LOS ÁNGELES -- Mauricio Culebro ha sido el cerebro. Mauricio Doehner ha sido el verdugo. El primero decide que Ricardo Ferretti debía salir de Tigres. El segundo es quien baja la guillotina y se lo anuncia al entrenador.
El club había prometido un contrato por tres años a Ricardo Ferretti con un jugoso aumento. Así lo había hecho Miguel Ángel Garza, y tras su salida, Alejandro Rodríguez lo confirmaría. Al final, la directiva decide no renovarle al técnico más ganador de títulos en la historia del equipo.
Pero, al Tuca no lo traicionó Tigres, lo traicionó Ferretti.
Ocurría que Cemex buscaba reinventarse. La inversión multimillonaria que hacía cada seis meses no se reflejaba ya en las vitrinas y algunas auditorías e indagaciones inquietaban a la empresa. Ahí salta el nombre de Mauricio Culebro, para entonces, ya convertido en apoyo clave de Yon de Luisa, presidente de la FMF.
Culebro apareció en el mes de marzo en Zuazua. No era el presidente, pero era quien mandaba ya. Se sumergió sigilosamente en los archivos y el personal del club, y en charlas con jugadores. Concluyó que el ciclo de Ferretti había terminado.
Aún así, el 16 de marzo, el nuevo capataz mandó un mensaje en medio de la zozobra. “Los tiempos no nos han ayudado (a renovarle el contrato). Vino el regreso del Mundial de Clubes, se cruzó la fecha doble, las semanas se han acortado, pero el contrato ya está listo. La idea son tres años con revisión anual. Cada fin de año a revisar el año y tomar la decisión de lo que sigue”, explicó Culebro.
Antes del Mundial de Clubes, Ferretti había urgido a la directiva a renovar el acuerdo. Cemex rechazó hacerlo. La intranquilidad del Tuca fue creciendo. Días después de la llegada de Culebro, El Inge Rodríguez le advirtió que no pretendían renovarle.
Ferretti entendió que su periodo de absolutismo había llegado a su fin. Ya no intimidaba a nadie dentro del club. El tigre estaba dispuesto a tragarse a su domador.
Desesperado, El Tuca buscó asesoría. Un especialista en imagen y manejo de medios le recompuso la ruta. Tuvo acercamientos con algunos representantes de medios con los que había una estrecha relación y les filtró su inquietud. Necesitaba de su ayuda.
Comenzó la campaña. Las oficinas de Tigres fueron sitiadas casi por una misma interrogante: “¿No vas a renovarle contrato al técnico más ganador en la historia del club y el que más le ha dado a la institución?”.
Y además, se mantuvo recurrente, entonces, en las conferencias de prensa, el tema de su renovación. Asesorado ya, lanzó el dardo envenenado. Ferretti quería seguir en Tigres porque tampoco quería moverse de Monterrey.
“Tengo la palabra de honor, de hombre, del compromiso que hicimos hace tiempo (…) estoy tranquilo porque ya tengo la palabra. Cuando un hombre da la palabra, creo que es más serio que la propia firma, en ese sentido no me preocupa”, declaró el técnico brasileño con entrega inmediata a la oficina de Culebro.
Además, había filtrado un mensaje muy burdo entre algunos medios. Un mensaje que no se iban a tragar Mauricio Culebro ni Mauricio Doehner. “Si El Tuca se va, varios jugadores se irán con él, como muestra de descontento”.
El nuevo mandamás en Tigres respondió rápidamente. Era el momento de notificar, públicamente, quien mandaba en el club.
“Nadie está por arriba de la institución, nos debemos todos a la institución. Tuca ha salido a hacer ciertos comentarios y está haciendo su juego, está haciendo su tarea y nosotros no debemos caer en el juego, y si dijo que los jugadores se van a ir, los jugadores tienen contrato y son profesionales. El contrato con él está vigente, y si es la manera del señor Ferretti de meter presión, se está equivocando”, puntualizó Culebro a Grupo Reforma.
Nunca nadie, antes, había confrontado a Ferretti públicamente. Culebro hizo oficial lo que desde marzo era un secreto a voces. Había llegado para generar un cambio. Y Tuca no estaba incluido en ese recambio.
Esta misma semana, el entrenador brasileño decide dar una conferencia de prensa a la que sólo fueron invitados y con derecho a pregunta, quienes habían sido sus mecenas mediáticos durante su gestión. Nada de reporteros con bayoneta calada.
¿Está en deuda Tigres con Ricardo Ferretti? ¿Fue descortés e irrespetuosa la forma en que decide romper relaciones? ¿Traicionó el club al técnico al no renovarle el contrato como lo había prometido? ¿Traicionó la empresa a su empleado?
1.- Miguel Ángel Garza y Alejandro Rodríguez hicieron una promesa a Ferretti, sin la autorización de Cemex.
2.- Sin embargo, por su puesto en el organigrama y en Sinergia Deportiva, su compromiso era totalmente legítimo.
3.- El rompimiento, verbalmente violento, entre Tigres y Ferretti, amarga y sabotea cualquier posibilidad de una despedida amistosa.
4.- La huella del Tuca será imborrable. Quedan ahí cinco títulos de Liga y otros trofeos, incluyendo la Concachampions y la medalla de subcampeones del Mundial de Clubes, además de copitas de bisutería.
5.- Cemex recurre a la frialdad empresarial. Se le pagó, con el mejor salario para un técnico en el futbol mexicano, cada centavo por su esfuerzo.
6.- Si Tigres clasifica a la Liguilla, la directiva y la afición le rendirán un homenaje que pretende ser espectacular, e incluso buscarían que se permitiera más del 50 por ciento del aforo, bajo estrictos protocolos sanitarios.
7.- La decisión final no sólo es de Culebro, sino de todo Tigres. En las indagaciones y charlas con personal y jugadores, entendió que parte del problema era una relación desgastada con el mismo Ferretti.
8.- Las cifras que había acordado Ferretti, primero con Garza y después con Rodríguez, por esos tres años de renovación de contrato, rebasaban totalmente las posibilidades del club en plena pandemia.
9.- Y aunque tiene los antecedentes de varias contrataciones fallidas con América, como Nico Benedetti y Nico Castillo, Mauricio Culebro se ha comprometido con Cemex a comenzar, en menos de un año, una ruta más exitosa que la conseguida con El Tuca.
Por cierto que esa frialdad, esa oquedad de escrúpulos sentimentalistas por parte de Culebro y Doehner, se explica con el nombre. Mauricio es el único nombre en la historia de la humanidad que no significa absolutamente nada. No tiene etimología válida, ni raíz religiosa. Mauricio no define ni es definido por nada. Tarde, pero ya lo sabe Ferretti.