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Por qué el Rugby Championship encara un futuro incierto

Una nube de incertidumbre acompaña el regreso de la principal competición de rugby del hemisferio sur. ¿Cuál es el futuro del Rugby Championship? En este momento, nadie lo sabe con certeza.

El torneo de este año (como la gran mayoría de las 12 ediciones anteriores) contará con dos duelos directos entre campeones mundiales: Springboks vs. All Blacks. Además, los Wallabies están en un proceso de reconstrucción bajo el mando de Joe Schmidt, mientras que Los Pumas, si bien son capaces de dar alguna sorpresa como su primer triunfo en Nueva Zelanda hace dos años, no se espera que aspiren al título en el primer año de Felipe Contepomi al mando.

Sin embargo, más allá de cómo llegan los equipos, el Rugby Championship en sí enfrenta múltiples desafíos importantes. El formato, que pasó a ser sede en años alternos para ahorrar dinero en costos de viaje, presenta fallas.

Este año, por ejemplo, los All Blacks se enfrentan a la difícil tarea de vender entradas para dos partidos en casa contra Los Pumas. Ni en Wellington este fin de semana ni en Auckland la semana siguiente se han agotado las localidades. Asimismo, Vender dos duelos contra los Springboks es algo común y corriente, pero el formato actual esencialmente deja a los fanáticos locales perjudicados cada dos años.

En Australia existe un clima similar. Los Wallabies agotaron las entradas para su partido del sábado contra Sudáfrica en el Suncorp Stadium este fin de semana, pero, históricamente, una asistencia de ese calibre es la excepción a la regla. Fuera de una gira de los Lions o de una Copa del Mundo en casa, Australia valora recibir a los All Blacks para los encuentros de la Bledisloe Cup por encima de cualquier otra cosa. Las entradas se agotan rápidamente en comparación con otros oponentes del Rugby Championship.

El año pasado, los All Blacks y los Wallabies atrajeron a 83.944 personas al Melbourne Cricket Ground, la mayor concurrencia al rugby en Australia desde principios de siglo.

Una mejora significativa de la competitividad de los Wallabies y Los Pumas sin duda mejoraría el estatus del torneo, pero es poco probable que eso suceda este año. El riesgo y la demanda, o la falta de ellos, son en parte la razón por la que las negociaciones para ampliar la inclusión de Japón y Fiji se han estancado en medio de sugerencias de que los estudios de viabilidad no arrojaron los números deseados.

Japón y Fiji, al menos por ahora, se quedarán afuera mirando hacia adentro mientras esperan la confirmación de su inclusión en el Campeonato de Naciones de 12 equipos programado para comenzar en 2026. Ese mismo año representa la mayor amenaza para el Rugby Championship en su forma actual, con Nueva Zelanda y Sudáfrica planeando iniciar giras recíprocas una vez cada cuatro años.

La primera gira implicará que los All Blacks jueguen tres o cuatro tests en Sudáfrica en 2026. Los Springboks luego devolverán el favor haciendo una gira por Nueva Zelanda por la misma duración en 2030.

Si bien revivir estas giras presenta una propuesta muy deseable para los fanáticos de Nueva Zelanda y Sudáfrica, y sus respectivas uniones desde una perspectiva financiera, el Rugby Championship quedará inactivo durante esos años y generará preguntas sobre su viabilidad y relevancia a largo plazo.

Los Wallabies están intentando negociar con New Zealand Rugby para que al menos una prueba de la Bledisloe Cup se realice en Australia en 2026 y 2030 para garantizar que efectivamente reciban algún tipo de compensación por cancelar el Rugby Championship. Sin embargo, aún no se sabe cómo los Wallabies y Argentina llenarán sus disponibilidades de agosto y septiembre en esos años.

Nunca lo admitirían públicamente, pero Nueva Zelanda y Sudáfrica, al priorizar sus giras, están socavando gravemente el futuro del Rugby Championship.

La reanudación de las giras también ha suscitado debates sobre la posibilidad de mantener el concepto para todas las naciones que participan en el Rugby Championship. Pero, como es evidente con la atracción de Los Pumas en Nueva Zelanda, sería difícil proponer una gira de un mes por Argentina.

La realidad es que en dos de las próximas cuatro ediciones el Rugby Championship se verán comprometidas. No se disputará en 2026 y el año siguiente, cuando Australia albergue el Mundial masculino, se disputará en un formato truncado. Es una necesidad imperiosa para las cuatro potencias del rugby del Hemisferio Sur resolver este asunto.

A pesar de todas las posturas de Sudáfrica, la puerta del Seis Naciones sigue cerrada para los Springboks, aunque a la vez también valoran su profunda conexión histórica con el rugby de Nueva Zelanda. La proximidad, si se la puede llamar así en comparación con las naciones del norte, dicta que Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia y Argentina se necesitan entre sí para organizar algún tipo de competencia de prueba consistente.

Cómo se verá esto a largo plazo, sin embargo, es una incógnita. El riesgo es que los constantes ajustes y cambios de formato creen un nivel de confusión o, peor aún, de apatía que devalúe notablemente el Rugby Championship. A esta altura, ese camino incierto ya está bien encaminado.