La cancelación del torneo de Clausura 2020 representó la posibilidad de privar de un título a Cruz Azul. Sí, así hay que establecerlo porque no solamente se trata de números, de sólo mirar la tabla y decir: "estaba ahí arriba, como líder del torneo", sino también de lo que se mostraba y proponía en la cancha. Porque a diferencia del equipo de Caixinha que ganaba y terminó líder, había algo que no terminaba de convencer.
El de Siboldi no solo estaba ganando, sino convencía, le creías. No faltó aquel que dijo o pensó, cuando se suspendió el torneo, que lo mejor era declarar a Cruz Azul campeón con tan sólo 10 fechas jugadas, pues si se reanudaba el equipo se caería y más en la Liguilla. Cuando hoy veo a Cruz Azul jugar en el torneo Por México, me convenzo que este equipo no se iba a caer, que este equipo ratificaría en la Liguilla lo que venía haciendo en el torneo y, que lo peor que le pudo pasar, es que al final lo cancelaran.
Sí, eso fue lo peor para La Máquina y fue lo mejor que le pasó a los otros 17 equipos, y más para los otros considerados grandes: América, Chivas y Pumas; o para los otros importantes y poderosos, Tigres y Monterrey; porque este Cruz Azul se veía fuerte, sólido, convincente y solidario, por eso, el resto tiene que agradecer que se canceló el Clausura 2020.
Porque al margen de los culebrones armados por la directiva, al margen de los problemas de la Cooperativa, este Cruz Azul de Siboldi parece no resentirlo. Hay que darle crédito al técnico uruguayo, no sólo en lo deportivo, sino también en lo mental, ha sabido trabajar con el grupo para que nada de eso le afecte y, otro ejemplo de ese trabajo, es lo que estamos viendo en la Copa Por México, pues previo al arranque de la misma, una gran cantidad de jugadores fueron detectados positivos por Covid-19.
Lo lógico, era pensar que el plantel lo sentiría, que pudieran estar pensando más en no contagiarse que pensar en jugar; ver un equipo temeroso, desconcentrado, desconcertado, cumpliendo nada mas; ha sido todo lo contrario.
Con varios titulares en la cancha o con una gran cantidad de jóvenes, Cruz Azul juega bien, genera fútbol sin importar quien esté en el campo. A veces no necesita tener tanto tiempo el balón, pero cuando lo tiene sabe qué hacer con él; colectivamente de los ocho equipos que participan, es el que mejores sensaciones ha dejado.
Algunos decían que este parón obligatorio por la pandemia le afectaría, que le cortaría ritmo, pues no ha sido tan así, da la impresión que el equipo sigue en piloto automático, tal como estaba en la liga.
También están aquellos que dicen "la gran deuda es la Liguilla", que es ahí donde los de la Noria ven su realidad, si vamos a estar esperando que esto sea siempre así, entonces que le avisen a Cruz Azul que ya no se presente a jugar ningún torneo, lo que no recuerdan es aquella famosa frase "no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo aguante".
No falta aquél que diga "deja que enfrenten al América", bueno a esos sólo hay que recordarles que los últimos tres partidos lo han ganado los Celestes, uno en Liguilla con Caixinha y los otros dos en liga; estos últimos bajo la batuta de Siboldi.
Cuatro meses después de jugada la fecha 10 del cancelado Clausura 2020, cuatro meses después de su última victoria, un 1-0 ante América en partido oficial, Cruz Azul parece tener la misma inercia, la misma tónica, el mismo empaque, la misma solidez y solidaridad que lo convierte en el candidato número a ser campeón y, esto me permite hacerme y hacer una pregunta: ¿Lo privaron de un título con la cancelación del Clausura 2020?, una corazonada me lleva a responder: Sí. Los demás dan gracias al cielo que así fuera.