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Por qué Pochettino se fue de Chelsea y qué dice eso sobre el club

Nada resume mejor la frenética mentalidad de Chelsea que el hecho de que un fichaje que en un principio no querían hacer, acabara siendo nombrado Jugador del Año. El notable surgimiento de Cole Palmer en Stamford Bridge fue uno de los pocos hitos que el entrenador Mauricio Pochettino puede contemplar con orgullo mientras considera su próximo paso en el fútbol tras su salida de los Blues el martes por consentimiento mutuo.

La reputación de Pochettino en el desarrollo de jugadores jóvenes fue una de las razones por las que consiguió el puesto el verano pasado, y el progreso de Palmer superó todas las expectativas, ya que terminó la campaña con 22 goles y 11 asistencias en 34 partidos de la Premier League, sólo superado por Erling Haaland en la carrera por la Bota de Oro.

Sin embargo, algunas fuentes le han señalado a ESPN que Palmer no estuvo en los planes de Chelsea hasta los últimos días de la ventana de pases de verano, una vez que fracasaron otras dos operaciones. Los Blues intentaron activar la cláusula de rescisión de 35 millones de libras de Michael Olise en Crystal Palace, con la esperanza de que pudiera hacerse de forma unilateral. De hecho, las condiciones obligaban a los representantes del jugador a informar al Palace sobre su deseo de marcharse y acordar la rescisión de su contrato. En medio de la confusión, Palace acordó una renovación de contrato con Olise con mejores condiciones y el jugador decidió quedarse en Selhurst Park. Según algunas fuentes, Chelsea también intentó hacerse con los servicios de Mohammed Kudus, de Ajax, pero West Ham United ya había avanzado lo suficiente en sus negociaciones como para cerrar el pase por 38 millones de libras el 28 de agosto.

A esas alturas, el desacuerdo de Palmer con el entrenador de City, Pep Guardiola, sobre dónde debería jugar -Palmer quería salir en préstamo para favorecer su desarrollo, Guardiola prefería que se quedara con el equipo o se marchara permanentemente- se había difundido en los círculos más íntimos del fútbol. Algunas fuentes le señalaron a ESPN que Brighton & Hove Albion estaba hablando con Palmer y City sobre un acuerdo, mientras que West Ham también había mostrado interés. Ambos clubes creían que el acuerdo podría cerrarse en torno a las £25 millones. Al final, Chelsea ofreció £42,5 millones, de las que sólo £2,5 millones correspondían a primas por rendimiento, para incorporar a Palmer el 1 de septiembre.

Nadie puede cuestionar el acierto del fichaje de Palmer, pero la metodología pone de manifiesto una estrategia de trabajo para conformar el plantel que a Pochettino le resultaba difícil. Todd Boehly y Clearlake Capital han demostrado una gran ambición desde que adquirieron el club hace casi dos años, comprometiendo más de mil millones de libras en nuevos fichajes y priorizando la búsqueda de algunos de los jóvenes talentos más prometedores del mundo. El fichaje de Estevao Willian esta misma semana -un adolescente que no se incorporará al club hasta 2025- por £29 millones iniciales resalta que el compromiso sigue siendo inquebrantable.

Pero el hecho de que estén buscando un cuarto entrenador permanente en dos años sugiere que Chelsea es un club cuya estructura sigue siendo problemática, y que aún no ha encontrado un entrenador capaz de prosperar en el entorno que han creado.

Chelsea aprendió algunas cosas de su desafortunada gira de pretemporada por Estados Unidos en 2022. El entrenador de aquel entonces, Thomas Tuchel, no tardó en quejarse de un programa agotador que llevó a los Blues por todas las zonas horarias de Estados Unidos y los dejó, en su opinión, muy mal preparados para la nueva temporada de la Premier League. Un año más tarde, Pochettino se ahorró semejantes tiempos de viaje, ya que el club se quedó cerca de la costa este, pero aun así estuvieron mucho tiempo fuera; más de dos semanas jugando cinco partidos.

Algunas fuentes le informaron a ESPN que Pochettino cambió el itinerario del plantel en más de una ocasión con poca antelación, algo que no es del todo infrecuente en las giras de pretemporada, pero que sigue siendo indicativo de que las exigencias eran diferentes de las que él esperaba. En un momento dado, les dio un día más de descanso para bajar la intensidad.

Las fuentes también dicen que Pochettino fue consultado sobre la política de fichajes, pero, como indicó una de ellas, "no era más que una voz en la sala". Los copropietarios de los Blues, Boehly y Behdad Eghbali, de Clearlake, junto con los codirectores deportivos Paul Winstanley y Laurence Stuart, manifiestan sus opiniones, al tiempo que el club se ha orientado cada vez más hacia el uso de análisis de datos para fundamentar su estrategia. Esos datos no tardarían en acudir en ayuda de Pochettino. Al principio hubo destellos prometedores, pero los Blues arrancaron lentamente, y su única victoria de liga en los dos primeros meses de la temporada llegó en casa ante el recién ascendido Luton Town.

A continuación, el equipo se mostró irregular. Una victoria por 4-1 ante un Tottenham Hotspur con nueve hombres precedió a un meritorio y muy entretenido empate 4-4 con Manchester City. Sin embargo, estas exhibiciones fueron seguidas por una triste derrota por 4-1 ante en Newcastle United. Para cuando cayó por 2-1 en Wolverhampton Wanderers en diciembre, Chelsea estaba décimo en la tabla.

Sin embargo, fuentes le comentaron a ESPN que, en ese momento, internamente la opinión de Pochettino era positiva. El club tenía datos que sugerían que los resultados no eran indicativos del nivel de rendimiento durante la primera mitad de la campaña. Las fuentes añadieron que también había un deseo de revisar el equipo médico de Cobham ante una lista de lesiones desastrosa que había privado a Pochettino de muchos jugadores del primer equipo. Una fuente sugirió que Pochettino ni siquiera había podido entrenar con su once preferido durante varios meses en el cargo, lo que también se consideraba un atenuante para el decepcionante total de puntos del equipo.

Pero hubo diferencias de opinión en otras partes. Fuentes le comentaron a ESPN que el rol de Conor Gallagher en el club se convirtió en una cuestión cada vez más compleja. Aunque Chelsea ha negado repetidamente cualquier cuestión con respecto al cumplimiento de las Reglas de Rentabilidad y Sostenibilidad (PSR) -- señalando alrededor de £400m ingresados por medio de partidas de jugadores para compensar parcialmente las £1 mil millones en gastos – tienen pocos jugadores que podrían transferir por pura cuestión de ganancias bajo la reglamentación de la PSR a fin de contar con fondos para gastos futuros.

Gallagher es uno de esos. El club logró pocos avances en las negociaciones por el contrato del futbolista de 24 años, cuyo pase estaba valuado alrededor de las £50m -- una cifra que alejó a unos cuantos clubes interesados, incluyendo a Tottenham, durante la ventana de pases de enero. De todas maneras, mientras que Chelsea continuó permitiendo que Gallagher dilatara su acuerdo, el mediocampista se convirtió en una pieza clave para Pochettino, uno de los pocos jugadores sobre los cuales se podía recostar tanto en cuanto a disponibilidad como en cuanto a consistencia. Con el capitán del club, Reece James, regularmente fuera debido a lesiones, Gallagher comenzó a colocarse la banda de capitán sobre una base regular.

Pochettino nunca logró sentir el apoyo incondicional de los seguidores de Chelsea. Una derrota en el partido de ida de la semifinal de la Carabao Cup ante el equipo de la Championship, Middlesbrough, fue memorable por la descontenta reacción de los fanáticos de los Blues que viajaron para ver el partido cuando sonó el silbato del final del partido, descargando su furia tras otra actuación pobre en una derrota por 1-0. En más de una oportunidad intentó disfrutar de los pocos momentos de alegría al final de los partidos locales; superando a Newcastle por penales al inicio de la competencia, y el caótico triunfo por 4-3 ante Manchester United en abril cuando Chelsea se recuperó de un 3-2 abajo en el minuto 99 para registrar la victoria más tardía en la historia de la Premier League. Pero sus cinco años y medio con Tottenham, sus rivales en Londres, significaron que Pochettino siempre estuviera enfrentando una batalla cuesta arriba para lograr que los fanáticos de Chelsea tuvieran paciencia al estar acostumbrados al éxito inmediato, esperando que eso continuara así, aunque la era de Roman Abramovich de la 'victoria a cualquier costo' haya quedado en el pasado.

Fuentes le dijeron a ESPN que se produjo una división entre las figuras senior del club con respecto a la cuestión de si Pochettino debía o no continuar en su cargo. Esto se desarrolló durante la segunda mitad de la temporada y se iba a terminar definiendo en una revisión al final de la temporada, muy parecida a la decisión de despedir a Tuchel después de que los propietarios se embarcaron en una revisión de 100 días tras completar su adquisición. Los comentarios sobre esta división comenzaron a filtrarse en las instalaciones del club en Cobham hasta el punto en el que Pochettino se cansó de los cuestionamientos insistentes sobre su futuro y la falta de apoyo público por parte de la dirigencia.

Pochettino se burló públicamente ante la idea de especialistas en jugadas armadas en febrero. En marzo, Chelsea sumó a Bernardo Cueva como su nuevo entrenador de jugadas armadas proveniente de Brentford. Fuentes le han comentado a ESPN que se cuestionó el carácter de algunas incorporaciones de Chelsea antes del nombramiento de Pochettino. Algunos adentro del club comenzaron a expresar preocupación acerca de la naturaleza frágil de las actuaciones de Chelsea, experimentando dificultades para aguantar posiciones ganadoras que por lo general terminaban viéndose afectadas por errores individuales. Ganar la final de la Carabao Cup en febrero le hubiese dado a Pochettino un trofeo que también lograra ser una evidencia tangible de progreso, pero una serie de chances fallidas ante un equipo debilitado de Liverpool abrió la puerta para que los Blues concedieran en el minuto 118.

La irritación de Pochettino fue en aumento. La lista de lesionados de Chelsea por lo general era de dobles dígitos – el goleador clave, Christopher Nkunku, terminó abriendo dos partidos en toda la temporada – y a mediados de marzo, mostró el programa del partido tras su poco convincente triunfo en los cuartos de final de la FA Cup ante Leicester City para citar a todos los jóvenes en la lista del plantel para desmentir la idea de que tenía muchas opciones.

"La gente dice: 'Es un equipo grande'", se quejaba Pochettino. "¿Pero han visto los nombres? [señalando] Sub-18, Sub-18, Sub-18, Sub-18, Sub-21, Sub-21, Sub-21. Por lo cual, a veces se pueden confundir al decir, ya saben: 'Equipo Grande'.

"¿Saben por qué ponemos tantos aquí? Porque usamos a este muchacho algunos minutos en la Carabao Cup, en la FA Cup o en la Premier League debido a las circunstancias".

Una vez más, una competencia de una copa proporcionó la posibilidad de la salvación, pero en una simetría preocupante para todos los involucrados, se perdieron unas cuantas chances y Man City ganó la semifinal de la FA Cup por 1-0.

Durante las últimas semanas de la temporada, Pochettino ya no podía ocultar su enfado ante la falta de apoyo público. Boehly había hablado acerca del "hermoso fútbol" que Chelsea había jugado en dos partidos y medio ante Aston Villa, Tottenham y West Ham; Eghbali había permanecido en silencio. El 11 de mayo, Pochettino dijo que "no iba a ser el fin del mundo" si dejaba Chelsea en el verano, citando una necesidad de sentirse feliz en el club de cara a los repetidos cuestionamientos acerca de si los propietarios estaban satisfechos con su performance. Y a pesar de que terminaron en sexto lugar por encima de Newcastle y Manchester United, ambas partes decidieron que ya había sido suficiente.

Pochettino cenó con Boehly el pasado viernes, poco antes del último partido de Chelsea ante Bournemouth el domingo en Stamford Bridge, después del cual el argentino no se dirigió a los seguidores de la misma manera en la que otros entrenadores lo hacen.

El lunes, comenzó la revisión de final de temporada del club. Mientras que el entrenador asistente, Jesús Pérez, y otros miembros del staff de entrenadores de Pochettino se fueron de vacaciones, Pochettino se quedó en Londres y se reunió con Eghbali, Winstanley y Stuart. Se comentó que las conversaciones fueron amigables, pero todas las partes reconocieron que se había llegado a un punto final. La genialidad de la declaración del club que siguió el martes reflejó ese sentimiento, con Winstanley y Stuart insistiendo en que Pochettino "siempre iba a ser bienvenido" en Stamford Bridge.

Es probable que él no acepte esa invitación en un futuro cercano. Y en este momento, eso quizá sea lo mejor para todas las partes involucradas.