Los Juegos Olímpicos de Paris 2024 no estado exentos de errores y fallas de organización, pero hay demasiadas bellezas para esconderlos.
PARIS - Todos los Juegos Olímpicos tienen un color especial, sensaciones diferentes e identidad propia.
En los juegos que he estado y en aquellos que he visto desde la sala de redacción y o más chico en mi casa, cada uno tenía su sello particular. Paris 2024, vienen acompañados de una ciudad única, que te deja maravillado ante cada esquina en la que uno doble. La elegancia y el romanticismo, combinados en una ciudad que además tiene a un río como compañía y una historia como biografía, creo que hace que París tenga algo diferente.
La historia de los juegos con París es muy rica. Pierre de Coubertin, el fundador de estos Juegos Olímpicos modernos nació en esta ciudad. Y mientras vivía, dio dos intentos relativamente fallidos de tener los Juegos Olímpicos en su ciudad. En 1900, se confundieron con la exposición universal y en 1924, pocos eventos se celebraron en el centro de la ciudad. En esa edición, de los eventos más asistidos, solo fueron el futbol y el atletismo los que más atención acapararon.
Ahora, la ciudad ya no le da la espalda a los Juegos, se puso de frente y los abrazó. Y eso hace que estos juegos en Paris parezcan como los primeros, aunque son los terceros, con imágenes maravillosas de esta ciudad majestuosa.
Al mismo tiempo ha habido desórdenes de organización, muchísimos más de los que se han atendido. Pero la atención ha estado puesta en el Arco del Triunfo, en las banderas, en la Torre Eiffel, en los aros olímpicos y en los colores que te invitan no solo a ver, sino a asimilar, a disfrutar de los Juegos Olímpicos con los cinco sentidos.
Son únicos de verdad, con muchísimos errores, pero con muchas más bellezas para esconderlos.
El próximo tramo de este relevo le corresponde a Mónica Mojón Lugo.