“Estamos seguros de que llegarán
más títulos con Miguel al frente”.
Santiago Baños, presidente deportivo.
Si tardó el arreglo entre la directiva del América y el entrenador Miguel Herrera no fue por dudas sobre su capacidad. Esa está sobradamente demostrada. Quizá fue el aspecto económico al principio, o en algún momento la incertidumbre de su conducta, que a veces le gana problemas gratis al temperamental entrenador.
Aunque la pandemia detuvo muchas cosas en el planeta (no sólo en el futbol), a nivel de nuestro pequeño microcosmos el asunto de la renovación de contrato del 'Piojo' era un tema pendiente sólo por esos pequeños detalles que siempre surgen en una relación.
El mismo Herrera confesó en ESPN Radio Fórmula que ambos sacrificaron en la negociación porque el tema económico en el futbol mundial cambió y seguirá cambiando tras la pandemia del coronavirus. Y también aceptó que tendrá que controlar su carácter para no cometer algún error grave que le cuesta su privilegiada posición en el equipo con más títulos de Liga del futbol mexicano.
De lo que no tenían dudas ni Santiago Baños ni Miguel Herrera es que ambos querían seguir más tiempo juntos, como la mancuerna exitosa que han sido. Por los resultados de los últimos años, ni duda cabe que Baños ha cumplido como un presidente deportivo exitoso y Miguel ha hecho lo propio desde la banca. Tal vez eso tenga contento al dueño del América, Emilio Azcárraga, que es el fan más fiel del equipo en este país.
En algún momento quizá algunos americanistas convencidos del proyecto de Ricardo Peláez pensarían lo que sucedería tras su renuncia. Nada. En su tiempo, Peláez cumplió algunas exigencias, entregó dos títulos de Liga y dos de Concacaf.
Pero al relevarlo, también Santiago Baños ya lleva varios trofeos (1 liga varonil, 1 liga femenil, una Copa, un Campeón de Campeones).
Una diferencia importante ha sido la estabilidad con Baños. Sólo ha tenido de entrenador a Miguel Herrera. Mientras que con Peláez desfilaron el propio Herrera, Antonio Mohamed, Gustavo Matosas, Nacho Ambriz y Ricardo La Volpe.
Este América, en la oficina y en la cancha, está en buenas manos. Tiene a dos tipos que comulgan con la filosofía de un equipo grande: se comprometen a sacar resultados. Miguel lo hace abiertamente, por el contacto que tiene con los medios, pero desde la oficina Santiago también tiene siempre el propósito de ser campeón. Y no sólo en la Liga. Torneo donde participe el América, el objetivo no cambia: ser el mejor.
Después de su buen trabajo con la selección mexicana y tras ganar la Copa de Oro, Miguel no pudo disfrutar el logro porque se enredó en un problema innecesario que le costó un doloroso y fulminante cese del equipo tricolor. Volvió a tomar un equipo en Tijuana, y aunque el primer semestre fue malo, los dos siguientes, ya con un plantel mejor, fue primero de la tabla en ambos torneos y en la liguilla fue eliminado primero en cuartos de final y luego en semifinal.
Y desde entonces estableció la constante de ser “el entrenador de mínimo 30 puntos” en 17 jornadas. Herrera siempre consigue la clasificación como mínimo. Lleva siete liguillas consecutivas y en el Clausura 2020 estaba en cuarto lugar y también en zona de finales.
En sus cinco años al frente del América (los dos torneos de 2012 y los dos de 2013, además de los últimos seis), el peor lugar obtenido por las Águilas de Herrera es el sexto. Siempre ha entrado a la 'Fiesta Grande'. Una vez súperlider, tres veces segundo, dos veces tercero, dos veces cuarto y una vez quinto.
En otras décadas (la de los 90 no fue buena) el América sufría la falta de estabilidad para armar un proyecto ganador. Ahora, sin ser mejor que los 80, este equipo está ahí, pegado a Tigres, como el mejor equipo de la década, pero con mucha solidez en el proyecto se armonía que normalmente lleva al éxito: con un presidente deportivo y un entrenador a los que les gusta ganar y que su afición les exija resultados.