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Omar Campos, de Tepito y repartir comida en moto, a la final contra Cruz Azul

Omar Campos, cada que tiene oportunidad, vuelve a Tepito y ayuda a su padre repartiendo comida en Uber

Santos tiene una sucursal cada ocho días en el Barrio Bravo de Tepito. En la puerta de una de las vecindades de la colonia popular, la familia de Omar Campos saca a la calle una televisión para apoyar al juvenil de 18 años, que se prepara para enfrentar al Cruz Azul en final del Guard1anes 2021 y en sus vacaciones ayuda en su casa repartiendo comida en motocicleta, por medio de una aplicación.

Soy repartidor de comida en UBER y a veces me llevaba a Omar. Le decía ‘Orale, cab.., si no le gusta el futbol, aquí vas a ver cuál es la chi... para ganar dinero’. Me lo llevaba para que aprendiera que ganar dinero no es fácil, le tiene que chingar, ser disciplinado. Nos íbamos en la moto como seis horas, sí es cansado. Lo mandaba por los pedidos y decía que no sabía, pero ahí se arreglaba como podía”, cuenta Omar Campos, a ESPN DIgital, papá del jugador de Santos, un día antes de la final contra Cruz Azul.

“Una vez metió una pizza parada. Sale del local y le digo: ‘¿En dónde está?’. Me dice: ‘En la mochila’. Le conteste: ‘No mam.. cabr… la metiste parada, así no va’. Se enojó porque lo regañé, pero sí llegó bien al destino. Ese canijo debe aprender a valorar las cosas y hasta ahorita puedo decir que mi hijo es alguien con los pies en la tierra”, recuerda el papá del jugador de Santos.

“Todo Tepito te respalda”, suelta en Twitter uno de los amigos de Omar Campos, después de que el juvenil de Santos apareció como titular en el juego de vuelta contra el Puebla. El muchacho de 18 años, seleccionado Sub 20, hace apenas “tres o cuatro meses” firmó un contrato con una marca de zapatos de futbol, pero antes su papá tenía que hacer hasta 250 viajes en moto para juntar el dinero que se requería para comprar sus tacos profesionales.

“Cuando se fue a Torreón, a los 14 años, me costó mucho, porque tenía fines de semana libres y quería regresar. No soy de dinero y le pedía a un tío que me prestara su tarjeta de crédito para pagar los boletos, nunca acababa porque los metía a mensualidades de un año y cuando pagaba uno, ya debía el otro. Los zapatos igual, cuando estaba aquí, le compraba zapato de 1,000 o 1,220. En los clubes hay gente de dinero y él me pedía tenis para jugar cinco mil, se los compré, hice el esfuerzo, y mira, ya está en Primera División”.

Campos se formó en el Barrio más Bravo de la República Mexicana. Ahora el futbolista de 18 años figura entre el glamour y la parafernalia de la Liga MX y cuando termina el torneo regresa a Tepito a visitar a la señora de las gorditas que decoró su puesto con una manta en la que aparece el jugador de Santos o caminar entre la romería que se hace diario en las calles de la colonia popular.

“Cuando viene aquí se sale, se va tomar unas aguas que están en el bario y están bien ricas, luego regresa bien noche y lo regañamos. Le digo que nunca se niegue a una foto, un autógrafo, nada, porque todos aquí somos iguales”, confiesa Omar Campos.

Tepito se ha convertido en zona de alto peligro, según las autoridades de la CDMX, debido a los conflictos de la zona, los reportes de balaceras son comunes y a cada rato llegan a las portadas de periódicos noticias de los ejecutados, pero el próximo jueves a las nueve de la noche hay tregua. Juega Omar Campos, la final de ida contra Cruz Azul, el joven que quiere demostrar que en el Barrio Bravo hay algo más que sólo violencia.