ROMA -- El tenista serbio Novak Djokovic, número tres del mundo, se ha hecho con el Masters Series de Roma 2008, en una final disputada frente al suizo Stanislas Wawrinka y en la que se notó la ausencia del campeón de las tres últimas ediciones, el español y número dos del mundo Rafael Nadal.
El serbio, que definió su último año como de "sueño" y afirmó que desea terminar como "número uno de la Race" 2008, ha obtenido así su primer Masters Series en arcilla, una superficie en la dijo que ha estado trabajando en los últimos tiempos para preparar mejor Roland Garros.
Djokovic ganó al suizo Stanislas Wawrinka por 4-6, 6-3 y 6-3 en una final menos alegre que las vividas en las tres últimas ediciones, cuando Nadal y un público entregado a su causa gritaba con entusiasmo todos sus puntos.
En esta ocasión, la sobriedad del suizo y del serbio mantuvo a los espectadores en un plano discreto, mientras por encima de sus aplausos se escuchaba el cantar de goles de los seguidores del Roma en el vecino estadio Olímpico, que animaban tanto los tantos de su equipo como los del Siena frente al Milán y que han impedido al Inter proclamarse hoy campeón de la liga italiana.
El serbio supo, no obstante, ganarse el calor del público al hablar en un buen italiano durante la entrega de premios.
"Este es uno de los torneos más importantes que he vencido en mi carrera y espero estar aquí el próximo año", dijo Djokovic, flanqueado por los organizadores del torneo y la ex tenista argentina Gabriela Sabatini, que ha recibido la raqueta de oro de la organización.
Después en rueda de prensa, comentó: "Estoy muy contento de haber conseguido mi primer gran premio en arcilla. Ahora tengo una mayor confianza para los próximos grandes acontecimientos en esta superficie y en otras".
El serbio dijo que seguirá "trabajando sobre todos los aspectos de su juego porque no hay ningún tenista perfecto" y, aunque señaló que él es más veloz sobre el cemento, dijo que en polvo de ladrillo este año ha demostrado que ha ganado nueve de diez partidos, por lo que está "muy satisfecho".
También dijo que en las últimas semanas ha trabajo mucho sobre su "agresividad" en el juego, ya que una de sus prioridades era Roma y la otra es Roland Garros.
No obstante, el serbio dijo que seguirá "trabajando sobre todos los aspectos de su juego porque no hay ningún tenista perfecto" y, aunque señaló que él es más veloz sobre el cemento, dijo que en polvo este año ha demostrado que ha ganado nueve de diez partidos, por lo que está "muy satisfecho".
También indicó que en las últimas semanas ha trabajo mucho sobre su "agresividad" en el juego, ya que una de sus prioridades era Roma y la otra es Roland Garros.
Por su parte, Wawrinka también mostró su entusiasmo de haber llegado a la final en un torneo que comenzó como el número 24 de la ATP y termina entre los diez primeros.
"Empezar como número 24 y termina como el 10 es un gran salto para mí", explicó Wawrinka.
Respecto a si el jugador serbio es ahora el tenista a batir, después de la caída en el torneo romano de Federer y de Nadal, Wawrinka resaltó que "los tres son grandes y están jugando bien", aunque expresó su esperanza de que su compatriota termine el año como número 1.
Novak llegó a la final sin jugar la primera ronda y tras eliminar al ruso Igor Andreev por 6-3, 3-6 y 6-3 y retirarse sus otros dos rivales, el español Nicolás Almagro, que dejó el partido cuando iba perdiendo 6-1 y 1-0 por una lesión de muñeca, y el checo Radek Stepanek, que se retiró cuando cedía 6-0 y 1-0 al estar afectado por un malestar.
Ello permitió a Djokovic estar más descansado que Wawrinka, aunque el suizo también tuvo un día libre al retirarse ayer su contrincante, el estadounidense Andy Roddick, lesionado en su espalda, cuando perdía por 3-0
Djokovic tuvo un juego irregular, con faltas de concentración en ocasiones, reflejados en su mayoría en los 25 errores no forzados, que fueron compensadas, no obstante, por las de Wawrinka.
Wawrinka logró hacerse con el primer set cuando rompió el servicio de Djokovic en el quinto juego y mantuvo la ventaja hasta el mismo juego del segundo set, cuando la ruptura fue al contrario.
En el tercer set, Djokovic logró la delantera desde el principio y ya no la dejó.