Después de ganar el Torneo Apertura, Liverpool jugó con la tranquilidad de saber que tenía comprado el boleto para el viaje final. El hecho de quedar rápidamente alejado de la posibilidad de ganar el Clausura, y pelear la Tabla Anual, lo fue perfilando para una semifinal contra el ganador del segundo torneo de la temporada.
Al margen de ello, el mensaje y la idea futbolística del técnico Joaquín Papa fue clara y apuntó siempre en un mismo sentido. Los negriazules tienen una forma de encarar y jugar los partidos, y no se apartan de ella.
De cara al juego del domingo, ESPN analiza las virtudes, los defectos, y las dudas de Liverpool para enfrentar a Peñarol.
El primer aspecto a resaltar es que el equipo de Papa tiene identidad y que sale a imponer condiciones al margen del rival de turno. Liverpool trata de llevar el partido a su juego, a su conveniencia, y así lo dijo el zaguero Martín Rea al afirmar: “Tenemos que ir a jugar nuestro partido y no quedarnos con la sensación de que pasaron 30 minutos y no estamos jugando la final. Tenemos que ir a imponer nuestras condiciones, a hacer lo que hicimos todo el año, convencidos de lo que somos y podemos hacer”.
La última de zona Liverpool, se ha mostrado firme y la prueba más contundente es que es el tercer equipo que recibió menos goles a lo largo del año detrás de Peñarol y Nacional.
El trabajo que realizan los laterales del equipo de Belvedere es fundamental ya que generan sociedades con los delanteros que van por la banda.
Pero el punto más fuerte de Liverpool está en el mediocampo, allí donde Martín Rabuñal, Gonzalo Nápoli y Lucas Acosta o Franco Catarozzi son el termómetro del juego.
En esa zona, el equipo de Belvedere ejerce superioridades imponiendo condiciones a los rivales. Rabuñal es el volante que aporta balance y maneja la salida del equipo, al tiempo que Nápoli es el conductor y el generador de juego.
Otro punto fuerte de los negriazules es su ofensiva. Juega con dos jugadores bien abiertos como Manuel Castro y Nicolás Vallejo, que son veloces y muy hábiles con la pelota, lo que les permite generar desequilibrio en el uno contra uno.
A ello se suma, que se complementan muy con los laterales generando sociedades.
En el corazón del área, Liverpool dispone de un delantero que tiene una capacidad de definición asombrosa como Abel Hernández. A su favor está el hecho de que el equipo le genera juego. La prueba más contundente es, los que van por afuera, le dejen la pelota adelante, y no atrás, lo que implica una ventaja para el que ataca sobre el que defiende en retroceso.
Un detalle en contra de los dirigidos por Papa es que han tomado algunos goles en los últimos minutos de los partidos.
