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Virtudes y defectos de Ecuador rumbo a las Eliminatorias

Cuando Jordi Cruyff anunció su renuncia pocos meses después de una pomposa presentación oficial como seleccionador de Ecuador, el porvenir se presentó sombrío. El proyecto había quedado acéfalo y, aunque los éxitos de los juveniles daban cierta esperanza, cambiar a mitad de camino siempre es un problema de difícil solución. Sin embargo, llegó en total silencio Gustavo Alfaro y, con perfil bajo, armó un equipo confiable y sólido que ilusiona a todo el país.

El argentino arribó para hacer su primera experiencia internacional después de un fallido paso por Boca Juniors y sin gran conocimiento del fútbol ecuatoriano. Solo apoyado en su capacidad de estudio y en su reconocido profesionalismo. Desde esas bondades se ganó el respeto del plantel y enseguida logró hacer pesar su voz de mando. Los resultados llegaron mucho más rápido de lo esperado.

PODER DE GOL
Sin dudas, la gran fortaleza mostrada por la Tri en el comienzo de las Eliminatorias fue su capacidad goleadora. Quienes conocen la carrera de Alfaro podrían sorprenderse de esto, ya que el DT siempre apoyó sus equipos en el orden defensivo. Pero las características de los futbolistas de Ecuador son de ataque y esas capacidades opuestas, las defensivas del entrenador y las ofensivas de los jugadores, pueden ser el secreto del seleccionado nacional.

Ecuador le marcó cuatro goles a Uruguay, seis a Colombia y tres a Bolivia. Ni siquiera el poderoso Brasil hizo más. Y la virtud no tiene solo con lo numérico, sino también con las variantes. El equipo llegó al gol de todas las formas posibles: con grandes jugadas individuales, de larga distancia, con pelota detenida y con acciones colectivas. Nueve jugadores diferentes marcaron: defensores (Robert Arboleda y Xavier Arreaga), laterales (Pervis Estupiñán y Beder Caicedo), mediocampistas (Moisés Caicedo y Carlos Gruezo) y delanteros (Ángel Mena, Michael Estrada y Gonzalo Plata). Los goles vienen desde todoas lados.

CONFIANZA PLENA
En las Eliminatorias para Rusia 2018, la Tri tuvo un comienzo todavía mejor que este, con triunfo en Argentina incluido. Sin embargo, el plantel no pudo sostener la presión y se cayó con el correr de los partidos hasta quedar sin posibilidades antes de la última jornada. Hoy, el aspecto mental está mucho más firme. Los futbolistas creen en sí mismos y en el cuerpo técnico, más allá del poco tiempo de trabajo. Todos confían en el trabajo individual del resto y eso hace mejor el trabajo colectivo.

UNA BASE FIRME
Otro de los aspectos que logró Alfaro fue la consolidación de una base titular. Alexander Domínguez es una garantía en el arco; Arboleda y Arrega se entienden a la perfección en la zaga; en los laterales hay gran jerarquía con Estupiñán, Ángelo Preciado y Caicedo; en el centro del campo Gruezo y Moisés son figuras y en ataque Estrada, Fidel Martínez, Mena, Plata y Leonardo Campana aseguran goles.

A TRABAJAR CON LA JUVENTUD
Tener un plantel joven puede ser una virtud pero también un defecto
en competencias como esta. Los juveniles ecuatorianos ya demostraron su calidad y ahora deben consolidarse en el tiempo. Las Eliminatorias son muy complejas y mantener la calma en situaciones límite es fundamental. Ese es el examen que deben superar.

A SUMAR DE VISITANTE
Ganar en Quito no ha sido un problema para Ecuador en las últimas décadas. Sí hacerlo fuera del Atahualpa. En un momento en el que se juega sin público, quizás la de la Tri sea la localía más fuerte, por eso ganar algún encuentro en hogar ajeno se convierte en una llave hacia la clasificación. Será un gran desafío para Alfaro que el equipo que rinde en la altura también sea confiable en el llano, algo que siempre fue una dificultad.