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Andrea Agnelli, presidente de Juventus, acorralado por el intento de la Superliga Europea

El rápido fracaso del proyecto de la Superliga dejó a Andrea Agnelli, presidente de Juventus y uno de los máximos promotores de la nueva competición, en una posición extremadamente delicada, acorralado por la UEFA, la cúpula directiva del fútbol italiano y la prensa, furiosa por el que, según ellos, fue un atentado a los valores del deporte.

El presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, no dudó en definirle como un "mentiroso", algunos directivos italianos le acusan por haber saboteado negociaciones con fondos económicos extranjeros que ayudarían a toda la Serie A y otros, como en el caso del dirigente del Parma Alessandro Lucarelli, llegaron a tacharle de "pésimo empresario".

En menos de 72 horas, Agnelli pasó de anunciar junto a otros once de los clubes más prestigiosos de Europa el nacimiento de la Superliga, considerada como un salvavidas para los grandes del fútbol, a perder hora tras hora a nueve de sus socios fundadores, lo que le obligó a "aparcar" el proyecto en el formato inicialmente pensado.

Dimitió además de la presidencia de la Asociación de los Clubes Europeos (ECA), cargo que pasó a las manos de Nasser Al Khelaifi, presidente del París Saint Germain, y según "La Gazzetta dello Sport" hasta podría perder su puesto de presidente del Juventus.

John Elkann, dueño de Exor, máximo accionista del conjunto juventino, será el responsable de la decisión final, según la fuente mencionada, pero más allá de esto, la figura de Agnelli se encuentra en una auténtica tormenta.

"Puede que haya sido ingenuo por creer las promesas que me hacía Agnelli. Pero siempre digo que es mejor ser ingenuos que ser mentirosos", afirmó este jueves Ceferin a un medio esloveno, en declaraciones recogidas por los medios italianos.

Y es que las críticas más duras llegaron desde exfutbolistas, que se sintieron gravemente traicionados. El más indignado de ellos fue Alessandro Lucarelli, excapitán del Parma y actual directivo del conjunto parmesano, que este miércoles fue precisamente rival del Juventus.

"Un hombre que quiere ser presidente de un club, además de ser un empresario debe ser un hombre que ama el deporte. Los valores del deporte son el mérito y la competición. Si se pisan estos valores creando una liga solo para los ricos con el único objetivo de arreglar las cuentas económicas, este hombre demuestra que es un pésimo empresario y un pésimo deportista", afirmó.

La opinión de que la Superliga acabaría beneficiando a los grandes aumentando la diferencia de niveles con los clubes más pequeños es compartida también por el presidente del Torino, Urbano Cairo, también muy duro contra Agnelli en una entrevista al diario "Corriere della Sera".

"Nuestro proyecto preveía la llegada de fondos económicos extranjeros en la Liga de la Serie A por una cantidad de 1,7 o 1,8 mil millones de euros. Dinero que ayudaría a todos para superar las graves dificultades. Agnelli formaba parte del comité interno delegado para negociar con los fondos", aseguró.

"Este comité nació el 13 de octubre de 2020 y recibió el visto bueno de todos los clubes. De la nada, el cambio de decisión pese a que el voto de la asamblea liguera hubiera apoyado la operación fondos. Agnelli y los dueños del Inter se alejaron y ahora entendemos la razón", sentenció.

Eso sí, en el mundo del fútbol italiano muchos coincidieron en destacar que, más allá de que se forme o no una Superliga, el deporte necesita ser remodelado para adaptarlo a las nuevas necesidades.

"El fútbol arriesga caer en suspensión de pagos. Hago un ejemplo. En los últimos siete años Inter, Milan y Juventus gastaron mil millones de euros en fichajes de futbolistas. Un gasto en este momento absolutamente insostenible", lamentaba el consejero delegado interista, Giuseppe Marotta, este miércoles antes del partido liguero del Inter frente al Spezia.

"Esta iniciativa ha sido promovida por doce dueños de clubes por las dificultades económicas de cada uno de ellos, vinculadas sobre todo con el coronavirus. Los gastos son seguros, los ingresos no lo son", concluyó.