El 28 de abril de 2012, Carrow Road fue testigo de una de las actuaciones más brillantes de Luis Suárez como futbolista del Liverpool, cuando le hizo tres goles a Norwich, uno de ellos, desde la mitad del campo.
El resultado fue 3-0 para Liverpool ese día o, mejor dicho, fue un Suárez 3-0 Norwich. El salteño abrió el marcador a los 24’ con un buen remate cruzado de pierna zurda, luego de un robo bien alto en la cancha de Steven Gerrard.
Apenas cuatro minutos más tarde, Suárez presionó y recuperó la pelota en campo rival, se la llevó de forma poco explicable -como nos tiene acostumbrados-, y definió con un tiro seco y potente apenas entró al área.
Pero la pesadilla del arquero de Norwich, John Ruddy, no había terminado. Cuando faltaban poco menos de diez minutos, Glen Johnson recuperó la pelota en la línea final junto al arco del equipo Red y la tiró larga para Suárez. El Pistolero, cuándo no, volvió a llevarse el balón haciendo que el rival parezca transparente, la adelantó una vez para quedar algo delante de la línea de mitad de cancha y con una noción de arco ridícula, definió por encima del arquero rival.
Su compañero, Stewart Downing, se acerca a festejar con él con una sonrisa de oreja a oreja, pero pronto entiende que el uruguayo merece los aplausos en soledad. Con la pelota abajo del brazo, Suárez salió ese día de Carrow Road habiendo marcado un gol histórico. No contento con eso, ese mismo año volvería a hacerle tres goles a Norwich en setiembre en el mismo estadio.
Luis Suárez siempre será la pesadilla del equipo auriverde.