a su sucesor, Putin, en el poder. Nada de esto hizo saltar las alarmas en el gobierno del Reino Unido ni en la Premier League en el momento de la adquisición por parte de Abramovich, aunque los clubes rivales -y más tarde, las ligas rivales- empezaron a hacer sonar las alarmas, lo que finalmente llevó a la UEFA a introducir el Juego Limpio Financiero (FFP) en 2010, en un intento de frenar el gasto ilimitado.

La oposición a semejante largueza continuó, pero no fue hasta la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 que el debate sobre la propiedad de Abramovich llegó a boca de todos.

Las decisiones del gobierno del Reino Unido y de la Unión Europea de sancionar a Abramovich por sus continuos vínculos con Putin han planteado preguntas incómodas relacionadas con la propiedad del fútbol y la solidez de los controles de antecedentes de los posibles propietarios.

Publicado por la Oficina de Ejecución de Sanciones Financieras del Tesoro, el documento que explica el razonamiento del gobierno para tomar medidas es tan completo como condenatorio. Luego de esbozar su convicción de que Abramovich "ha tenido una estrecha relación" con Putin "durante décadas", sugiere una amplia gama de actividades cuestionables, incluyendo las empresas vinculadas a Abramovich que reciben exenciones fiscales, la compra y venta de acciones desde y hacia el Estado ruso a tasas favorables y los contratos recibidos en el período previo a la Copa Mundial de la FIFA 2018.

Por ello, se acusa a Abramovich de recibir "un trato preferencial y concesiones de Putin y del Gobierno de Rusia", al tiempo que se le acusa por su participación en la empresa de minería y fabricación de acero Evraz PLC. Esa empresa está acusada de suministrar acero a las fuerzas armadas rusas, que "puede haber sido utilizado en la fabricación de tanques" utilizados en la invasión de Ucrania.

Seguir siendo propietario de Chelsea bajo semejantes sospechas no era una opción realista para Abramovich (a pesar de un breve coqueteo con la idea, mediante un intento fallido de pasar la "administración y el cuidado" de los Blues a los fideicomisarios de Chelsea) y la venta se hizo inevitable. Y, tras un proceso de tres meses, un consorcio liderado por el propietario de los Dodgers de Los Ángeles, Todd Boehly, completó la compra del club por £4250 millones. Pero ¿cuál es el legado que deja Abramovich, tanto para Chelsea como para la Premier League?

El impacto de Abramovich en Chelsea

Cuando Abramovich decidió comprar un equipo inglés en 2003, él y sus asesores elaboraron una lista de cinco clubes: Manchester United, Tottenham, Chelsea, Arsenal y Liverpool. Una fuente cercana a Abramovich en ese momento le dijo a ESPN que se estableció contacto con el presidente de los Spurs, Daniel Levy, mientras que Arsenal le informó a Abramovich que el club no estaba en venta. Liverpool quedó descartado y se consideró que el precio que pedía United, £500 millones, era demasiado alto, pero Abramovich ya tenía Londres en mente, entre otras cosas porque tenía propiedades en Knightsbridge, una de las zonas más ricas de la ciudad.

Chelsea estaba en una situación vulnerable. El entonces director ejecutivo Trevor Birch les dijo a los jugadores antes de su último partido de la temporada 2002-03 que la victoria era fundamental para ayudar al club a evitar la ruina financiera. El extremo danés Jesper Gronkjaer convirtió el gol que aseguró la victoria por 2-1 sobre Liverpool y la clasificación a la Champions League con el cuarto puesto de la liga. Seis semanas después, Abramovich compró el club por £140 millones e inmediatamente empezó a gastar dinero en jugadores de primer nivel para achicar la diferencia con Manchester United y Arsenal.

"El gol de Gronkjaer probablemente sea el más importante en la historia de Chelsea", le dijo a ESPN Kieran Maguire, autor de "El precio del fútbol". "La cuestión es si Abramovich habría comprado el club o no sin la Champions League, pero eso ciertamente ayudó a cerrar el trato. El gasto total en la Premier League en 2002-03 fue de £187 millones. En 2003-04 se duplicó a £390 millones. Después, no volvió a bajar a esos niveles. Abramovich contribuyó no sólo al aumento de las compras de jugadores, sino que también impulsó la aceleración de los salarios".

En el primer verano de Abramovich, Chelsea gastó £113 millones en 10 jugadores, en su mayoría de mayor calibre y prestigio de lo que el club estaba acostumbrado, como Juan Sebastián Verón, Damien Duff y Claude Makelele. El entrenador que heredó Abramovich, Claudio Ranieri, fue despedido al cabo de un año y reemplazado por la estrella emergente de FC Porto, José Mourinho, quien ganó el título en sus dos primeras temporadas, aprovechando el descontento generalizado por la nueva riqueza de Chelsea para crear una intrépida mentalidad de asedio que constituiría la base de futuros éxitos.

Un informe de 2005 de la experta financiera Deloitte, que analizaba el primer año completo de Abramovich en Chelsea, afirmó que la masa salarial del club se había disparado un 110% a £114,8 millones, cifra que, según la firma, era "casi con seguridad" la más alta del fútbol mundial en aquella época. Esa misma temporada, los otros 19 clubes de la primera división inglesa en total gastaron menos que el año anterior en salarios de jugadores.

"Abramovich demostró que se podía perturbar el duopolio existente de United y Arsenal gastando dinero; invirtiendo tanto en técnicos como en jugadores", dijo Maguire. "Además, eso podría dar lugar a una retribución casi inmediata porque empezaron a ganar copas. Hasta cierto punto, eso abrió los ojos de otros posibles inversores, que vieron el glamur de la Premier League y se dieron cuenta de que tal vez podrían hacer algo parecido".

El apoyo de la afición

Aunque Abramovich no tenía ninguna afinidad especial con Chelsea y mantenía una política de casi nunca conceder entrevistas a los medios de comunicación, los aficionados se encariñaron rápidamente con él. David Johnstone es aficionado desde los años '70 y es editor del fanzine "cfcuk". Le comentó a ESPN: "Estuve en Stamford Bridge un par de días después de que comprara el club. Uno de sus hombres de seguridad estaba afuera de la oficina principal. Le pregunté si podía esperar y conocer al propietario. Me dijo 'Sí, pero hagas lo que hagas, no hagas ningún movimiento brusco'.

"El señor Abramovich salió. Estaba con Eugene Tenenbaum [antiguo socio y miembro de la directiva de Chelsea]. Empecé a enunciar mi currículum: el tipo que hace el fanzine de Chelsea, corrí al campo, me incliné y besé los pies de Ruud Gullit y Gianfranco Zola.

"Eugene traducía cada palabra. Le dije: 'Demandé a [el ex propietario de Chelsea] Ken Bates por difamación, y le gané'. Eugene dejó de traducir y dijo: 'Quiero tu número'. El señor Abramovich me tomó cariño. Tuvo la amabilidad de escucharme durante una reunión de 40 minutos con él. Le dije lo que creía que debía hacer con el club. Me he reunido con él unas 50 veces, nunca he sido excluido de su compañía, he bebido con él en el extranjero. Es un tipo fantástico. Todas las personas allegadas a él, que trabajan para él, están tan desoladas por lo ocurrido como yo".

Ese sentimiento caló en una afición que pasó a disfrutar de un éxito sin precedentes, completando el conjunto de todos los trofeos que Chelsea podía ganar. Pero la sanción de Abramovich dejó a los fans en una situación difícil en términos de su apoyo. Fueron criticados por cantar su nombre en los partidos y muchos se sienten privados de un último adiós a un benefactor que, aunque controvertido para el resto, les ha permitido vivir sus sueños deportivos.

Johnstone había planeado una pancarta de 30 por 15 metros para el último partido de la temporada del club contra Watford que decía: "Gracias, Sr. Abramovich. Gracias a usted, ganamos todo". Sin embargo, se retiró a último momento ante la preocupación de altos cargos del club de que pudiera poner en peligro la venta. "La frase utilizada fue 'las negociaciones están en una etapa muy delicada'", dijo Johnstone. "Lo que me gustaría es que salga en el primer partido de la próxima temporada, junto a otro deseando buena suerte a los nuevos propietarios".

Entrada de dinero ruso

El equipo legal de Abramovich había negado durante años cualquier sugerencia de vínculos existentes con Putin, y ha rechazado preguntas sobre el origen de su riqueza. Sucesivos gobiernos británicos le dieron la bienvenida a la inversión rusa en el país, sobre todo en Londres, donde franjas de las viviendas más lujosas de la capital fueron compradas por oligarcas y empresarios. Transparencia Internacional estimó en febrero que sólo desde 2016, £1500 millones en propiedades han sido compradas por rusos acusados de corrupción o de tener vínculos con el Kremlin.

El gobierno se la pasó hablando de la idea de tomar medidas drásticas con respecto a estas cuestionables fuentes de ingreso hasta 2018. Tras la escalada de tensiones entre Rusia y occidente luego del envenenamiento del ex espía ruso, Sergei Skripal, en Salisbury, un número de visas para inversiones de prominentes rusos no fueron renovadas. Abramovich estuvo entre esos inversores, aunque su vocero dijo en ese momento que Abramovich simplemente había retirado su solicitud.

Pero la invasión rusa en Ucrania a comienzos de este año los obligó a repensar su relación y esto envalentonó una vez más a los críticos de Abramovich, muchos de los cuales habían sido silenciados. En el contexto de Chelsea, Abramovich no ayudó con su demora en condenar la guerra, sin siquiera hacer mención de la situación en su declaración del 26 de febrero en la que intentó tomar distancia del Chelsea mientras que retuvo su propiedad, haciendo el traspaso de la "la administración y el cuidado" a los encargados de la fundación benéfica del club.

Fuentes le han comentado a ESPN que estos encargados de la fundación benéfica que eran figuras públicas prominentes que poseían una relación de larga data con el club, no fueron advertidas antes del anuncio que iba a hacer Abramovich y después de asesorarse legalmente, llegaron rápidamente a la conclusión de que manejar uno de los clubes más importantes del mundo era absolutamente inviable. Por lo que salió un segundo anuncio tres días después, en el que Abramovich confirmaba que iba a vender el club y donar las ganancias a las víctimas de la guerra en Ucrania. A medida que la presión política se intensificaba, comenzó a hacerse evidente que esta no iba a ser su decisión, al tiempo que el gobierno británico sancionó a Abramovich, evitando que pudiese beneficiarse financieramente de cualquier bien y definiéndolo como "uno de los pocos oligarcas de la década de 1990 en mantener prominencia bajo el mando de Putin”.

Siguió una condena generalizada hacia Abramovich, y por asociación, hacia el Chelsea, durante el proceso de venta organizado por el banco comercial con base en New York, Raine Group, mientras que el club siguió jugando la temporada bajo una licencia especial que evitó que pudiera realizar la venta de entradas nuevas, forzó el cierre de la tienda y el hotel del club, detuvo las negociaciones de contratos que se estaban llevando a cabo con los jugadores que ya poseían y además prohibió la compra de jugadores nuevos.

Trabajo comunitario

Cualquier evaluación justa acerca de la contribución de Abramovich a Chelsea debería incluir el trabajo comunitario que ha llevado adelante en el detrás de escena. Fuentes le han dicho a ESPN que Abramovich ha estado personalmente involucrado en la campaña del club contra el antisemitismo, mientras que a su vez hizo una cuantiosa donación al Museo de la Guerra Imperial para financiar una exhibición sobre el Holocausto.

Chelsea ha sido ampliamente elogiado por su trabajo caritativo mientras que el club ofreció al staff del Servicio Nacional de Salud el uso libre del hotel del club, Millennium Hotel, en el Stamford Bridge durante la pandemia de COVID-19, y Abramovich siempre realizó el pago completo al staff en vez de implementar el esquema de licencias del gobierno, tal como sí lo hicieron otros clubes de la Premier League – incluyendo a Tottenham y Liverpool.

Pero el mismo día que el Museo de la Guerra Imperial llevó a cabo un evento para reconocer su contribución, Rusia desató la guerra en Ucrania. Abramovich fue excluido de inmediato y su asociación con el museo fue suspendida, tal como sucedió con el centro de rememoración del Holocausto, Yad Vashem.

Las ganancias por la venta

La controversia siguió a Abramovich hasta el final. Uno de los últimos puntos clave en la venta fue saber qué era lo que iba a suceder con los ingresos. La oferta de Boehly rondó los £2.5 mil millones con un compromiso de invertir unos £1.75 mil millones en la siguiente década. El gobierno británico fue inflexible al exigir que los £2.5 mil millones tenían que ser retenidos en fideicomiso y subsiguientemente distribuidos entre las víctimas de la guerra en Ucrania. Los representantes de Abramovich han repetido públicamente que él nunca buscó el reembolso del préstamo de £1.6 mil millones que le debía a él la casa matriz de Chelsea.

Sin embargo, fuentes del Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, han indicado que Abramovich exploró la posibilidad de usar un holding empresarial de su elección. El Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte temió que eso pudiera dar lugar a una movida para que el dinero regresara a manos de Abramovich y se negó a permitir un acuerdo de esa clase.

De todas maneras, en su comunicado de despedida el fin de semana pasado, Abramovich buscó destacar su contribución benéfica como su acto final tras 19 años de altruismo. "Ha sido un gran honor ser parte de este club – quisiera agradecer a todos los jugadores pasados y presentes, al staff, y por supuesto a los fans por estos años increíbles”, dijo. "Me siento orgulloso de que, como resultado de nuestro éxito en conjunto, millones de personas se hayan beneficiado de la nueva fundación benéfica que se está estableciendo. Este es un legado que hemos creado todos juntos”.

El impacto de Abramovich en la Premier League

En 2003, Manchester United y Arsenal habían ganado 10 de los 11 títulos entre ellos desde el inicio de la Premier League en 1992 y habían despedido a otro inversor fuerte que brevemente amenazó a su duopolio.

El empresario industrial, Jack Walker, usó las ganancias de la venta de la compañía metalúrgica familiar para comprar el club de su infancia, los Blackburn Rovers, tomando el control completo en 1991. Walker invirtió fuertemente: Blackburn contrató a la ex leyenda de Liverpool, Kenny Dalglish, como entrenador y logró el ascenso de la segunda división un año después antes de superar el record británico por una transferencia al fichar al delantero, as Alan Shearer, por £3.6m. Blackburn terminó ganando la Premier League en 1995, pero su éxito no duró mucho tiempo; Walker falleció en 2000, su familia fue retirando de la poco el financiamiento y el club descendió tanto que quedó en la League One antes de establecerse en el Championship, donde aún se encuentra el día de hoy.

Arsenal y United reunieron fondos para su éxito financiero de manera convencional en ese momento: ingresos por emisión televisiva, por entradas y actividades comerciales fueron los impulsores claves de su crecimiento, dando lugar a una gran inversión en el escuadrón. Chelsea hizo trizas esta sensibilidad financiera prácticamente de la noche a la mañana.

"Bajo el mando de Abramovich, Chelsea perdió alrededor de £900,000 a la semana, todas las semanas, durante 19 años", dijo Maguire. "Eso alteró el modelo normal de negocios hasta ese momento, que eran las entradas y los derechos de emisión – que escapaban el control de los clubes individuales – y acuerdos comerciales. De repente, tienes a propietarios benefactores que ingresan dinero desde otras fuentes. Lo que hicieron personas como Abramovich fue alertar a la elite existente de que su monopolio se podía ver desafiado y que podían venir personas no sólo a la Premier League, sino que, si alguien entraba en Bilbao en España, o en Hamburgo en Alemania – eso podía cambiar las expectativas de algunos clubes en esos países sobre ser ganadores de trofeos y clasificar para la Champions League, avanzando todas las temporadas.

El fair play financiero

Siete años después de la llegada de Abramovich, la UEFA aprobó la introducción del fair play financiero, un sistema diseñado para evitar que los equipos tomaran un atajo hacia la cima de la tabla europea, restringiendo salarios como un porcentaje de gastos y poniéndole tope a las pérdidas en un período multianual. Pero para 2010, Sheikh Mansour ya había comprado Manchester City en un intento de replicar el avance de Chelsea, y la escala de ingresos televisivos de la Premier League significó que muchos clubes aún disfrutaban de mucha más flexibilidad que sus rivales europeos.

"El razonamiento detrás de la introducción del FPF fue que tenían que limitar los gastos”, dijo Maguire. "No está para limitar las deudas o el movimiento de dinero – que en realidad son las causas por las que los clubes terminan en bancarrota – por lo que creo que el factor Abramovich está definitivamente relacionado con esto”.

El enfoque de Abramovich ha sido, en muchos sentidos, una pesadilla para otros propietarios porque él financió el éxito de manera independiente, absorbió los costos financieros a corto plazo apuntando al éxito eventual y, crucialmente, asistió a los partidos con una regularidad que no ha sido replicada ni por los Kroenke en Arsenal o la familia Glazer en Manchester United, antes de que le retiraran la visa en 2018.

La adquisición de United fue una compra financiada por terceros que genero más deuda al club. Cuando los Kroenke adquirieron la segunda mayoría accionaria de Alisher Usmanov en 2018, pidieron prestado £557m para hacerlo, aunque en ese momento insistieron en que el club no iba a ser responsable de esa deuda.

Abramovich, con un valor estimado de $12.5 mil millones según Bloomberg, no tenía esas preocupaciones. Pero Chelsea tenía dificultades para despegarse de la dependencia de su inversión. Los problemas con la remodelación de Stamford Bridge limitaron los esfuerzos de expiación del club -- Maguire estima que Chelsea gana alrededor de £70m en venta de entradas mientras que Tottenham podría superar los £120m el próximo año tras clasificar a la Champions League – y en diciembre pasado, los balances de cierre de año del club mostraron una pérdida influenciada por la pandemia de £145.6m. Chelsea dijo en ese momento que dependían de Fordstam Limited, la compañía matriz propiedad de Abramovich a la que el club adeudaba £1.6 mil millones, "en el futuro próximo", pero no imaginaban en ese momento lo que seguiría después.

Investigación sobre los fondos de los inversores

El debate sobre los orígenes de la fortuna de Abramovich también ha dado lugar a amplios debates sobre si la Premier League debería ser más rigurosa con respecto a los antecedentes de los nuevos propietarios. La adquisición de Newcastle United en 2021 financiada por el Fondo Público de Inversión de Arabia Saudita volvió a ser analizada como resultado y el gobierno se está moviendo para nombrar un regulador independiente en el fútbol con potestades de amplio alcance, aunque aún indefinidas.

El rol del Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte al asesorar la venta de Chelsea podría ser una experiencia útil de cara al futuro si es que el organismo controlador de este deporte tiene intenciones serias con respecto a implementar exámenes más robustos a los propietarios y directores para evitar que dinero de orígenes dudosos entre en el juego y también para limitar la mala gestión monetaria.

¿Cuál es el legado de Abramovich?

Abramovich ha producido un efecto sísmico en el fútbol inglés. Su persecución incansable de la gloria financiada por el método más agresivo disponible sobresalió en la vanguardia del crecimiento de la Premier League. Obligó a los demás a reinvertir el dinero que la liga estaba generando por medio de los derechos de emisión para sumar mejores jugadores, cambiando sus modelos de negocio para incluir mayores riesgos para mejor o para peor.

Muchos se miraron el ombligo al momento de preguntarse de dónde venía el dinero. La guerra de Putin ha dado lugar a preguntas difíciles por parte de todos, desde cómo es que conseguimos la energía para nuestros hogares, ya que Europa depende del petróleo y del gas ruso, hasta la moralidad que se maneja detrás del deporte que tanto disfrutamos. A finales de este año habrá un Mundial en Qatar que dará lugar a cuestionamientos similares.

Abramovich termina su tiempo como propietario de Chelsea en el exilio, alienado por un mundo que cree que Rusia y sus oligarcas han tenido motivos sospechosos todo el tiempo.

Pero al determinar si es que Abramovich debería ser visto como un discípulo de Putin cuyo dinero ha corrompido el fútbol inglés o como un benefactor con aspiraciones que dieron lugar a que un grupo de seguidores vivieran su sueño dentro de la reglamentación del momento, creo que la respuesta podría ser ambas opciones.