El título del Torneo Clausura debe haber tenido un significado especial para Luis Suárez luego de su regreso a Nacional para llegar con rodaje a la Copa del Mundo de Qatar. El delantero fue una de las figuras más importantes del equipo en el semestre y quedó muy cerca del objetivo del Campeonato Uruguayo.
Tras la locura de la campaña en redes para su vuelta y luego de recibir una bienvenida a todo trapo por parte de los hinchas tricolores, Suárez se puso la camiseta y llegaba la hora de la verdad. En su primera aparición por el Campeonato Uruguayo, el Pistolero anotó su primer gol en este segundo ciclo con un cabezazo en el 3 a 0 sobre Rentistas.
El hincha se llenó de ilusión con el aporte del 9 de la Selección Uruguaya, pero la eliminación contra Atlético Goianiense en la CONMEBOL Sudamericana generó un impacto fuerte en filas tricolores, donde la ilusión por llegar lejos en ese certamen estaba presente.
Abocados 100% al Clausura, Nacional no volvió a perder luego de la derrota en la primera fecha contra Deportivo Maldonado, un juego donde Suárez no estuvo porque no estaba listo físicamente. Desde entonces, el delantero jugó 12 partidos y no perdió ninguno: ganó nueve y empató tres. La presencia del exatacante del Barcelona y Atlético Madrid no solo provocó un impulso anímico para el equipo y un extra de atención para las defensas rivales, sino que sus goles llegaron en momentos importantes.
Además de a Rentistas, Suárez le marcó a Montevideo City Torque, Plaza Colonia, Albion (en un gol sobre el final que les dio la Tabla Anual) y en el clásico ante Peñarol, donde dejó su tanto más lindo desde su vuelta al club con un remate espectacular en una tarde redonda para los albos.
El 9 también dio tres asistencias, demostrando que esa característica de su juego, y que se vio tanto durante sus años en el equipo culé, no se había perdido con los años.
De todas maneras, la injerencia de Suárez en el juego ofensivo de Nacional fue total y no puede medirse solamente con estadísticas. El Pistolero era el objetivo de cada pase ofensivo, el foco de las estrategias especiales de los rivales para anularlo, y consciente de ello, el delantero fue muy inteligente para crear espacios a sus compañeros en la cancha. Fue habitual verlo jugar de espaldas al arco para abrir la jugada con un toque de primera, o mostrándose en el área como receptor de un pase punzante que finalmente dejaba pasar para que alguien ubicado en el segundo palo definiera con mayor comodidad.
Con un Suárez generoso y volcado en cuerpo y alma al objetivo del equipo, Nacional se consagró como campeón del Torneo Clausura, donde más allá de una seguidilla de empates, siempre se mostró como el candidato más firme a levantar la copa. Ahora, el salteño buscará el título del Campeonato Uruguayo para ponerle un broche de oro a esta segunda etapa en el club de sus amores.