<
>

La batalla de reclutamiento entre México y Estados Unidos intensifica la rivalidad en la cancha

play
Cruz Azul cumplirá su partido de sanción ante Monterrey en el Estadio Azteca (1:42)

León Lecanda confirma que 'La Máquina' no buscará una sede alterna para cumplir el partido a puerta cerrada. (1:42)

NOTA: Este reportaje fue publicado originalmente el 10 de noviembre de 2021. Julián Araujo debutó en diciembre con la selección mayor de México en un amistoso contra Chile.

Los encuentros entre México y Estados Unidos suelen ser entre los más encendidos del calendario futbolístico. ¿A quién se le olvida la amonestación a Rafa Márquez luego del cabezazo que le proporcionó a Cobi Jones durante el Mundial de 2022? ¿O las miradas fijas feroces estilo Viejo Oeste que compartieron Oguchi Onyewu y Jared Borgetti en 2005? El gol de maravilla de Giovani Dos Santos marcado en el Rose Bowl de California en 2011 es un momento clásico para el Tri. Ni hablar de los famosos "dos a cero" a favor de los estadounidenses en Columbus.

Sin embargo, ambos equipos no sólo compiten sobre la cancha. Fuera del césped, ambas federaciones están inmersas en una feroz batalla por captar jugadores que evoca los procesos de reclutamiento del deporte universitario en Estados Unidos. El proceso se inicia en la adolescencia de un futbolista, y puede extenderse hasta bien cumplidos los 20 años. Incluso, hemos visto a varios jugadores oscilar entre los programas de ambos seleccionados, hecho que provoca euforia o consternación en las aficiones de cada país.

Recientemente, la batalla de reclutamiento ha cobrado auge. En los últimos tres meses, el zaguero del LA Galaxy Julian Araujo y el portero del Real Salt Lake David Ochoa (ambos formaron parte de la selección sub-23 de Estados Unidos que no logró clasificar en marzo pasado a los Juegos Olímpicos de Tokio) anunciaron sus intenciones de jugar a nivel internacional defendiendo la causa de México. A principios de este año, el volante del LA Galaxy Efraín Álvarez también decidió jugar con México.

Del otro lado del espectro, el delantero del FC Dallas Ricardo Pepi (de padres mexicanos y nativo de El Paso, Texas) comprometió su futuro internacional con Estados Unidos. Su impacto ha sido inmediato, con tres goles en sus primeras cuatro apariciones, todas en eliminatorias mundialistas.

Luego de un periodo de dominio constante por parte del seleccionado mexicano en la década de 2010, la balanza comienza a inclinarse a favor de Estados Unidos gracias a sus triunfos del pasado verano en la Liga de Naciones CONCACAF y Copa Oro. Con miras al encuentro de eliminatorias de este viernes entre estos dos adversarios de vieja data, ESPN analizó las filosofías de reclutamiento de jugadores de ambas federaciones, y cómo éstas intentan convencerles para que formen parte de sus respectivas selecciones.

'Todo empezó con Dennis'

Por largo tiempo, Estados Unidos ha incluido en sus filas a jugadores de doble nacionalidad: desde Thomas Dooley y Earnie Stewart en la década de 1990, pasando por Claudio Reyna y Carlos Bocanegra en los años 2000, hasta los ejemplos más recientes de Fabian Johnson y John Brooks. México ha mostrado mayor resistencia a aprovechar ese conducto de futbolistas, prefiriendo confiar en una mayor cantidad de figuras criadas en su patio.

Por ende, la competencia entre ambas federaciones para hacerse con el servicio de futbolistas se muestra dramáticamente desigual. En la última década, los jugadores estadounidenses de raíces mexicanas han sumado más de 13,000 minutos de acción. Esto incluye a fichas de la talla de Bocanegra, Omar González, José Francisco Torres y Hérculez Gómez, que han jugado al menos un Mundial. En comparación, el total de México es inferior a 1,500 minutos, e incluye a futbolistas tales como Isaac Brizuela, Miguel Ángel Ponce, Álvarez y Jonathan González.

Sin embargo, dicha estrategia cambió bajo los auspicios de Dennis te Kloese, quien laboró con la Federación Mexicana de Fútbol ejerciendo una variedad de puestos técnicos entre 2011 y 2012, con una segunda incursión entre 2014 y 2018. Te Kloese (quien actualmente labora como gerente general del LA Galaxy) indicó durante su conversación con ESPN que, a principios de la década de 2000, los equipos de la Liga MX comenzaron a ser más proactivos en su reclutamiento de jugadores estadounidenses con raíces mexicanas, producto de la reestructuración de sus equipos juveniles.

"Eso impulsó algunas actividades para las selecciones juveniles en general, aunque también ayudó a algunas actividades de búsqueda de talentos en Estados Unidos, y búsqueda de talentos en México", afirma te Kloese. "Quedaron algunos jugadores de ascendencia mexicana-estadounidense en México, y se convirtieron en candidatos a las selecciones nacionales juveniles".

Alentada por los buenos resultados de dicha filosofía; la FMF extendió su alcance en Estados Unidos al buscar talentos en distintas partes del país, especialmente en el fértil semillero del Sur de California.

"Todo empezó con Dennis", afirma Sacha van der Most, evaluador de talentos que reside en el Sur de California y que laboró con la FMF hasta 2019. "Cuando trabajaba con [el desparecido club de la MLS] Chivas USA, esa fue la forma en la que incursionamos con los equipos juveniles de la zona, buscando jugadores que encajaran con el molde de lo que [el ex propietario del club Jorge Vergara] quería para ese equipo, los mexicano-estadounidenses".

Esa mentalidad le ha permitido a México hacer mayores incursiones con los jóvenes talentos antes de que éstos se vinculen con algún club.

"En Los Ángeles y el Condado de Orange, consigo grupos de jóvenes jugadores con raíces latinoamericanas en todas partes", expresa Van der Most. "Pero la mayoría son mexicano-estadounidenses. Puedes armar un equipo potencia solo con talento mexicano-estadounidense".

Si un jugador tiene nexos con los seleccionados juveniles de Estados Unidos, la Federación creará un plan o presentación para ellos, con la intención de detallar su tentativo plan de formación de la mano del equipo nacional mexicano.

"Los identificábamos e incorporábamos, y eso se mantuvo cuando Dennis asumió un puesto dentro de la Federación Mexicana", agregó Van der Most.

A pesar de la partida de Te Kloese de la FMF en 2018 para asumir las riendas del Galaxy, su modus operandi para captar futbolistas con doble nacionalidad sigue siendo la norma.

"[México es] muy agresivo", expresa Joaquín Escoto, vicepresidente ejecutivo de operaciones de Alianza Fútbol, que organiza jornadas de evaluación de talentos en Estados Unidos a las que asisten varios clubes de la Liga MX. "Siempre comparan: ‘¿Ese arquero es mejor que el que tengo en ese grupo etario? Si es así, intentaré convencerle para que venga a jugar con nosotros’. Y hacen muy buen seguimiento, y muy rápidamente. Si es un jugador que saben que quieren, no desaparecen por tres, seis meses. No pierden tiempo".

La cultura y el idioma, grandes retos para EE.UU

A la hora de analizar las batallas por captar jugadores con su rival, el seleccionador estadounidense Gregg Berhalter asume una cosa.

"Supongo que México busca a todos y cada uno de los jugadores que posean pasaportes mexicano y estadounidense", expresó Berhalter a ESPN. "Esa es la forma en la que vemos el mundo".

Por lo tanto, Berhalter tiene dos elementos primordiales en mente a la hora de hacer propuestas: el punto en el que el jugador siente conexión con Estados Unidos y exponerles al ambiente de la concentración de su plantilla.

"Seremos exitosos, no sólo con el talento que tenemos, sino también con la conexión mutua que tenemos, y la conexión que tenemos al representar a nuestro país. El poder que tienen hace mucho", afirma.

"Así que, a mi criterio, lo primero es evaluar dónde está el jugador con Estados Unidos, cómo se siente con respecto a Estados Unidos, cómo se siente con respecto al grupo".

"Y luego, se trata de nuestro entorno, cómo podemos crear un ambiente en el que los jugadores deseen estar y permitir que ese ambiente hable por sí mismo".

Estados Unidos ostenta varios éxitos en el reclutamiento de talentos durante el ciclo Berhalter. El actual zaguero del Barcelona Sergiño Dest decidió defender los colores de Estados Unidos en vez de vestir la camiseta de Holanda, mientras que el volante del Valencia Yunus Musah hizo lo mismo, a pesar de tener como opciones a Inglaterra, Italia y Ghana. En ambos casos, hubo comunicación constante por parte de Berhalter y su cuerpo técnico, que ayudó a establecer y estrechar relaciones.

Se podría decir lo mismo de la estrategia de México. Hugo Pérez, ex jugador de la selección estadounidense que jugó el Mundial de 1994 y ex técnico juvenil de ese país, también ha pasado cierto tiempo como evaluador de talentos en México.

Pérez, quien actualmente funge como seleccionador de El Salvador, expresó que la comunicación entre las familias de los jugadores y la FMF juega un rol clave.

"Hacen un buen trabajo a la hora de comunicarse con los familiares. Creo que esa es una gran diferencia", expresó Pérez sobre los esfuerzos de la FMF. "No creo, al menos por lo recuerdo después de irme; no sé si alguien hace eso en Estados Unidos, o tiene la capacidad de hacerlo".

"Pero, a veces, el idioma es una barrera cuando vas a hablar con los padres".

Las conexiones culturales y lingüísticas representan un reto especial a la hora de reclutar futbolistas de origen mexicano-estadounidense. Berhalter responde que los evaluadores y técnicos de selecciones juveniles de la Federación son los primeros responsables de mantener el contacto con los poseedores de doble nacionalidad.

A medida que maduran dichos jugadores, la responsabilidad recae en el gerente general de la selección de mayores Brian McBride y el director deportivo de la Federación Estadounidense (USSF, por sus siglas en inglés) Earnie Stewart. Asimismo, Berhalter considera que le va mejor utilizando otros canales para forjar nexos.

"Ni siquiera intento competir con ello. No forma parte de nuestras labores", expresó el seleccionador con respecto a la filosofía mexicana que se apoya en resaltar los aspectos culturales y lingüísticos en común. "Nuestra labor es mostrarle al jugador lo que le podemos ofrecer dentro de nuestro programa, mostrarles como se ve nuestro ambiente del campamento, mostrarles cómo encajan con lo que hacemos en la cancha. En definitiva, nos sentimos cómodos con la decisión que toman".

Persisten las críticas a la Federación, afirmando que no hace lo suficiente para conectar con la comunidad latina en Estados Unidos. Sin embargo, a criterio de Brad Rothenberg, quien supervisa Alianza Fútbol en su condición de vicepresidente de For Soccer Ventures, existe la sensación de que las cosas cambian para mejor.

"Diría que [la USSF] ha requerido de largo tiempo para convertirse en una organización bilingüe", indicó. "Aún no ha llegado a ese punto; aunque al menos, están mejorando porque tienen algunas cosas en español. Ese es un ejemplo muy específico de cómo los jugadores y ligas latinas se sienten desconectados de la Federación. Creo que la licencia de fútbol base ahora es bilingüe. Y tienen algunos contenidos bilingües. Solo que han tardado en llegar. Por eso digo que el liderazgo [de la USSF] avanza en la dirección correcta".

Paso de González a El Tri intensificó la rivalidad

Lo que realmente anunció la llegada de México a la arena de reclutamiento de talentos fue la exitosa captación del mediocampista Jonathan González. El oriundo de Santa Rosa, California, había representado a Estados Unidos desde la categoría sub-15 hasta la sub-20. Tras haber quedado fuera de la convocatoria del equipo que defendió los colores estadounidenses en el Mundial sub-20 de 2017, González irrumpió en el XI del poderoso Monterrey de la Liga MX en el verano de 2018.

Después de la eliminación de Estados Unidos del Mundial de Rusia 2018, había expectativas de una posible convocatoria de González al plantel absoluto. Atrapado en el periodo de transición entre directores técnicos, fue en este momento que Estados Unidos perdió control del balón y Te Kloese hizo su jugada maestra. Viajó hasta Santa Rosa, California; se reunió con la familia de González y le convenció de cambiar de selección y declarar lealtad a la causa mexicana.

"Hubo un momento en el que [González] no estaba siendo realmente considerado por la Federación de Fútbol de Estados Unidos; por lo que, sinceramente, no fue un viaje de reclutamiento muy complicado".

Desde entonces, la carrera de González, quien declinó ser entrevistado por ESPN para este artículo, con club y selección se ha estancado. Actualmente se encuentra cedido al Necaxa de la Liga MX, apenas sumando tres apariciones con El Tri a nivel de mayores.

Podemos ver cómo la estrategia hacia González entró en juego con las decisiones tomadas por Álvarez, Ochoa, Araujo y Pepi.

A la hora de convencer a Álvarez, se trataba de hacer énfasis más específico en la forma cómo su estilo de juego encajaría mejor dentro de la selección de México en vez de la estadounidense, y cómo hipotéticamente podría tener éxito con El Tri si se le daba la oportunidad de jugar.

"Con Efra, hablamos más de su estilo de juego, es uno muy latino, muy mexicano", afirmó Van der Most. "El juego de Estados Unidos no incluye esos elementos, a él no le encajan, y lo descubrió desde un principio. Básicamente, por supuesto que hubieron otros factores, Efra sinceramente quería jugaro con México más que nada".

No obstante, su proceso de reclutamiento no siempre fue un lecho de rosas. Crescencio Álvarez, padre de Efraín, se quejó de que el constante acoso de ambas selecciones "traumatizaba" a su hijo adolescente, antes de que éste tomara su decisión.

"Una [federación] lo llamaba, después la otra, y luego ambas llamaban a la vez", afirmó Crescencio en marzo pasado.

El cambio de Ochoa hizo resaltar la carga emocional que a veces sufren los jugadores cuando deben enfrentarse a este tipo de decisiones. En su artículo para el portal Players’ Tribune, Ochoa expresó con lujo de detalles las razones por las cuales pasó del combinado mexicano al estadounidense, mencionando las dificultades que sufrió para adaptarse a ambos grupos. Luego de experimentar el ambiente en ambos campamentos juveniles, el portero resaltó que "en Estados Unidos, era 'el mexicano'. En México, era 'el Gringo'".

Son por estas razones por las cuales Berhalter también aplica fuertes dosis de empatía. El entrenador es un ferviente creyente de la idea de que los jugadores deben seguir su corazón, incluso si eso los lleva a elegir a México. Entiende que dicha decisión implica que un jugador deba partirse en dos, incluso si éste siente nexos con ambos países. Berhalter llegó a admitir que, cuando Araujo le informó que se incorporaría al seleccionado mexicano, se sintió "orgulloso" de dicha decisión.

"Nunca hay resentimiento. La verdad, aprecio a estos chicos", indicó. "Y lo único que quiero para ellos es que tomen una decisión con la que se sientan cómodos. Porque, si perdemos un jugador, un jugador que conoces, eso no es lo importante. Lo importante es que estos chicos sepan que tenemos sus mejores intereses en mente".

Eso no significa que Berhalter se conforme con vender su plantel dependiendo del afecto. Pepi mencionó que sus conversaciones con el seleccionador de Estados Unidos le ayudaron a inclinar la balanza a su favor.

A pesar de que Pepi no estuvo disponible para ser entrevistado, una fuente con conocimiento directo de su proceso de reclutamiento dio méritos a Berhalter, indicando que fue el seleccionador quien cerró el trato.

"Creo que lo importante, lo que hizo la diferencia, fue que el propio Gregg tomó el teléfono", afirmó la fuente. "Gregg le expresó a Ricardo cuánto lo quería dentro de su programa y cuánto podía utilizar a Ricardo en el corto plazo. En este caso, el crédito es de Gregg. De eso dependió todo".

Te Kloese y Berhalter insisten en que no hacen promesas de minutos de juego o participación en un torneo particular durante sus procesos de captación de jugadores. Es imposible pronosticar cómo se desarrollará una carrera en el ámbito internacional, tal como lo ejemplifica la experiencia de Jonathan González. Si se hace una promesa y no se cumple, eso también puede perjudicar la credibilidad de un técnico con miras al futuro.

"Hay una ecuación, y la ecuación es: felicidad es igual a [la división de] expectativas entre realidad", indica Berhalter. "Podría prometer cosas a un chico, o hablarle sobre su rol. Pero si eso no se concreta en el futuro, eventualmente tendrás un jugador descontento".

¿Podría hacer más Estados Unidos? Pérez es uno de los sorprendidos de que la USSF no aproveche la presencia de exjugadores de su seleccionado de origen latino, como por ejemplo Hérculez Gómez o Marcelo Balboa.

"Contrata a tus exjugadores mundialistas hispanos que trabajaron o jugaron con Estados Unidos", indicó. "En este momento, deberían ser embajadores de los Estados Unidos. Eso es lo que hace México".

¿Es una decisión personal, o práctica?

La decisión de Pepi destaca un aspecto que suele omitirse en el debate: las consideraciones prácticas sobre la cancha. El plantel estadounidense tenía muchas oportunidades para un delantero; abriéndole a Pepi el camino para repercutir de inmediato, a pesar de que Berhalter le da crédito al jugador por haber aprovechado sus chances. Si Pepi hubiera decidido jugar con la selección de México, es poco probable que hubiera sustituido en el futuro cercano al delantero del Wolverhampton Wanderers Raul Jimenez en el XI titular de El Tri.

De manera similar, el camino de Ochoa y Araujo con el combinado estadounidense pareció tener más obstáculos, aunque la competencia por cupos en El Tri nunca es sencilla.

"Creo que la creciente paridad entre México y Estados Unidos será un factor determinante para muchos chicos de doble nacionalidad", afirmó Gómez, jugador de la selección estadounidense de 2007 a 2013. A final de cuentas, ¿cuántos de estos chicos, si aman igual a ambos países, observan los resultados en el campo de cada selección y toman una decisión práctica"?

Joe Corona, excompañero de Gómez en el seleccionado estadounidense, responde afirmando que los jugadores irán con su corazón a la hora de decidir, fundamentándose en conexiones culturales, la profundidad de las nóminas o sus éxitos sobre la cancha.

"Lo fundamental es que, al final, [los jugadores] van con su corazón", expresó Corona, quien fue elegible para jugar con El Salvador. "Existen otros factores, pero la mayoría se decidirá por el equipo de sus amores y con el que tengan mayores deseos de jugar".

Como ex miembro del Galaxy, Corona jugó con Araujo y Álvarez en 2019 y 2020. Recuerda que las experiencias de sus compañeros al ser cortejados por la selección nacional de México fueron muy distintas a la suya. En 2011, Corona fue convocado al campamento del seleccionado estadounidense poco antes del despido del técnico Bob Bradley, razón por la cual su llamado fue retirado poco después. Solo entonces fue contactado por la Federación Mexicana.

Y a pesar de haber hecho una aparición con el seleccionado azteca sub-23, Corona dijo que había tomado la decisión de jugar con Estados Unidos incluso antes de pisar el césped.

"Tenía interés de un equipo, y fue allí cuando se convirtió en una avalancha. Era muy joven … la mayoría lo es. Fue una decisión dura, pero estoy muy contento con la decisión que tomé".

Adicionalmente, Corona da un consejo a los jugadores que pronto deberán tomar una decisión similar.

"Desde mi experiencia personal, todo me pasó tan rápido", expresó Corona. "Recuerdo que, cuando quise hacerme profesional, eso era lo último en lo que pensaba: elegir entre México y Estados Unidos. Algo que puede ayudar es preparar a los chicos cuando son jóvenes. Hacerles saber, desde una edad muy joven, que en algún momento quizás tengan que elegir. Es un problema agradable para tener".