Desde 2020 se han asentado en el Barça nueve futbolistas nacidos en La Masia, un dato del todo desconocido en La Fábrica del Real Madrid.
La cantera ha variado en el Barcelona moderno entre la necesidad, la excepción y la apuesta. Pero 25 años después de que Louis van Gaal (siempre señalado por llenar la plantilla de neerlandeses) iniciase con Xavi, Puyol y Gabri un camino que alcanzó el cénit una década después bajo el mando de Pep Guardiola, el vestuario azulgrana vuelve a respirar a través de su fútbol base.
En el último Clásico, de los 20 jugadores convocados por el Real Madrid solo seis eran españoles y de ellos, cuatro canteranos. En el equipo inicial apenas uno, Lucas Vázquez. En el Barça, de los 22 convocados por Flick 16 eran españoles, 12 canteranos. Y en el equipo inicial formaron seis jugadores surgidos de La Masia (Iñaki Peña, Cubarsí, Balde, Casadó, Fermín y Lamine Yamal), que llegaron a ocho con la entrada posterior de Dani Olmo y Gavi.
La realidad actual del Barça contrasta con la del Real Madrid. Si son 11 los canteranos azulgrana con dorsal de la primera plantilla y otros cuatro que han tenido participación desde que comenzó esta temporada, en el Madrid son solamente cuatro (Carvajal, Lucas Vázquez, Fran García y Asencio) los utilizados por Carlo Ancelotti. Y de ellos solo Asencio (urgente sustituto de Militao) se ha estrenado en el primer equipo directamente desde el filial sin que pueda, aún, saberse si tendrá futuro en el Bernabéu.
De hecho, la confianza del entrenador italiano con el fútbol base merengue es prácticamente inexistente. En sus dos etapas como técnico del Madrid (2013-2015 y desde 2021) Ancelotti ha dado la alternativa a 23 canteranos... Y ninguno de ellos (habrá que ver el futuro de Asencio) llegó a asentarse en la plantilla. La diferencia entre los dos gigantes es abismal... Por más que desde el Bernabéu se expongan argumentos indiscutibles.
Álvaro Morata y Nacho fueron los dos últimos futbolistas que se hicieron un hueco en el primer equipo directamente desde el Castilla pero Ancelotti nunca se ha mostrado especialmente preocupado por ello. Si hace un año, en la previa de Champions frente al Napoli, reveló la necesidad de "aprovechar la calidad de la cantera" y destacó que los futbolistas del segundo equipo "están listos para jugar con nosotros", no mucho después defendió que el Madrid apenas cuente con su fútbol base porque "aquí estamos para ganar, no para dar minutos...".
Barcelona, regreso a los orígenes
El Barça también ha vivido, más de lo deseable, de espaldas a La Masia en diversas épocas. Y no hace demasiado de la última de ellas.
Si la segunda década de este siglo fue poco menos que un desastre para una cantera que apenas si vio asentarse en el primer equipo a Sergi Roberto (hasta la eclosión de Ansu Fati), en las cinco últimas temporadas la necesidad se ha mezclado con el atrevimiento y hoy Hansi Flick no solo cuenta con una base sólida de canteranos en su plantilla, más aún, son práticamente la columna vertebral de cualquier alineación del entrenador alemán.
Desde el verano de 2020 han debutado en el Barça hasta 24 futbolistas procedentes directamente de su cantera, además de otros cinco (Eric García, Adama Traoré, Héctor Bellerín, Oriol Romeu y Dani Olmo) que se marcharon antes de llegar al primer equipo y regresaron (con mayor o menor suerte) después. De estos 29 nombres, hoy son 14 los que forman parte de la plantilla o que con dorsal del filial (cuatro) están en dinámica de este primer equipo.
Munir, Sandro, Miranda, Abel Ruiz, Aleñá, Riqui Puig, Carles Pérez, Samper, Deuleofeu, Rafinha, Bartra... No fueron pocos los jugadores que tras Sergi Roberto tuvieron una aparición más o menos fulgurante y que acabaron marchando del club, faltos de oportunidades la mayoría y siguiendo los pasos de Tello, Cuenca, Montoya, Fontàs, Jona dos Santos o Thiago, de quien se primó el dinero por un traspaso que su asentamiento como, quizá, heredero de Xavi...
Pero la pandemia del covid que provocó el derrumbe económico del Barcelona y el desastre de Lisboa que motivó la llegada de Ronald Koeman al banquillo significó un nuevo comienzo, en agosto de 2020, y un regreso hacía los orígenes.
Óscar Mingueza, Ilaix Moriba y Konrad de la Fuente fueron los primeros en la temporada 2020-21. Les siguieron el curso siguiente Gavi, Nico, Balde, Ilias Akhomach o Mika Mármol y así hasta un total de 24 futbolistas ascendidos por Koeman, Xavi y finalmente Flick, quien ha reafirmado esa apuesta.
Es Lamine Yamal y es Cubarsí. Y son Casadó, Balde, Fermín, Olmo, Iñaki Peña, Fort, Gavi, Èric García, Gerard Martín, Domínguez, Cuenca o el lesionado Marc Bernal... Es un Barça que asaltó el Bernabéu hace menos de un mes con seis canteranos en el once titular y ocho de los catorce que jugaron en ese bestial 0-4 frente a un rival en el que apenas formó Lucas Vázquez de inicio y Fran García en los minutos finales.
Real Madrid: canteranos de paso
En la otra acera la situación se contempla de manera distinta. No distinta... Absolutamente diferente. Alrededor del Madrid suele proclamarse que su cantera "es todo el mundo" y en ese aspecto el producto propio, el nacido en La Fábrica, queda diluido.
"Aquí no estamos para dar minutos y formar jugadores, sino para ganar y por eso siempre pongo a los mejores. Esto es la alta exigencia", sentencia un Ancelotti totalmente alineado con la filosofía de su presidente, siempre más cercano a proyectos galácticos que a apostar por el producto propio.
Florentino Pérez puede invertir más de 90 millones de euros en juveniles como Vinícius y Rodrygo y otros 50 en Endrick mientras no concede ningún tipo de atención a la propia cantera del club. Menos aún animar al entrenador de turno a conceder minutos de calidad a jóvenes prometedores como Arribas, Mario Gila o Nico Paz.
Tal es el nulo apoyo existente que los canteranos del primer equipo como son Carvajal, Lucas Vázquez o Fran García llegaron después de ser traspasados por el club. Carvajal fue vendido al Bayer Leverkusen en 2012 por 5 millones de euros y recuperado un año después por 7; Lucas Vázquez fue recomprado al Espanyol en 2015 por un millón y por Fran García pagó 5 millones al Rayo Vallecano en 2023, dos años después de venderlo por 1.5.
Desde el verano de 2020 han sido 16 los canteranos que han debutado en el primer equipo del Real Madrid... Y ninguno de ellos ha tenido continuidad en la plantilla. Habrá que ver, claro, la gestión de Ancelotti con Asencio que, de entrada, no es demasiado optimista viendo el pasado más inmediato.
Seis futbolistas: Miguel Gutiérrez, Antonio Blanco, Alvaro Carrillo, Marvin, Chust y Nico Paz fueron los únicos en disfrutar de alguna titularidad. Ninguno de ellos está ya en el Madrid. El primero sumó 10 partidos y hoy juega en el Girona, Blanco (6 partidos) está en el Alavés, Carrillo (1) en el Eibar, Marvin (4) en Las Palmas, Chust (3) en el Cádiz y Nico Paz (8) en el Como.
Conclusiones
En el último Clásico (0-4) solo había un futbolista español en la alineación del Real Madrid, Lucas Vázquez que además es canterano. Enfrente el Barça formó con ocho españoles, de los que seis eran canteranos. No es extraño que la selección vuelva a dibujarse en azulgrana y pueda empezar a recordar a la que conquistó el Mundial de Sudáfrica en 2010, en cuya plantilla había nueve futbolistas surgidos de La Masia (Valdés, Reina, Puyol, Piqué, Xavi, Busquets, Iniesta, Cesc y Pedro) por solo tres de La Fábrica (Casillas, Arbeloa y Mata).
El Madrid utiliza mayormente la cantera para hacer negocio. Pasar del Castilla al Bernabéu es poco menos que una quimera y son legión, muchísimos, los futbolistas que hacen carrera en otros clubs, ya sea en España o en el extranjero.
El Barça, en cambio, observa el salto al primer equipo como un paso natural en la carrera de muchos futbolistas, aunque no sean tantos los que se acaban asentado en la plantilla y sean también más de los esperados los que, teniendo que hacer carrera lejos del club no alcancen la carrera esperada.
El Barça cree en su cantera, apuesta e invierte lo necesario, a todos los niveles, en ella; el Madrid, no. La conclusión es tan simple como indiscutible... Y lo que para unos es un orgullo, a los otros no parece ocuparles ni preocuparles.