Emiliano viene de la familia más exitosa en la historia del pentatlón moderno en México, encabezada por su hermano Ismael
En la familia de Emiliano Hernández hay dos preceptos que no se pueden cambiar: El deporte, en particular el pentatlón moderno, y la afición al América, que es una orden de mamá.
“La historia del América llegó porque mi mamá (Celeste) le iba al América y le dijo a mi papá que no había opción, que le tenían que ir al América los dos (hijos)”, confiensa Emiliano, subcampeón mundial de pentatlón moderno en 2023, en el Ride a París con ESPN.
De ahí viene que Emiliano, cuyo hermano Ismael ganó la medalla de bronce en el pentatlón de los Juegos Olímpicos de Río 2016, tenga tatuada también la piel americanista y agregue que, si no hubiera sido deportista olímpico, su pasión estaba en el balompié: “Siempre me ha encantado el hermano, siempre me apasiona prender la tele y ver cualquier deporte. Si pentatlón no hubiera llegado a mi vida, me hubiera gustado explorar ser futbolista”.
Emiliano subió al Ride a París acompañado precisamente de su hermano mayor, que ahora vive y trabaja en Estados Unidos. “Mi papá y la familia de mi papá le van a las Chivas, imagínate”, compartió Ismael, consejero básico en la preparación y desarrollo de la carrera de su hermano rumbo a Paris 2024.
“Mi hermano siguió mis casos desde temprana edad, la finalidad era tratar de pasar más tiempo juntos. El objetivo se cumplió porque pasamos mucho tiempo, llegamos a irnos de campamento juntos, llegamos a irnos a Hungría durante meses a hacer campamentos”, recuerda el mayor de la dinastía.
Ser medallista olímpico es un acto selecto en México. El país compite en los Juegos Olímpicos de manera ininterrumpida desde Paris 1924, hace un siglo, y ha ganado menos de 80 medallas. Para llegar al podio se necesita planeación, disciplina y no equivocarse a la hora de la competencia.
“Constantemente me regaña, constantemente me da su consejo. El más reciente fue disfrutarlo, divertirme y entender que ser deportista es algo que va a durar una pequeña parte de mi vida, que tengo que disfrutarlo”, comparte Emiliano, que llegó a París con la motivación de haber sido nombrado banderado nacional por el Comité Olímpico Mexicano (COM). “Mi familia me inculcó alcanzar la meta, tener objetivos alcanzables pero también que te exijan", agrega.
Emiliano ha basado éxito de su trabajo en el respaldo familiar, en la confianza de los suyos. “Hemos logrado que el pentatlón moderno sea un deporte familiar en el cual todos estamos involucrados, mi papá como el coach y mi hermano como el mentor”, reconoce, aunque también precisa que este deporte ha cambiado mucho en cuanto a formatos de competencia respecto al momento en que ganó la medalla su hermano en 2016.
“El pentatlón ha cambiado mucho, no es el mismo deporte que practicaba mi hermano. Ahora se valora mucho al atleta que sabe hacer bien las transiciones, antes tenías una hora o dos horas para recuperarte y salir a la siguiente disciplina, ahora tienes cinco minutos y esos cinco minutos no te dan ni tiempo de pensar ni cómo vas ni nada. Tienes que recuperar tu energía, el aliento porque tienes que salir de nuevo. Ahora con 90 minutos es bastante rápido, y es un cambio que me benefició, la verdad”, reconoce.
Emiliano ha comenzado su participación en París este jueves, será el responsable de un cierre exitoso para la delegación mexicana y sumarse a la lista de abanderados que ganan medallas en Juegos Olímpicos, un esfuerzo que él ha basado en la familia y en la fe: “Empecé el ciclo (2022) viajando a Brasil con unas cartas de mis papás y una virgen de Guadalupe que me regaló mi mamá. A ese altar poco a poco se le fue agregando un Cristo que me regaló mi novia y una pulsera que me regaló mi papá, tengo ahí un recuerdo de cada integrante de la familia en un altar que tengo y al que le agradezco todos los días cuando estoy fuera de casa”, afirma.