<
>

Mundial de Atletismo, Día 6: El gran Dos Santos

Eugene, Oregon -- La final de Tokio la vi junto a Felix Sánchez, el dominicano que ganó dos títulos olímpicos en esa prueba. Cuando Karsten Warholm cruzó la meta, Félix se llevó las manos a la cabeza. Desconozco si tenía la boca abierta porque el uso de la mascarilla en las tribunas de ese estadio era aún obligatorio. Pero puedo imaginármelo con la boca abierta. Así estábamos los par de miles de testigos presenciales de una de las más espectaculares finales de 400 metros con vallas en la historia. Diría que la más espectacular, pero no he visto aquellas de principios de siglo pasado.

Los tres primeros rompieron el récord olímpico y los dos primeros corrieron por debajo del récord mundial. Warholm lo hizo por 76 centésimas, una reducción del antiguo récord mundial de 1.6%. Una barbaridad no vista en una pista de atletismo desde que Michael Johnson redujo en una proporción semejante el récord de los 200 metros en 1996. En ese momento la tribuna de prensa se convirtió en un festival de superlativos. "Maravilloso", "fantástico", "gigantesco". Yo dije "Beomonesco", en referencia a Bob Beamon y sus 8.90 metros en la longitud de los Olímpicos de 1968 en México.

En términos de calidad, no hay duda que la prueba final de Tokio fue la mejor que los 400 metros con vallas han visto en su historia y los tres medallistas olímpicos se han vuelto a ver ahora en Eugene. Una de las carreras más esperadas del calendario del Mundial. El reencuentro, la revancha.

Warholm, Rai Benjamin de Estados Unidos y el brasileño Alison Dos Santos. Este último entraba a la final de Eugene invicto en las últimas ocho carreras y el único en bajar de 47 segundos. Rai Benjamin, campeón nacional de su país y segunda mejor marca del año. Warholm con una lesión sufrida en junio. La final del Mundial fue apenas su tercera carrera del año y se notó.

Warholm llevó la carrera a tope hasta los 200 primeros metros y luego fue absorbido por el corredor perfecto para esta prueba. Alison dos Santos mide 2.00 metros y su larga zancada le permite regularidad entre las vallas. Su evento es de velocidad, pero al mismo tiempo necesita de un ritmo particular, una sincronía entre valla y valla, para que esas no sean un obstáculo. Dos Santos y Benjamin dejaron a Warholm atrás y se encargaron de levantar a los aficionados en Hayward Field de sus asientos.

Antes lo hicieron para el 1,500 más rápido de la historia y la historia más tierna de estos mundiales. Hasta ahora al menos. Jake Wightman de Gran Bretaña sorprendió a todos aguantando sobre el final la embestida de Jakob Ingebritsen de Noruega, campeón olímpico.

Lo espectacular pasaría desapercibido por muchos. El anunciador del estadio, emocionado aún por el cierre de la prueba pidió disculpas por el exceso de entusiasmo durante el evento: "Es que el que acaba de quedar campeón del mundo es mi hijo". Lo demás lo pueden imaginar y si son padres, se identifican con Geoff Wightman. El hombre más feliz en Hayward Field.

Después de Dos Santos me parece. El 46.20 es la segunda mejor marca de la historia, y la tercera vez que el brasileño rompe los 47 segundos. Warholm ha corrido cuatro veces por debajo de esa barrera. Quizás después de Eugene, Alison Dos Santos continúe su racha y en el escenario correcto pueda acercarse al récord de Warholm. Quizás el mejor corredor de 400 metros con vallas de toda la historia no sea quien tiene el récord del mundo, sino el paulista que acaba de ganar el título mundial.