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Gracias, Colombia: la crónica de un viaje que tiene que ser el punto de partida

Punto de partida. Así puede definirse la actuación de la Selección Colombia en este Mundial de Australia/Nueva Zelanda, que tuvo a unas Tricolores que batallaron para meterse entre las cuatro mejores del mundo pero que, por muy poco, terminaron eliminadas a manos de Inglaterra.

Un 24 de julio comenzó el sueño. La victoria ante Corea ilusionó a todo el pueblo colombiano. La garra, actitud y espíritu de equipo que mostró Colombia era el inicio de algo hermoso que se estaba gestando en la cita mundialista. Cata Usme hizo vibrar a todo un país por primera vez con su remate desde el punto penal a los 30 minutos. Linda Caicedo coronó el segundo y dejó en claro que llegaba para hacer historia en su primer Mundial de Mayores con apenas 18 años.

En la previa al duelo contra Alemania, Colombia recibió un susto. Linda Caicedo se desplomó durante un entrenamiento y dio un llamado de preocupación. Sin embargo, la jugadora del Madrid pudo seguir compitiendo y demostrando en el Mundial.

Todo lo logrado en esa primera fecha se magnificó el 30 de julio, jornada que marcó un antes y un después para estas guerreras. Vencieron a Alemania por 2-1 con un agónico tanto de Manuela Vanegas en un partido que dejó en alto a la bandera colombiana. La clasificación se cerró con derrota ante Marruecos, aunque eso no fue impedimento para que las cafeteras terminaran primeras en su grupo.

La euforia de la victoria no nubló la vista de las jugadoras de Abadía, que tuvieron en Usme a su referente dentro y fuera del campo y que sabía que el objetivo no era solamente ganarle a Alemania, sino ganar el Mundial.

El siguiente desafío fue Jamaica, un rival que sorprendió en su grupo dejando fuera a Brasil. La meta de Colombia era romper esa barrera de los octavos de final que era el límite que conocían las colombianas tras la actuación de 2015. Y estas guerreras lo lograron. Con gol de Usme llegó la victoria por 1-0, que colocó a Colombia entre las cuatro mejores por primera vez en toda su historia.

Inglaterra fue el rival en cuartos. Las actuales campeonas de Europa y quienes también habían vencido a Brasil en la Finalissima. Las inglesas llegaban con todas las papeletas de favoritas, pero Colombia se mantuvo de pie y dio pelea hasta el final, incluso con lesiones mediantes.

El gol de Leicy Santos encendió la llama de la ilusión. La entrega de cada una de las once futbolistas emocionó a cada habitante del suelo colombiano. Por cosas del fútbol, a Colombia no se le dio, el balón quiso entrar para el bando contrario y fueron las Lionesses quienes accedieron a semifinales.

Emoción, llanto y frustración. Las primera sensaciones tras la eliminación en un partido parejo en el que Colombia vio como las rivales aprovecharon sus falencias para marcar la diferencia. Los minutos pasaron, la tristeza comenzó a quedar en segundo plano y el sentimiento que invadió al equipo fue el mismo: este no tiene que ser el techo.

Cata Usme resumió muy bien lo que fue esta actuación y lo que tiene que significar para Colombia, un país que viene en crecimiento en lo que a fútbol femenino respecta pero que aún debe mejorar mucho las condiciones para que este equipo vuelva más fuerte que nunca a competir y dejar al país en lo más alto.

"Esto sigue. Me duele, claramente, soy vulnerable con este tema porque amo el fútbol, dejé mi vida por esto. Lo bueno del fútbol es que al día siguiente tienes revancha. Estoy orgullosa por lo que hicimos, lo que construimos con este equipo. Volveremos mucho más fuertes ante quien se venga. Este no puede ser el final, tiene que ser el comienzo para mejores cosas para este equipo, para un proyecto ambicios que nos ponga a trabajar duro. De aquí nos vamos con las botas puestas. Lo que pasó fue maravilloso, es el deporte, pero quiero agradecerle a la gente que nos demostró cariño, viajó, estuvo en el estadio, los que se levantaron a ver los partidos. Colombia puede ser potencia mundial pero quiero que le demos mejores condiciones a las niñas, que vengan y puedan ganar un Mundial. Ha valido cada segundo", argumentó Usme.

Será el inicio de algo hermoso. Una historia que sumó un nuevo capítulo emotivo y en el que Colombia se va con la cabeza en alto. Volverán, lucharán y demostrarán que están para más. Fue un torneo que dejó enseñanzas y que también fue un llamado de atención para los directivos de este fútbol femenino. Las condiciones deben mejorar, la técnica, pasión y entrega están. Se debe exigir, se debe corregir y luchar en conjunto por un mejor torneo e infraestructura para dar la talla en cada competencia que esta Tricolor femenina diga presente.