Desde el cambio de formato en 1996, las Eliminatorias sudamericanas son la competencia más extensa y competitiva del mundo. La segunda parte del enunciado es una temeridad, pero muy difícil de refutar. Tiene a muchos de los mejores futbolistas del fútbol europeo, selecciones con historia y prestigio, diversas dificultades que van desde lo deportivo hasta lo geográfico y una duración única. Pero este último punto fue modificado por la pandemia y lo que en otros tiempos se extendía por casi dos años, hoy se deberá resolver en poco más de diez meses. ¿Esto es bueno o malo para las selecciones? Depende de la mirada.
Por un lado, que la clasificación a la Copa del Mundo se defina en un tiempo mucho menor al acostumbrado evita varios de los problemas típicos. Porque en este campeonato los entrenadores deben lidiar con cambios de todo tipo en sus jugadores, desde bajones futbolísticos propios de cada instancia del año hasta el simple deterioro cronológico de sus cualidades, que en dos temporadas puede notarse y mucho. Entonces, la preparación es diferente, más parecida a un torneo corto, en el que los planteles varían menos.
Las 14 fechas que se disputarán entre junio de este año y marzo de 2022 obligan a replantear el modo de afrontarlas. Con dos partidos cada varios meses, se pueden modificar los nombres e incluso las lesiones no perjudican tanto porque hay mejores posibilidades de recuperación. En cambio, con este formato apresurado, cualquier problema físico importante puede causar una baja por varios encuentros y entonces armar un once fijo con pocos cambios se convierte en el anhelo de todos.
Aunque todavía no está confirmado, en solo cinco meses de 2021 se disputarían diez jornadas, con ventanas de dos y tres fechas. El destino de los diez seleccionados se definirá entre junio y noviembre, con un calendario que también tiene la Copa América en el medio. Serán semanas de enorme tensión y desgaste, en las que la capacidad mental y anímica puede ser tan importante como las respuestas futbolísticas.
El comienzo ya quedó lejos y ahora comienza otro mini torneo. Brasil, Argentina y Ecuador tienen una base de puntos muy interesante tras su gran inicio, pero las virtudes y los defectos mostrados el año pasado pueden perderse o solucionarse hoy con gran facilidad. Si en las Eliminatorias 2018 Ecuador perdió la ventaja conseguida en esas primeras cuatro fechas, más aún eso puede ocurrir ahora, con mucho menos tiempo entre partido y partido.
Arrancar bien en la doble jornada de junio puede ser fundamental para el resto de la competencia. Sobre todo para los seleccionados que llegan complicados en la tabla, como Colombia, Chile y Perú. Los dos primeros cambiaron de entrenador y son una incógnita, mientras que la Bicolor tiene el desafío de recuperar la intensidad y el juego que la llevaron a Rusia 2018. Los tres necesitan sumar lo antes posible para volver a creer.
Dos cuestiones serán importantes: aprovechar el envión de las victorias y recuperarse lo más rápido posible de las derrotas. No hay tiempo para lamentarse ni tampoco para relajarse. La competitividad del fútbol continental es conocida y cualquiera está en condiciones de competir contra cualquiera.
Si en el pasado reciente las Eliminatorias sudamericanas eran reconocidas por lo extenso y dificultoso de su disputa, esta vez solo queda la mitad de esa descripción. Triunfarán aquellos que mejor se adapten a la nueva realidad. Qatar los espera. Pronto.