La decisión de Klopp de anunciar en plena temorada su salida del Liverpool permite que ambas partes planifiquen sus respectivos futuros, aunque persiste la incertidumbre sobre la dirección del club.
No hay una buena forma de hacer algo como esto. No existe forma que deje a la afición y a los jugadores sintiéndose como lo quiere Jurgen Klopp: contentos, esperanzados y con energía. Y por eso, el director técnico del Liverpool eligió la forma "menos mala": poniendo la honestidad, transparencia y, sí, la vulnerabilidad en el centro de su mensaje.
La noticia de la decisión de Jurgen Klopp de dejar el Liverpool a la conclusión de la temporada 2023-24 fue informada a los jugadores antes del entrenamiento de la mañana del viernes: los seguidores y el resto del mundo se enteraron poco después a través de un video mensaje. Klopp se lo hizo saber a Fenway Sports Group, empresa dueña del Liverpool, en noviembre pasado con la intención de que empezaran a pensar en la sucesión. Ambos deben haber sabido que la búsqueda de un sucesor (no un sustituto, sino un sucesor, porque sería injusto poner una vara tan alta) necesariamente implicaba que su inminente partida no podía dejarse en secreto por mucho tiempo antes de decírselo al mundo entero para así matar cualquier rumor en su fase embrionaria.
Resultó que el momento de anunciarlo fue el viernes.
"Me... ¿cómo puedo decirlo?... estoy quedando sin energía", afirmó Klopp. "Obviamente, no tengo problemas ahora... Me siento totalmente bien. Sé que no puedo hacer este trabajo una, otra y otra vez. Después de los años... que hemos pasado juntos y después de todo lo que hemos vivido juntos... lo menos que les debo es la verdad... y esa es la verdad".
El ego impulsa a los líderes, incluso a los más discretos. La confianza en sí mismos y fuerza interior que transmiten son fundamentales para conseguir sumar la voluntad de todos; bien sean dueños multimillonarios, futbolistas millonarios veinteañeros o la afición que lo paga todo. Que alguien se enfrente al hecho de que no es un superhumano y que la batería empieza a agotarse, es muestra de vulnerabilidad y humanidad. Y en un mundo machista donde la salud mental ha sido descuidada por largo tiempo, las palabras de Klopp hablan de otros temas, tales como el equilibrio entre vida privada y trabajo y el autocuidado. En ese sentido, es tan moderno y vanguardista como cualquier hombre de fútbol.
La sinopsis de la carrera de Klopp es que éste terminó con la espera de 30 años por un título de liga, alzando el trofeo de la Premier League en 2019-20. Una sequía de tres décadas en las cuales el Manchester United, los archirrivales a menos de una hora de distancia, ganaron 13 títulos de Premier League y, en las palabras de su legendario entrenador Sir Alex Ferguson, "derribó al Liverpool de su p--- percha". La hazaña se produjo con el telón de fondo de un Manchester City dominante y con mejores recursos económicos, que había alzado dos títulos de liga inmediatamente antes y ganaría tres campeonatos seguidos después. El primer título liguero del Liverpool llegó en plena pandemia del COVID-19; sin embargo, eso no empañó en absoluto la alegría de una hinchada que, hasta entonces, intentaba alcanzar los fantasmas de un pasado glorioso como el club más exitoso de Inglaterra.
La personalidad altamente carismática de Klopp lo convirtió en héroe popular, pero detrás de ella había una tonelada de trabajo duro y serio que le dio al club la estabilidad y consistencia deportiva de la que carecieron por tanto tiempo. Guio al Liverpool a tres finales de Champions League, alzando la "Orejona" en 2018-19 y terminó entre los cuatro mejores durante seis temporadas consecutivas, hazaña que no había ocurrido desde los días gloriosos de Ian Rush, Graeme Souness y "El Rey" Kenny Dalglish 30 años antes.
Pero este viernes, Klopp se comparó a un auto deportivo que sigue siendo capaz de alcanzar 290 kilómetros por hora, pero con un tanque de gasolina a punto de quedarse vacío. Él es el único que lo puede ver y por respeto al fútbol, a sus seres queridos, empleadores, jugadores y aficionados, debe detenerse en la zona de descanso de la autopista todo el tiempo que sea necesario y echar gasolina de alto octanaje.
Klopp seguirá en el banquillo de Anfield hasta la conclusión de la temporada, y se esforzó para reiterar a los seguidores de los Reds que no flaqueará en absoluto. Aún queda mucho por jugar: el Liverpool es puntero de la Premier League, se enfrentará al Chelsea en Wembley en la final de la League Cup, se mantienen con vida en la FA Cup y Europa League... y afirma que tiene todo lo necesario para dar su máximo esfuerzo de aquí al final de la campaña.
Nadie le reprochará su decisión de marcharse (tanto del club como de los dos últimos años de su principesco contrato), pero es inevitable que los aficionados del Liverpool se hundirán en la angustia que llega con el fin de una era.
El sismómetro de salidas de directores técnicos registra que la renuncia del técnico alemán es la más importante desde que Ferguson partiera del Manchester Unioted en 2013, aunque con algunas diferencias importantes. Sir Alex tenía 72 años en aquel momento (Klopp tiene 56); tenía tiempo dando señas telegráficas de su retiro; fue oficializado en mayo después que el United se coronó campeón de liga y su sucesor elegido a mano (David Moyes) fue confirmado al día siguiente.
Comparativamente hablando, se trata de un shock sorpresivo a lo más profundo del corazón rojo del Liverpool, aunque si somos justos, el final de esta era es un proceso que (siendo justos) ya había empezado.
El grupo que hizo historia de la mano de Klopp ya había empezado a disolverse. Los arquitectos de la gerencia responsables de formar la plantilla (el director deportivo Michael Edwards y su sucesor Julian Ward) salieron del club. Al igual que las figuras Georginio Wijnaldum, Sadio Mané, Fabinho, Roberto Firmino, James Milner y Jordan Henderson.
Aún quedan decisiones por tomar con respecto a otras dos figuras cuyos contratos se vencerán a la conclusión de la próxima campaña: el zaguero de 32 años Virgil van Dijk (que ha sido uno de los mejores defensores del fútbol mundial desde su llegada a Anfield en 2018) y el delantero de clase mundial Mohamed Salah (31 años). Todo ello con el fondo de una situación accionaria aparentemente poco sólida.
John W. Henry y Tom Werner, los hombres que fundaron Fenway Sports Group, tienen 73 y 74 años respectivamente. Hace poco más de un año, contrataron a Goldman Sachs y Morgan Stanley para conseguir inversionistas externos. Desde entonces han afirmado que están completamente comprometidos con el club y que no tienen planes de vender; sin embargo, en el mundo cínico del negocio del deporte, una vez que dices que piensas vender, aunque sea una parte, es imposible cerrar la caja de Pandora.
Los cambios son inevitables en el deporte. Los jugadores envejecen, los ejecutivos se van y pronto, también lo hará el técnico que formó la versión más reciente de una gran plantilla del Liverpool.
El cambio también asusta. Considerando la personalidad de Klopp y su relación con jugadores y aficionados, hay poco riesgo de que se convierta en figura irrelevante. Pero tendrán que encontrar un nuevo director técnico y encontrar la forma de hacerlo sin desestabilizar el resto de una campaña en la que se mantienen jugando por todo.
¿Es posible que los Reds ya hayan asegurado los servicios de un nuevo entrenador y que lo mantienen en secreto por respeto a su club actual? Y ¿quizás la razón por la cual Klopp hizo su anuncio hoy es que están a punto de anunciar su sucesor? ¿Ese sucesor podría ser el ex mediocampista del Liverpool Xabi Alonso, que actualmente arrasa en la Bundesliga con Bayer Leverkusen y quien, como es del conocimiento de todos, no se irá al Real Madrid este verano tras la renovación de Carlo Ancelotti?
Quizás. (Por si sirve de algo, Xabi Alonso compareció en rueda de prensa pocas horas después del anuncio de Klopp, afirmando que en este momento se sentía contento donde estaba y que no pensaba en el futuro). Pero en el fútbol moderno, sería casi inaudito que un club de la magnitud del Liverpool se moviera tan discretamente.
El DT de Real Madrid habló en la previa al choque ante Las Palmas por LaLiga.
En todo caso, esa es la clase de rumores y murmullos que acompañarán al club en los próximos meses y eso creará una nueva oleada de angustia. A los clubes con visión de futuro les gusta planificar (el Liverpool siempre lo ha hecho con Klopp), pero no puedes planificar con toda eficacia lo que harás en el verano en lo que se refiere a los jugadores que vas a fichar, los contratos que vas a renovar, cuando no sabes quién dirigirá al plantel.
A la vez que el club ha renovado talentos en los últimos mercados de fichajes (Darwin Núñez, Dominik Szoboszlai, Alexis Mac Allister, Luis Díaz, Cody Gakpo) y se consolidan jóvenes talentosos (Curtis Jones, Harvey Elliott, Jarell Quansah), hay grandes decisiones por tomar, comenzando con Van Dijk y Salah hasta la definición de los tentativos fichajes y bajas.
El último miembro del grupo que devolvió la grandeza al Liverpool está a punto de partir. Ojalá que él y los aficionados del Liverpool puedan dejar a un lado los temores al futuro y concentrarse en hacer sus últimos meses en Anfield tan exitosos y emocionantes como sea posible. Porque, tal y como escribió Eckhard Tolle en "El Poder del Ahora": no puedes controlar el pasado y no puedes controlar el futuro. Sólo puedes controlar el presente.
El presente es Klopp, y eso es bueno. Disfrútenlo.