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Mercedes Margalot y un recuerdo de Sídney 2000 que sigue latente

Mercedes Margalot, la jugadora que fue parte un proceso histórico en la Selección Argentina y que hoy, 25 años después y desde otro lugar, sigue de cerca a Las Leonas y recuerda la obtención de la primera medalla olímpica en la historia del hockey argentino. En orden cronológico y desde los estudios de SportsCenter, Mechi habló desde la etapa de preparación, pasando por el propio Sídney 2000 y continuando luego con los títulos del Champions Trophy 2001 y el Mundial de Perth 2002.

"La preparación a Sídney fue un poco la solución de continuidad de lo que veníamos haciendo ya en el proyecto "Cacho" Vigil, que desembarca en el ´97. Ya habíamos tenido la experiencia mundialista en Utrecht ´98, donde habíamos sido semifinalistas y terminamos cuartas. En el 99 fuimos campeonas de los Panamericanos, con lo cual digo, en cuanto a la preparación, fue una solución de continuidad con una diferencia enorme. Ya la propuesta había sido en el 99, con el ´basta de conformarnos con llegar a semifinales, tenemos que dar el salto de calidad y empezar a pensar en un podio´ y el salto de calidad es pelear por una medalla", comenzó Margalot.

El malentendido del reglamento, luego de haber cerrado una primera etapa del torneo con dos victorias y dos derrotas, generó que Las Leonas, al haber perdido con Australia y España (rivales en el grupo que clasificaron a la etapa final del certamen), se vieran obligadas a ganarle a Países Bajos, China y Nueva Zelanda si querían clasificar a la final de los Juegos Olímpicos. Al respecto sobre este tema, la actual conductora de SportsCenter confesó el momento en el que el grupo se enteró:

"Nos juntó una noche el cuerpo técnico completo a decirnos que había habido un error nuestro, propio como grupo, por supuesto, que se había leído mal el reglamento y que nosotros avanzábamos a la fase siguiente sin unidades. La verdad que uno cree que para ser campeón de lo que sea, se le tiene que ganar absolutamente a todos. Es cierto que fue muy personal, cada una se fue a su cuarto a masticar la bronca, o la tristeza, o la desilusión, o el sentimiento que la abrazaba en ese momento, de la manera en que cada una podía. Pero como grupo cerramos esa puerta y dijimos ´a partir de ahora estamos obligadas a ganar todo´ y así fue, salimos a ganar todo".

Al ser consultada sobre "qué sentiste al momento de subirte al podio, recibir la medalla de plata, mirarla y decir ´llegamos, lo logramos´", Margalot contestó: "Yo era chica, eran mis primeros Juegos Olímpicos, estaba en Disney, literal jajaja", comenzó. Y luego continuó: "Yo creo que son sensaciones que uno con los años empieza a valorar cada vez más, en ese momento era tocar el cielo con las manos, ni siquiera me acuerdo sentir la bronca de perder un partido. Después cada uno de los Juegos Olímpicos yo en lo personal los fui viviendo de maneras distintas, pero esa primera medalla olímpica fue la culminación de una entrega absoluta como grupo, la felicidad de haber logrado algo épico, histórico... me animo a decirte que hoy, 25 años más tarde, lo valoro más".

"La vuelta al país después de Sídney fue un recibimiento increíble, explotaba el Aeropuerto de Ezeiza. En ese momento la jefa de equipo, Claudia Medici, tenía un teléfono y nos iban llamando distintos medios. Fue inimaginable todo, los titulares de los diarios. Yo creo que la prensa siempre fue hasta muy condescendientes porque creo que siempre ese espíritu traspasó la pantalla, entonces, aún si perdíamos, la prensa rescataba lo mejor de esa derrota. Fue maravilloso, fue un antes y un después creo yo en el hockey argentino", declaró acerca de lo que fue volver luego de haber hecho historia con la Selección.

Si bien una medalla es un símbolo que demuestra el logro histórico que se consiguió, el cariño de la gente, la historia que se escribió en aquellos JJ.OO. y la amistades que uno puede haber formado es lo que perdura con el tiempo: "Yo creo que lo más lindo de esa medalla olímpica es que hace un mes vinieron todas las chicas a comer a casa y nos reímos como nos reíamos en ese Sidney. Lo más gratificante que a mí me ha dado los 12 años de selección, más allá de las medallas olímpicas, es, seguir compartiendo con ese grupo de amigas que hoy son mis hermanas, y seguir riéndonos como el primer día. Las medallas, en mi caso, están guardadas en un cajón, pero me parece que eso es lo que queda al final, la amistad. Después los libros, la historia, se escribe, pero lo que nos queda a nosotras es eso", dijo la exdefensora.

Si bien se recuerda Sídney como hecho histórico, el nacimiento de "Las Leonas" fue el comienzo de una larga racha de buenos resultados, entre ellos el primer campeonato de Champions Trophy en 2001 y la Copa del Mundo de Perth 2002. Sobre el título del 2001, Mechi expresó: "Fue la primera vez en la historia que Argentina ganaba un Champions Trophy. Me parece que fue el continuar el camino que veníamos haciendo, ratificar que no había sido esporádico o aislado lo de Sídney, sino que éramos las mejores del mundo y lo estábamos demostrando. Demostrábamos que estábamos porque merecíamos estar ahí".

Además, Mechi contó una anécdota imperdible con Sergio Vigil en el medio del Champions Trophy: "Yo tengo muchas anécdotas, una de ellas fue con "Cacho" (Vigil), en un momento me retó en una charla técnica porque yo me había tirado a quitar una pelota e hice un córner corto en contra, entonces el día de la final me dice "vos querés hacer un gol, te vas a tirar, pero en el córner corto a favor", algo que yo no estaba en esa posición, yo ahí no arrastraba y en la jugada preparada termino anotando un gol tirándome para desviar".

Por último y para cerrar la charla con ESPN.com acerca del comienzo de una época dorada para Las Leonas, Mechi Margalot se refirió al Mundial de Perth 2002, la primera vez en la historia que el seleccionado argentino se consagraba campeón del mundo: "Es un camino que se empezó a trazar años atrás, que el primer escalón fue la historia de una final olímpica, que el segundo escalón fue la historia de ganar un Champions Trophy por primera vez, y que ese tercer escalón que todas deseábamos, que no sea el último, por supuesto, porque Las Leonas siguieron creciendo en todos estos años, pero fue el consagrarnos campeonas del mundo. Éramos sin lugar a dudas el mejor equipo del mundo y lo sabíamos, pero desde la humildad".