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La libreta (casi) milagrosa de Van Gaal con Países Bajos

La libreta, esa que acompaña a Louis van Gaal desde tiempos inmemoriales en los banquillos, guarda secretos demasiado importantes como para tomársela a broma. La libreta, y la capacidad de reacción del entrenador neerlandés, obraron el milagro cuando nadie podía ya esperarlo. Argentina se enfrentará el martes a Croacia después de sobrevivir al golpe que le endosó Países Bajos en un final de partido de infarto en el que quedó patente la capacidad de resiliencia de Van Gaal, su buena mano para cambiar las cosas en el momento oportuno y la fe, sin límite, con que los suyos le acompañaron en el empeño.

Se quedó otra vez la vieja Holanda en la orilla pero se marchó de Qatar por la puerta grande, despidiendo con honores a su venerado entrenador y después de no perder ningún partido. Al final, como ocurrió en la semifinal de 2014, Argentina se llevó la clasificación en la tanda de penalties, en la que Emiliano Martínez se vistió de héroe como ocho años antes lo hizo Sergio Romero. Rechazó el portero del Aston Villa los dos primeros lanzamientos de Van Dijk y Berghuis y aunque se mantuvo la emoción hasta el último lanzamiento de Lautaro Martínez, el milagro oranje se diluyó en la orilla. Después de un partido para la historia.

Leo Messi le puso los dos pies a Argentina en la semifinal. Enorme en su liderazgo, soberbio en su juego y monumental en la asistencia de gol que ofreció a Nahuel Molina, el capitán de la albiceleste sentenció la victoria convirtiendo un penalti en el minuto 73. Un penalti cometido sobre Acuña... A quien le había dado el pase, sí, Messi. Estaba sentenciado el pase albiceleste porque no cabía esperar otra cosa, pero si sabe más el Diablo por viejo que por diablo nadie mejor que Van Gaal para demostrarlo.

Van Gaal ha ganado imagen y humanidad con los años. Lejos queda aquella imagen irascible de un técnico capaz de enfrentarse con los periodistas en la sala de prensa (ríanse de las ruedas de prensa de Luis Enrique) y de expulsar a un jugador de un entrenamiento a la vista de todo el mundo. Pero, más aún, el seleccionador oranje, futbolísticamente, ha sabido evolucionar con el paso de los años.

Del tipo que se enfrentó a Rivaldo o condenó a Riquelme en el Barça y cuya ortodoxia táctica era innegociable, hasta el punto de sacrificar jugadores sin pestañear, apenas queda nada. Su última actuación, en el Mundial de Qatar, dejará para el recuerdo a un entrenador capaz de, en el momento más crítico, con su equipo ahogándose, variar el plan sin pestañear y entregarse a un fútbol tan arcaico y desesperado como soberbio en el desenlace.

Sumando jugadores al remate y sin importar nada más sobrevivió en el minuto 83 con el gol de Wout Weghorst y cuando el tiempo de descuento ya estaba por acabarse, añadiendo un minuto más a los diez establecidos por las pérdidas de tiempo, el propio Weghorst, en una falta ensayada, una jugada de estrategia monumental, consiguió lo imposible.

Con el equipo roto por el esfuerzo la prórroga fue poco más que un ejercicio de supervivencia máximo para alcanzar los penalties... Y allí la fortuna, como en 2014, volvió a dar la espalda a Países Bajos porque Van Dijk y Berghuis emularon a Vlaar y Sneijder.Si entonces Sergio Romero fue el héroe que acompañó a Leo, ahora fue Emiliano Martínez quien se sumó a Messi. Y convirtió en historia la libreta de Van Gaal, que se quedó, otra vez, en la orilla del milagro.