PARÍS (Enviado especial) -- Esa bandera que flamea entrada la noche es de Nacional, pero ante todo es del fútbol uruguayo. Las camisetas que la acompañan son, también, de Nacional, aunque el nombre de Luis Suárez y el color de una de ellas, Celeste, las convierte en camisetas del país todo.
¿Qué puede hacer un uruguayo en los Juegos Olímpicos de París 2024 para sentirse en casa? Quizás ver hockey sobre césped, en este caso en su rama femenina, sea solo una excusa…
Colombes parece olvidarse de Uruguay. Una pasarela con momentos históricos del estadio rememora la final del Mundial de 1938, la pelea entre Monzón y Bouttier, logros del Racing Club local y, claro, los Juegos de 1924, donde fue sede principal, albergando las ceremonias de inauguración y clausura, el atletismo, el rugby y el fútbol, pero no hace mención a Uruguay.
La primera de las cuatro estrellas de la Celeste parece no importar alrededor del Stade Yves-du-Manoir, pero eso justamente no importa, porque aunque Colombes se olvide de Uruguay, Uruguay nunca se olvidará de Colombes.
100 años después de que José Nasazzi y compañía hicieran historia a aproximadamente cinco kilómetros de París, siguen presentes la inédita vuelta olímpica, las goleadas contra Yugoslavia, Estados Unidos, Francia, Países Bajos y Suiza y los multitudinarios festejos en Montevideo.
Uruguay, celoso de su historia y de sus logros, se bordó hace un siglo la primera de sus cuatro estrellas. Colombes, Ámsterdam, el Centenario y el Maracaná. 1, 2, 3, 4. Colombes es esa estrella encima del escudo de la Asociación Uruguaya de Fútbol, pero también es la quinta de Narancio en Maroñas, las tres semanas de viaje ida y vuelta en barco, los jugadores yugoslavos subestimando a los rioplatenses y el mítico Uruguayos campeones, de América y del mundo, esforzados atletas que acaban de triunfar, los clarines que vieron las dianas en Colombes más allá de los Andes volvieron a sonar.
Para un uruguayo, Colombes también es tribuna del Estadio Centenario y referencia en Los Olímpicos de Jaime Roos, es el recuerdo de una de las primeras grandes gestas futbolísticas del país de tres millones y medio de habitantes, que en ese momento era el país de apenas un millón y medio.
Colombes, en verdad, tampoco se olvidará nunca Uruguay, porque en su esencia, con hockey o con fútbol, con rugby o con boxeo, siempre vivirán allí los sueños más celestes.
Enfrente del estadio, una pintura recuerda: COLOMBES, TOUJOURS OLYMPIQUE (COLOMBES, SIEMPRE OLÍMPICA). ¿El color? Pase y vea.