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Koeman

Ronald Koeman salió disparado con los brazos abiertos para conectar con el mundo. Corazones a 10.000 pulsaciones por minuto. Adrenalina...

El FC Barcelona, el club que se proyecta al planeta como la entidad que es "más que un club", ponía un pie en su propia y soñada luna. Europa era una asignatura pendiente y el Barça conseguía su primera orejona en la catedral del fútbol. Johan Cruyff, padre de la criatura, lo guiaba al olimpo que se le había negado 6 años antes en Sevilla, frente al Steaua de Bucarest en una nefasta definición por penales.

En 1986 le faltó determinación, fe y potencia. Todo lo que exhibió Ronald Koeman en el minuto 111 de Wembley 92, a falta de 9 minutos para unos penales que la Sampdoria iba a afrontar sin Gianluca Vialli, su jugador distinto. Y ante 70.827 espectadores a los que ya no les quedaban uñas para morder.

Vujadin Boskov, DT serbio de la Sampdoria, había insistido en los entrenamientos previos en no ceder tiros libres cerca del área. El exentrenador del Real Madrid consideraba eso un suicidio ante un equipo de virtuosos como Koeman, Stoichkov, Guardiola, Bakero y Laudrup.

El cuadro genovés cumplió hasta que una retención de balón cerca de la media luna del área rompió el guión. A Eusebio le secuestraron la pelota, no le dejaron maniobrar y por eso el árbitro alemán Schmidhuber sancionó el castigo tan temido por Boskov.

Hristo Stoichkov se paró a la derecha de la pelota. José María Bakero, a la izquierda del balón. Y Ronald Koeman (Zaandam (Holanda), 21 de marzo de 1963), tomó envión. Su pierna derecha, una de las armas más temidas a principios de los noventas. Tocó el búlgaro. Frenó la bola el vasco. Y el rubio sacudió un terrible derechazo que se incrustó a media altura, pegado al poste derecho de Gianluca Pagliuca, arquerazo clave en la conquista de 6 títulos en 7 temporadas.

El bazuca de Koeman evitó que la Sampdoria superara el logro de 1989-90 cuando se quedó con la Recopa y desató el delirio en Catalunya y hasta el vicepresidente primero Joan Gaspart celebró arrojándose vestido al río Támesis.

Aquel FC Barcelona de naranja que formó con Zubizarreta; Ferrer, Koeman, Nando; Eusebio, Guardiola, Bakero, Juan Carlos; Julio Salinas, Stoichkov y Laudrup, fue bautizado 'Dream Team' y unió millones de abrazos para celebrar su entrada en el panteón de los equipos inolvidables.