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El efecto Mourinho: cómo el técnico portugués ha cambiado el rostro del Tottenham

A la hora de evaluar entrenadores y técnicos, tendemos a depender fuertemente de los clichés y estereotipos. Es imposible evitarlo: no contamos con acceso al salón de entrenadores y tampoco nos encontramos expuestos a muchas dinámicas inherentes a los equipos y personal. En consecuencia, tendemos a disponer de frases tales como "es un técnico de pobres" y "ha perdido el vestuario". Acuñamos frases como, por ejemplo, "síndrome del tercer año" para describir cómo un equipo deja de escuchar a su entrenador con el correr del tiempo.

Dichos clichés son utilizados en exceso; no obstante, también existe una razón por la cual se convierten en frases gastadas: con frecuencia, reflejan verdades. Algunas de ellas estaban en lo cierto cuando el Tottenham Hotspur lentamente perdió un nivel de dominio bajo las ordenes del ahora ex Director Técnico Mauricio Pochettino.

Es cierto que Pochettino sufrió, mejor dicho, del síndrome del sexto año (el DT, de hecho, consiguió el mejor ritmo de su club durante su tercera campaña en el Norte de Londres); no obstante, con el tiempo, su equipo perdió drásticamente cualquier conexión con su identidad original y parecía que el esfuerzo y la intensidad tenían algo que ver con ello. Podría decirse que Pochettino perdió el vestuario. Los Spurs ascendieron hasta formar parte de la elite de Europa con un estilo maniático, vertiginoso y agresivo; pero todo se había desvanecido casi por completo al momento de su cesantía en noviembre pasado.

Comparemos algunas estadísticas clave de los 23 partidos finales de liga de los Spurs en la temporada 2016-17 a los 23 últimos encuentros disputados por el club con Pochettino como técnico. La primera muestra representa la cúspide del nivel del Tottenham (los Spurs sumaron 59 unidades en los últimos 23 partidos de dicha campaña, a promedio de 2.57 unidades por compromiso, lo cual arrojaba un total cercano a los 100 puntos en una campaña completa), mientras que la segunda refleja su punto más bajo. Los Spurs solo acumularon 25 puntos al momento del despido del entrenador (promedio: 1.09 por compromiso).

Parecía que estos equipos hubiesen sido entrenados por dos técnicos completamente diferentes y en cierta forma, el Tottenham terminó atrapado entre dos identidades. Mostraron una línea defensiva razonablemente alta pero rara vez presionaban con efectividad. Jugaban un fútbol basado en la posesión el cual, sin la recuperación de balones, realmente no iba a ninguna parte. También se tornaron flojos a la zaga, concediendo más balones y oportunidades de goles de las creadas por ellos. Se convirtieron en un equipo sumamente mediocre.

Pochettino tenía que luchar con distintos problemas causados por las lesiones y el plantel de los Spurs quizás estuvo demasiado estancado en algunas ocasiones. A pesar de ello, al compararlo con el juego tan asertivo que mostraron en la Champions League durante este otoño (sigue siendo un muestreo pequeño, por supuesto; pero lograron promedio de 1.67 puntos por cotejo, 11.2 oportunidades y 9.8 oportunidades permitidas por cada 90 minutos, 3.2 posesiones ganadas en el tercio final), se podría deducir que ese esfuerzo e intensidad eran, al menos, una parte del problema en los partidos de Liga.

También podría deducirse que esos mismos problemas han sido reducidos al mínimo desde la contratación de José Mourinho como reemplazo de Pochettino.

Mourinho fue una especie de francotirador a sueldo, un entrenador sumamente experto (el Tottenham es su noveno club en 20 temporadas) y el hombre más comúnmente asociado con la frase "síndrome del tercer año". A pesar de ello, Mou sabe bien cómo arreglar un salón y después de tres meses en Londres, parece haber combinado una identidad que muestra los mejores rasgos del plantel de los Spurs y su identidad previa (una delantera activa) junto al pragmatismo que se ha convertido en su tarjeta de presentación. En este punto de su carrera, Mourinho ha renunciado a cualquier identidad de juego basada en la posesión, para crear un ataque basado en la cautela atrás y contraataques explosivos a mitad de cancha.

Mourinho ha hecho cierta experimentación para llegar a este punto. Podríamos decir que estamos presenciando la tercera fase de la primera campaña del técnico luso en el Tottenham y que la cuarta se encuentra justo a la vuelta de la esquina.

Fase 1, del 20 de noviembre al 1 de enero: Todo tiene que ver con la estructura

-8 partidos de Premier League, 2.0 puntos por partido (5 victorias, 1 empate, 2 derrotas)
-2 partidos de Champions League, 1.5 puntos por partido (1 victoria, 1 derrota)

Luego de depender en exceso de Toby Alderweireld y Moussa Sissoko para el control del balón, el primer objetivo de Mourinho como director técnico parecía crear una distribución del balón y estructura más equitativas.

Comparemos los dos mapas de calor hechos por Opta. Dichos mapas nos muestran a los 11 jugadores con mayor cantidad de minutos, junto a su posicionamiento más común. A mayor tamaño del nombre, mayor cantidad de toques.

Estos son los toques hechos por los Spurs durante la época de Pochettino en 2019:

Estos son los toques sumados durante los primeros 10 partidos de Mourinho como DT:

Una mejor estructura, combinada con la mejoría temporal en el nivel de esfuerzo que se asocia típicamente con un cambio de técnico (especialmente a la delantera, por parte del artillero Harry Kane y el volante ofensivo Christian Eriksen) permitieron a los Spurs volver, de forma sumamente rápida, a ser un equipo caracterizado por el sólido ataque, especialmente contra equipos de menor jerarquía. Se impusieron al West Ham United, Bournemouth, Burnley, Brighton, Wolves y al Olympiacos en la Champions League. Pero también cayeron derrotados a manos del Manchester United, Chelsea y Bayern Múnich, y en esos 10 primeros partidos, mientras el entrenador se familiarizaba con sus nuevas tropas, permitieron al menos dos goles en contra en seis ocasiones, algo poco característico en los equipos de Mou.

Posteriormente, Kane y Sissoko cayeron lesionados. Adicionalmente, antes de terminar la ventana de pases de enero, finalmente vendieron a Eriksen al Inter de Milán luego de meses de drama y rumores en torno a una posible operación.

Fase 2, del 01 de enero al 22 de enero: las lesiones bajan el ritmo de los Spurs

-3 partidos de Premier League, 0.3 puntos por partido (1 empate, 2 derrotas)

El incremento de los esfuerzos de Kane a la delantera (pasó de ostentar promedio de 4.0 posesiones ganadas en el tercio final por cada 90 minutos a 1.3 bajo las órdenes de Mourinho) ayudaba a llevar al equipo por buen sendero durante el periodo de transición. No obstante, Kane sufrió una grave rotura de tendón en el muslo izquierdo. Asimismo, Sissoko se lesionó una rodilla y los Spurs cayeron ante el Southampton y Liverpool por marcadores idénticos 1-0 antes de terminar cojeando para firmar empate 0-0 con el Watford.

Quizás fue cuestión de suerte que estas molestias físicas se produjeran luego de la apretada agenda de compromisos a finales de diciembre: los Spurs solo disputaron tres cotejos durante los primeros 21 días del mes de enero, lo cual les ayudó a evitar conceder muchos puntos durante este ciclo de pobre nivel, aparte de darle a Mourinho mayor tiempo para obtener algunas respuestas. Parece que ha conseguido algunas.

Fase 3, del 22 de enero al 18 de febrero: El regreso del contraataque

-3 partidos de Premier League, 3.0 puntos por partido (3 victorias)
-2 partidos de FA Cup (1 victoria, 1 empate)

La ofensiva del Tottenham ha regresado. En los cinco partidos disputados a partir del triunfo 2-1 de los Spurs sobre el Norwich el 22 de enero pasado, el club ha sumado 11 tantos. Se impusieron 3-2 al Southampton en un compromiso de cuarta ronda de la FA Cup, dieron la sorpresa al vencer 2-0 al Manchester City y el domingo pasado, sobrevivieron a los intentos de un agresivo Aston Villa, ganando 3-2 con un tanto convertido en los últimos tramos del partido, autoría del recién descubierto catalizador Son Heung-Min. Son apenas jugó aproximadamente un 63% de los minutos de la Fase 1 antes mencionada; pero en los cinco partidos más recientes ha participado en todos los segundos posibles, anotando 6 de los 11 goles de su equipo y aportando un centro de gravedad con el cual no habían contado los Spurs desde que se produjo la ausencia inmediata de Kane.

La siguiente ilustración nos muestra los toques hechos por los Spurs en estos cinco cotejos:

El ritmo puro mostrado por Son le ha permitido a Mourinho jugar siendo fiel a sus instintos básicos, manteniendo a sus jugadores en áreas profundas, creando espacios para la contra. Y con una mayor participación de los volantes activos Harry Winks y Giovani Lo Celso, los Spurs intentan dominar la mitad del terreno mientras ceden a los extremos.

Bueno, lo intentaban. En la jornada del martes, el club anunció que Son sufrió una fractura en su brazo derecho en el partido contra Aston Villa, lesión que le podría costar el resto de la temporada, según ha informado su representante.

La Fase 4 comenzará este miércoles

Ahora, ¿qué viene? ¿Mourinho intentará mostrar esa misma identidad táctica, aunque con la presencia del veterano Erik Lamela o el joven de 22 años Steven Bergwijn como extremo en vez de Son? ¿Intentará desplegar más a su volante ofensivo Dele Alli o a Lo Celso, de quien llegó a decir "Creo que ahora el puede jugar donde sea" apenas la semana pasada? ¿Intentará hacer algo completamente diferente? Mou no dispone de mucho tiempo para conseguir una respuesta creativa, porque los Spurs comenzarán este miércoles su paso por octavos de final de Champions League.

Era sumamente sencillo entender que los dos principales objetivos de Mourinho para la temporada 2019-20 serían: (1) hacer que los Spurs vuelvan a una posición en la Premier League que les haga clasificar para la próxima edición de la Champions; y (2) seguir avanzando en la Champions League de este año.

En lo que respecta al primer objetivo, los Spurs han ascendido hasta el quinto puesto de la Premier League, apenas a una unidad del Chelsea, dueño del cuarto lugar, y han disputado la totalidad de los cuatro compromisos contra los dos mejores clubes de la competición (Liverpool y Manchester City). Gracias a la sanción impuesta recientemente por la UEFA al City, la cual les mantendrá alejados de torneos paneuropeos durante los próximos dos años, ahora el Tottenham tiene 49% de probabilidades de clasificar a la Champions League, según los ratings de clubes de fútbol de FiveThirtyEight, una sustancial mejora con respecto al 18% que tenían a mediados de noviembre. Ese 49% no tomó en cuenta la lesión de Son, pero siendo optimistas, hay que recordar que el 18% no fue influido por Kane ni Sissoko.

Sin embargo, esos mismos ratings les dan apenas un 34% de probabilidades de superar al RB Leipzig en octavos de final en la edición de este año. Actualmente, el Tottenham ocupa la posición 18 entre todos los clubes objeto de la muestra, mientras que el Leipzig superó al Chelsea para ubicarse en la séptima posición.

El partido de este miércoles a disputarse en Londres marcará el tono de esta ronda y es fácil imaginarse un juego del gato y el ratón en desarrollo. A pesar de la presencia de Son, los Spurs permitieron que un Aston Villa que lucha por evitar el descenso controlar 55 por ciento de la posesión en el cotejo del domingo (un 60 por ciento durante los primeros 60 minutos), mientras que, por su parte, el Leipzig ha sido uno de los equipos más dependientes de la posesión en la Champions de este año.

El Bayern disfrutó del 70% de la posesión del esférico en su choque de mediados de diciembre con los Spurs, mientras que el Liverpool y el Manchester City ostentaron cada uno el 67% de la posesión contra Mourinho y compañía en enero pasado. El RB Leipzig no tiene cifras similares en lo que respecta a la posesión, pero sí se les acerca. "Replegarse para luego jugar a la contra" parece ser un método bastante predecible para Mourinho en este caso.

Dicho lo anterior, siento mucha curiosidad por la filosofía que mostrará el Leipzig. Una fase de grupos sumamente accesible para ellos ayudó a sumar esas cifras tan ostentosas en la posesión y en lo que respecta a la Bundesliga, sus estadísticas de posesión del balón se han mantenido en un rango entre 50% y 55%. Mientras tanto, en un empate 0-0 la semana pasada con el Bayern en Múnich (resultado muy importante que les mantuvo reñidos en la tabla de posiciones de la liga alemana), el Leipzig eligió mantenerse replegados, jugar a lo físico y desplegar el contraataque. El Bayern sumó 70% de la posesión en el primer tiempo y completó 341 pases contra 103 del RB Leipzig, mientras que el Leipzig cometió siete faltas mientras intentaba desacelerar el ataque del Bayern.

Fue una mentalidad táctica que habría enorgullecido a Mourinho o al DT del Atlético de Madrid Diego "Cholo" Simeone, y bien estuvo a punto de funcionar. El Leipzig tuvo suerte de ir con el marcador empatado al descanso, pero tomó control total del partido durante los 20 o 25 primeros minutos de la segunda mitad y tuvieron mala fortuna al no aprovechar y tomar ventaja: el líder goleador Timo Werner falló dos oportunidades clave que le habrían servido para darle el liderato a los Red Bulls. (Werner ha caído en una especie de mini mala racha: lleva 13 remates sin éxito en sus cuatro partidos más recientes).

Con la presencia del veloz volante ofensivo Christopher Nkunku y figuras de la talla de Marcel Halstenberg y Marcel Sabitzer, el Leipzig cuenta con un fuerte contraataque. Al solo necesitar de un empate en condición de visitante para tener buenas sensaciones con respecto a sus probabilidades de clasificar en casa durante el partido de vuelta, el RB Leipzig podría intentar ir hacia arriba para aprovechar oportunidades a los extremos, en vez de acaparar la posesión.

Este bien podría ser uno de los enfrentamientos más interesantes de estos octavos de final de Champions League en el aspecto táctico; asimismo, será un momento importantísimo con el fin de determinar nuestro veredicto sobre la primera (o dos tercios de) temporada para Mou en el Norte de Londres.