El hockey le arrebató al tenis un hito que mantuvo por casi 40 años. Las Leonas llegaron a otro podio olímpico y con la obtención de la medalla de bronce, Zoe Díaz, la jugadora más pequeña de la delegación del palo y la bocha, logró sacarle un récord que traía Gabriela Sabatini.
Hace 18 años y 70 días nació, en tierra argentina, Zoe Díaz de Armas. En ese momento no parecía, tampoco había mucho para darse cuenta, pero a medida que fue creciendo comenzó a vislumbrarse que sería distinta. Una persona diferente y no por el hecho de tener algo particular sino por lo que hacía con lo que poseía. Zoe desde su pronta infancia se percató que el deporte era lo suyo, allí encontró un lugar de recreación y disfrute que no le era sencillo hallar fuera de la cancha. Díaz, paralelamente a su regocijo, generaba disparidad entre sus pares; tan así que en los pasillos de su Club Italiano se rumoreaba que había una joven que daría que hablar en el futuro… y no era un simple barullo de conventillo, constaba acercase al campito de Riestra 2770 -donde el Tano hace de local- para atestiguar que ese murmullo llevaba verdad.
Tan grande era la expectativa que al irrumpir en la Primera División y, causar estragos a sus rivales, no era rutilante lo que generaba para el espectador por que los traía acostumbrados hace muchos años. Lo que sí causó euforia -y desorbitada emoción- fue cuando seleccionaron a la pequeña para defender la camiseta Argentina en el Mundial Junior 2023. Si bien Zoe no realizó todo el proceso con el plantel, verla desenvolverse en los entrenamientos con desfachatez y creatividad hizo que el entrenador de Las Leoncitas (Juan Martín López) la lleve a Chile para el certamen de dicha categoría.
Meses después, ya entrada en el 2024 y sin tanto asimilar lo vivido, Fernando Ferrara levantó el teléfono para decirle que quería contar con ella en el tramo final del ciclo olímpico con Las Leonas. Díaz aceptó, debutó con el seleccionado mayor en Pro League, se adaptó a la alta intensidad de forma natural, ayudándola a explotar sus habilidad innatas, y metiéndose en la lista final de París… el resto es historia conocida.
Volviendo a Sabatini, es difícil tomar dimensión del recado que brindó a la posteridad en esos Juegos de Seúl 1988. El crecimiento que tomó el tenis, y el deporte femenino en Argentina, fue edificado en parte por la Gaby y lo dejado quedó como fruto a las generaciones que la subsiguieron. Hoy, 36 años después, sin tanta consciencia y haciendo desparpajos en el campo de juego, Zoe Díaz de Armas entró al Olimpo de los atletas; logró con Las Leonas una medalla -en sus primeros Juegos- y se adjudicó el récord de ser la albiceleste más joven en recibir la presea olímpica, hito que le pertenenció, hasta el 9 de agosto de 2024, a una de las deportistas más influyentes de la historia latinoamericana.