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Gerardo Martino: El hombre sin respuestas 

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Gerardo Martino: 'El partido fue malo; Corregimos un poco en el segundo tiempo' (0:58)

El director técnico del 'Tri' agregó que el partido ante Panamá será una final para alcanzar las metas trazadas rumbo a la Copa del Mundo. (0:58)

Gerardo Martino reconoció que el 2021 fue “el peor año” de su gestión al frente de la Selección Mexicana de Futbol. Bueno, pues el nuevo ciclo no inició de forma distinta, y en todo caso al equipo cada vez se le notan síntomas de mayor gravedad.

Desde luego los futbolistas tienen una responsabilidad mayúscula en medio del nuevo desastre que es el Tricolor en la eliminatoria rumbo a Catar, en donde de nueva cuenta se metió en problemas para clasificar de forma directa en la zona futbolística más pobre a nivel mundial, la Concacaf.

Sin embargo, el técnico argentino se equivoca desde la elección de los jugadores y de ahí parte todo. No es que el talento a la mano abunde, pero tampoco resulta congruente esa aferración por mantener a ciertos elementos que no tienen los méritos ni el nivel para estar en la Selección. 


Después, las alineaciones. Y para ponerles nombre y apellido, ¿cómo es posible que Rogelio Funes Mori y Héctor Herrera —por citar solo dos casos— hayan repetido como titulares ante Costa Rica, luego de sus respectivas actuaciones frente a Jamaica?

No hay respuesta, o al menos no una que tenga sentido. Martino se ha empeñado en sostener contra todo a jugadores que, o no están listos hoy por hoy o que de plano ya no lo estarán, pues su ciclo en la selección terminó. Así de claro.

Jesús Gallardo es otro. Ni siquiera es un lateral izquierdo nominal y es titular siempre. ¿Por qué? ¿Acaso Martino desprecia el privilegio de poder escoger a los mejores mexicanos disponibles entre la baraja de 18 clubes de la Liga MX y los que juegan en el extranjero?

Y pasa lo mismo con Héctor Moreno, César Montes —que no sabe salir con balón controlado desde zona baja—, Luis Rodríguez y Andrés Guardado, entre otros. Hoy no están, hoy no son material de selección nacional. 


Martino inició el 2022 con la misma fórmula que enfrentó el 2021, “el peor año de su gestión”. ¿Cómo pretende resultados distintos si no hay cambio alguno en nombres, y ya ni hablar del sistema o idea de juego?

Esa es otra, a este equipo no se le nota trabajo, no se tiene certeza acerca de un estilo o qué se persigue en los partidos, más allá de que el sentido común indique que los triunfos y por ende los puntos. 


La realidad de México es que ante rivales tan pobres, pero tan pobres como Jamaica o Costa Rica, practica un futbol cansino, predecible, que genera escasas llegadas de gol, y cuando las tiene no concreta porque adolece de pegada.

Si está Hirving Lozano en la cancha como sucedió ante los ticos, la esperanza es que haga alguna genialidad para aclarar el panorama, porque de lo contrario no hay variantes, y otros elementos con talento como Jesús Corona no pasan por un buen momento, o el caso de Alexis Vega, que tras ser el mejor en Jamaica su ‘premio’ fue la banca durante 74 minutos ante Costa Rica.

En el CV del ‘Tata’ siempre estará destacado con negritas que fue técnico del FC Barcelona y de la selección Argentina; de hecho, el argumento de que no cualquier técnico dirige a esos equipos es el que se ha usado desde la Federación y por los defensores del argentino, aunque nunca estará de más recordar que fracasó de forma rotunda en ambos sitios. 


Es decir, este Martino sin respuestas ni reacción no es nuevo, y si hace unos meses parecía descabellado pensar en su destitución, hoy para nada lo es, está absolutamente rebasado y lleva más de un año en dicho estado.

Lo más probable es que México, con todo y las penas relatadas, estará en Catar 2022, pero la eterna pregunta es: ¿con ese entrenador y con ese equipo a qué aspira, si en un octagonal de la Concacaf sufre frente a Jamaica o Costa Rica, y ya no se diga Canadá o Estados Unidos?


El cambio de director técnico no sería una panacea, pero sí el inicio de una sacudida urgente que necesita la Selección Nacional. Adiós a las ‘vacas sagradas’, claro que se les puede tocar porque no se lleva a futbolistas a un Mundial para rendirles homenaje, esos se hacen en partidos amistosos.


Hace mucho que Gerardo Martino perdió la brújula y hoy el tipo es un hombre sin respuestas.