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Bielsa y su vida en Leeds

A Marcelo Alberto Bielsa le dicen Loco porque a los 64 años mantiene muchas de las costumbres que mostró desde que es un personaje público. Quizás ya no trota como lo hacía en el predio de AFA en Ezeiza cuando dirigía a la selección argentina, pero realiza caminatas diarias en Inglaterra. Y, cómo lo hizo en Pinto Durán cuando comandó la Roja chilena, parte suculenta de su arreglo contractual fue que realizaran arreglos en la infraestructura de las sedes de entrenamiento para mejorar la logística y la comodidad de sus jugadores.

Thorp Arch (así se llama el lugar donde entrena Leeds) sufrió grandes modificaciones para mejorar cuestiones de logística y optimizar las labores diarias, concentraciones y planificación previa a los partidos oficiales a pedido de Bielsa. Al mismo tiempo hizo montar una habitación propia con catre, cocina y sala de estar donde suele diagramar sus trabajos. Camas para que los jugadores descansen entre los dobles turnos y área de esparcimiento abastecida con mesa de pool y Play Station fueron algunas de sus peticiones. La piscina que existía también fue refaccionada para la comodidad de los miembros de su plantel, a los que compromete con el cuidado y limpieza de las instalaciones.

Hace poco el medio británico The Sun publicó un relevamiento de la vida cotidiana del rosarino desde que es técnico del Leeds United. Obviamente nada de lujos o esnobismos. Su alto salario en libras no se refleja en su rutina, nunca lo hizo. Eligió para vivir la localidad de Wetherby, un pequeño pueblo en las afueras de Leeds y allí el Loco es un ciudadano más.

Cada día se levanta y carga una mochila con sus pertenencias y sale a con su caminar siempre concentrado desde la modesta y pequeña casa que alquila para evitar los gastos del lujoso hotel cinco estrellas Rudding Park en el que se hospedó no bien arribó.

Son 5 los kilómetros que separan su hogar del complejo deportivo Thorp Arch, más o menos unos 45 minutos de caminata a la ida y otros 45 a la vuelta. Muchas veces suele realizar alguna compra en alguno de los supermercados que tiene de paso (generalmente uno llamado Morrisons o Sainsbury’s) y se mezcla entre los demás consumidores con su ropa del club.

Otras veces mantiene reuniones de trabajo en un reconocido bar llamado Costa Coffee, donde junta a sus asistentes para lo que sea que necesiten intercambiar.

No solicita taxis ni acude a servicios públicos para manejarse dentro de Wetherby, donde prefirió instalarse por la cercanía con el predio del club. De hecho a Bielsa se lo vio pocas veces paseando por la mucho más grande y ruidosa ciudad de Leeds, que alberga el estadio Elland Road. Se inclina por la calma de Wetherby, con sus poco más de 20 mil habitantes, y la movilidad a pie. Algunos periodistas locales intentaron darle aventón, pero no se despega de su sendero y rutina. Incluso informaron que el día que lo vieron en una concesionaria de autos fue porque averiguaba servicios para un amigo y no buscaba un vehículo propio.

Bielsa tampoco descuida su “dieta”. Suele tentarse con alguna harina en la panadería Cooplands y a la hora de comer afuera elige el restó italiano Sant Angelo, que de vez en cuando presenta un espectáculo en vivo y parece ser su lugar predilecto. “Gran parte de esta región es rural y yo soy un hombre de campo en el fondo. Me gusta el fish & chips (pescado y papas fritas, un clásico inglés), pero disfruto más el asado de Argentina”, declaró el argentino en alguna ocasión.

Cuando tiene tiempo libre lo disfruta junto a su esposa, Laura Bracalenti, quien lo acompaña en Europa pese a viajar seguido a Argentina. Y si Marcelo cultiva el perfil bajo, de Laura casi ni se conocen fotos o declaraciones, la única vez que se supo algo de ella fue cuando Bielsa, recién llegado al Lille francés, reconoció que su esposa le recomendó sonreír y mirar a los ojos en las conferencias de prensa. Seguramente este año tuvo muchas razones para hacerle caso.