El padre de Ana Paula Vázquez relata en este Relevo Olímpico cómo vivió el día en que su hija se convirtió en medallista en los Juegos Olímpicos Paris 2024.
Nota de redacción: El autor es el padre de Ana Paula Vázquez, una de las tiradoras con arco mexicanas que conquistó la medalla de bronce por equipos.
Nos levantamos en la mañana, con una situación entre intensa y seria en el departamento que alquilamos en París. Prácticamente no desayunamos, por la misma tensión, y salimos para estar allá una hora y media antes de la competencia. Nos fuimos toda la familia, mi esposa, mi suegra, mis hijos Emilio y Diego, la novia de Emilio.
Antes de salir, hicimos una oración, como todos los días, pero esta vez un poco más intensa.
Tomamos los trenes, vimos cuales eran los que teníamos que ir, llegamos a la Place des Invalides, y caminamos a todo lo largo del campo, todos muy serios.
Llegamos a la boletería y desafortunadamente solo encontramos cinco lugares juntos y éramos seis, por lo que yo me fui en el que estaba aparte, al otro lado de la tribuna. Pero, todos estábamos con nuestras banderas y las playeras de México.
Iniciaron los cuartos de final. Ellas compitieron hasta el tercer match y en una cámara con zoom veía a Ana Pau calentando en el campo de entrenamiento.
Llegó la hora. Fue muy intenso ese primer match contra Alemania, con quienes teníamos cuentas pendientes: ellas nos sacaron de los cuartos de final en Tokio 2020. Ana Pau cerró increíble para no tener que ir a un desempate. Tenía que cerrar con un 10 y lo hizo. Siempre me lo dijo: “yo quiero cerrar, quiero tener esa flecha de cierre y veras que lo voy a hacer, Papá”. Y lo logró.
Desde que se puso en la línea de tiro yo sabía que lo iba a lograr porque estaba buscando esa flecha. Muy emocionante, difícilmente puedo explicarlo.
Nos veíamos de tribuna en tribuna mi familia y yo, quede en los asientos con un hermano de Angie, la hermana de Alejandra Valencia, y estuvimos muy juntos por ahí como México.
Llegó China … No se pudo con China, pero una vez que fuimos con Países Bajos fue increíble. Sabía que lo iban a hacer. Empezaron bien y cuando empezaron, me dije, “de aquí ya no las mueven”.
Estábamos muy contento, sobre todo porque veíamos a Ana Paula muy contenta y animada pidiendo las porras, los gritos de ¡México! Ella nos decía “yo los quiero ver, los quiero escucharen las gradas”.
Creo que el último grito de cada vez que Ana Pau iba a tirar era de mi esposa Laura. Y lo dijo después cuando la vimos. “yo escuchaba ese grito de mamá y me ayudo demasiado para sentirme segura”.
Esto fue todo un gran día, uno de los mejores días de nuestra vida. Se lo merece, se lo merece el equipo completo, Ale, Angie, Ana Pau Nada más queda dar gracias a Dios, estar muy contentos con Ana Pau, con todas las bendiciones que Dios nos da.
Ese ha sido el día. Hasta horita, (son las 2:20 de la madrugada) no nos cae el sueño además del cansancio, el sol y la deshidratación que vivimos, porque no queríamos ni bajar a comprar algo de tomar. Después de tantos años de tantas bajas y altas, cuestiones tan difíciles como su cirugía y su decisión de llegar a esa cirugía, todo esto valió la pena.
Ahora, le pasamos la estafeta a Josué Utrilla.
Tal y como le conto a Itzel Bandin