Contra Brasil, la Selección peruana tiene un objetivo concreto y uno secundario. El más importante es sumar puntos contra Brasil, el máximo favorito a lograr la clasificación, está claro. Detrás de esa meta necesaria, aparece otra: mantener la mejor racha histórica en Eliminatorias.
Todo comenzó justamente frente a la Canarinha en Lima. El 15 de noviembre de 2016, la Bicolor perdió 2-0 y quedó lejos de Rusia 2018. Muy pocos imaginaban que había tiempo para recuperarse. Sin embargo, luego empató 2-2 frente a Venezuela como visitante y enseguida encadenó tres triunfos consecutivos contra Uruguay, Bolivia y Ecuador, que sumados a los empates en Argentina y contra Colombia en Lima y a los puntos ganados frente a Bolivia, le dieron la posibilidad de jugar el repechaje contra Nueva Zelanda.
La historia de aquella repesca es conocida. El 0-0 en Wellington, los goles de Jefferson Farfán y Christian Ramos y el regreso a una Copa del Mundo tras 36 años. Ocho partidos sin derrotas, que sumados al 2-2 frente a Paraguay del jueves, forman la racha sin perder más larga de Perú en partidos de clasificación mundialista.
Todos estos encuentros fueron con Ricardo Gareca en el banco. El argentino logró formar un equipo que es consciente de sus virtudes y sus defectos, que sabe cuándo lastimar y sobre todo que es capaz de reponerse, como lo hizo en Asunción. Para clasificar a un Mundial es fundamental perder poco y por eso mantener esta racha será muy importante.
Brasil representa un desafío en su mismo. El campeón de América, al que la Bicolor jamás pudo ganarle por Eliminatorias, llega tras un 5-0 cómodo frente a Bolivia y buscará la victoria en Lima. En este caso un empate no parece un mal resultado para mantener el invicto y de paso seguir sumando en un camino que es largo y recién empieza.