Estaba decidido a que nunca más sería rechazado. Tomar una decisión como esta a los 11 años puede ser arriesgado, pero fue un compromiso firme. Y más: volvería y ganaría.
Cuando Matthew, el pequeño Matty, a los 11 años, dejó el entrenamiento de Newcastle y lloró en el automóvil, Sean, su hermano dos años mayor, sintió el golpe y se entristecieron juntos. Sabía lo bueno que era su hermano y también sabía que Middlesbrough e incluso Sunderland, un gran rival, se moverían y darían la oportunidad que Matty estaba buscando. ¿Mencioné aquí que era un niño decidido?
El deporte puede enseñarte cómo ser fuerte y cómo regresar. El gran ejemplo fue dentro de la casa de los hermanos Sean y Matty Longstaff. Su padre, David Longstaff, aparecía ocasionalmente en casa con una copa de campeón, un brazo roto o un hermoso premio individual por su dedicación al hockey sobre hielo. David es un símbolo de este deporte en Inglaterra y también ha jugado con éxito en clubes de Suiza y Suecia.
Pasó el tiempo, y después de rechazar las invitaciones de Newcastle tres o cuatro veces, Matty tuvo otra prueba y pasó. Sean ya estaba allí y lo hizo muy bien con la llegada de Rafa Benítez al club. Las oportunidades en el equipo principal comenzaron a aparecer. El hermano menor llevaba el orgullo y la esperanza de que algún día estaría en el campo con Sean.
Ni siquiera el más optimista y soñador esperaba que en el primer partido los dos fueran titulares en la Premier League y precisamente contra el mayor campeón. El entrenador del Newcastle Steve Bruce compró la idea y subió el mismo apellido dos veces en el centro del campo.
"Me congelé por un segundo. No sabía qué hacer, no sabía si caería de rodillas. Pensé que iba a comenzar a llorar. Tenía que intentar saltar sobre alguien y esconderme un poco. Fue pura felicidad. Creo que fue una sensación mejor que cuando marqué mi primer gol. Él era tan joven y justo en su debut, sabiendo todo lo que pasó para llegar a ese punto", dijo Sean Longstaff a The Telegraph.
Newcastle luchó por alejarse de la zona de descenso, y la victoria sobre el Manchester United, con el único gol del partido anotado por el novato Matty Longstaff, traería un ambiente de trabajo más ligero.
El propio Newcastle les enseñó a los dos a mantenerse fuertes en la pelea. La cabeza de Matty no parece tener lugar para el remordimiento o la angustia que un día salió llorando después de ser despedido. Para él y la familia Longstaff, está claro que cada uno siempre apoyará al otro.