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Martín Rodríguez no quería a Soca en su habitación, el jabón de Baltierra y el error de JR: historias clásicas de jugadores que defendieron a Peñarol y Nacional

Luis Aguiar, uno de los últimos jugadores en pasar por Peñarol y Nacional. @Nacional

Allá por el año 1996 Peñarol comenzaba a alimentar el sueño del Quinquenio. Jorge Fossati, que había sustituido a Gregorio Pérez al frente del equipo, pidió incorporaciones. Un nombre que sonaba fuerte era el de un exjugador de Nacional, el lateral Carlos Soca. Lo que jamás imaginaron en Peñarol fue que, una vez que se concretó el pase, uno de los integrantes del plantel se negara a recibir a Soca en su habitación de la concentración de Los Aromos.

El pase de Ruben Bentancourt a Nacional, poco tiempo después de haber jugado en Peñarol, alimenta el morbo, las historias y las anécdotas que se generan cada vez que un futbolista toma la decisión de vestir la camiseta de un equipo grande después de haber defendido previamente la de su clásico rival. ESPN repasa algunas de las historias más jugosas de futbolistas que cambiaron de camiseta.

BENGOECHEA INTERCEDIÓ POR SOCA

Aquella historia de Carlos Soca es un claro ejemplo de lo que generan los tradicionales rivales. El lateral no era cualquier jugador. Se había consagrado campeón de América y del mundo con Nacional. Cuando llegó al entrenamiento, el Canario Nelson Olveira lo llevó al vestuario, y obviamente no faltó alguna mirada de reojo.

En el libro Quinquenio, la historia por sus protagonistas, se cuenta con lujo de detalles lo que sucedió.

En la primera jornada de doble turno se avecinaba la hora de la siesta. Carlitos Soca no tenía habitación asignada. La única cama libre que quedaba en la concentración era la del cuarto que compartían Martín Rodríguez y Carlos Aguilera.

El tema se venía conversando en la interna del plantel cuando el Pato se cruzó por los pasillos de Los Aromos con su compañero de habitación. A la pasada le avisó: “Viene Soca acá con nosotros”.

La respuesta de Martín Rodríguez lo dejó helado. “¡No, señor! No viene Soca”, le dijo el delantero con cara de pocos amigos. El Pato pensó que era una broma. “No, no, señor, no viene acá. A mi habitación no”, insistió Martín.

Aguilera, fiel a su costumbre de hablar y responder siempre en tono jocoso, le disparó: “Dale, Martín, dejate de joder”. Y como no había forma de convencerlo, el Pato le pidió que lo hiciera por él. Pero no hubo caso. Martín Rodríguez no aceptaba la convivencia con Carlos Soca.

Ante la situación que se planteaba el Pato fue a contarle al resto de sus compañeros lo que estaba pasando. ¿Qué hacemos? Se preguntaron todos tratando de que el agua no desbordara el río y se enterara el cuerpo técnico del problema interno.

Entonces mandaron al capitán Pablo Bengoechea, junto a los referentes del grupo, a hablar con Martín Rodríguez. Tanto insistieron que le terminaron torciendo el brazo.

“Está bien, que lo hagan venir”, atinó a responder Martín. A los pocos minutos desembarca Soca. Lo que nadie sabía era que el delantero aurinegro siempre había tenido pica con el ex ateral de Nacional en los clásicos. Por ahí venía la bronca.

Carlitos no sabía nada de lo que estaba sucediendo. Entró a la pieza y Martín Rodríguez, sin pelos en la lengua, lo encaró de frente y le dijo lo que tenía contenido en lo más profundo de su ser: “Te voy a decir una cosa, estás acá porque el Pato y Bengoechea me pidieron. Yo no te puedo ni ver. Te lo digo así, no te puedo ni ver, para mí vos sos de Nacional y yo soy de Peñarol. Lo tomás o lo dejás”. La cara de Soca quedó congelada.

Se podrán imaginar. El tema es que el lateral se instaló en la habitación del Pato y Martín Rodríguez. Horas más tarde Jorge Fossati brindó una charla y le dio la bienvenida a Soca. Cuando terminó le preguntó al lateral si quería decir algo.

Carlos tomó la palabra: “La verdad, muy agradecido y prefiero que vengan de frente como hicieron. Me acaba de pasar ahora en la habitación que Martín me dijo unas cosas. Pero quiero que sepan que vengo a defenderlos a muerte”.

EL MANTECA ESCUPIÓ PARA ARRIBA

Otro que vivió su historia al pasar de un grande al otro fue Sergio Daniel Martínez. El popularmente conocido como Manteca había defendido a Peñarol en 1991 y nueve años más tarde desembarcó en Nacional.

El día que llegó a Los Céspedes recibió una extraña bienvenida, como el propio Martínez narró.

“La primera vez que voy a entrenar a Nacional voy entrando y cuando paso por el chalet de los técnicos sale el profesor Esteban Gesto y me grita: “Vio que no hay que escupir para arriba”. Me quería morir, porque yo había declarado que nunca jugaría en Nacional”.

ROMERO: “VEN LAS RAYAS Y TIEMBLAN”

La salida de Luis Romero de Peñarol fue traumática. El tema terminó incluso en los tribunales de la AUF, que dictaminaron que el club le debía abonar más de 150 mil dólares al jugador.

El reconocido goleador era uno de los símbolos del Quinquenio aurinegro con una particularidad: siempre anotaba goles contra Nacional.

En aquellos años de euforia con la aurinegra, Romero llegó a declarar luego de un clásico: “Ven las rayas de la camiseta y tiemblan”. Con el tiempo terminó en los tricolores, besando el escudo de la camiseta en los clásicos y declarando que siempre había sido hincha de Nacional.

PINOCHO VARGAS

Otro que besó el escudo de la camiseta de Nacional, pese a su pasado aurinegro, fue Ernesto Pinocho Vargas. ¿Qué pasó con el delantero?

Vargas había sido campeón de América con Peñarol. El día que se sentó en la sede de Nacional el dirigente Scaravino le preguntó si estaba contento: “Cómo no voy a estar contento si de Peñarol me echaron como un perro”. Y acto seguido el directivo le comentó: “Lo único que te pido es que cuando hagas un gol, lo grites y le des un beso a la camiseta de Nacional”.

EL JABÓN DE BALTIERRA

En plena disputa de Peñarol por conseguir su segundo quinquenio, el volante Danilo Baltierra, pese a no tener contrato, realizó la pretemporada con los aurinegros. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo y terminó firmando contrato con Nacional. ¡Para qué! El entonces presidente de Peñarol, José Pedro Damiani, estalló: “Preparamos a Baltierra, gastamos agua y jabón, y le dimos a Ceferino un jugador pronto para jugar”.

LA BRONCA DE LUIS AGUIAR

Luis Aguiar fue uno de los últimos casos más emblemáticos y polémicos de pasar de un grande al otro. El Canario, que había sido figura en los aurinegros, jugaba en Alianza Lima dirigido por Pablo Bengoechea. Luego de innumerables rumores sobre su regreso a Peñarol, terminó fichando por Nacional. Y estalló la bronca.

Aguiar declaró: “La gente come mucho y habla mucho, siempre es el jugador el que se va mal o se va por plata y yo no quiero pasar más por un gil. Si te vas porque no te pueden arreglar y vienen jugadores de afuera es contradictorio. La gente habla y ensucia como me pasaron unas cuentas de Facebook donde ponen ‘se repite otra vez lo de 2011, viene por 6 meses, agarra ritmo, se va y no deja nada a Peñarol’. Eso me calienta porque Peñarol en lo económico no me hizo ganar ninguna plata”.

JR: "ME MIRABA CON LA CAMISETA Y NO ERA YO”

Juan Ramón Carrasco fue otro jugador que cambió de camiseta. Identificado con Nacional, en 1989 se puso la aurinegra de Peñarol. ¿Qué pesó para tomar la decisión? Lo contó el propio JR en su libro Carrasco, un tipo auténtico.

“Aquella fue una de las decisiones más polémicas que tomé. No fue nada sencilla. Confieso que me sentía muy dolorido con la indiferencia del cuadro de toda mi vida (Nacional), porque en esos momentos allí había una persona que nunca me quiso. No niego que influyeron en mí las ganas de tomarme algo así como una revancha, de demostrar que estaba vigente, que lo mí servía y por eso le dije que sí a Peñarol. Fue un error haber aceptado. Me miraba con la camiseta y no era yo”.