MIAMI -- El derecho cubano José Fernández se reafirmó como amo y señor de los predios del Marlins Park, al dejar sin carreras en ocho innings a los Nacionales de Washington, en la que puede haber sido su última actuación en la temporada del 2016.
Fernández (16-8) limitó a apenas tres hits la ofensiva de los Nacionales y sólo necesitó de un poderoso swing de Giancarlo Stanton para llevarse la victoria de los Marlins de Miami por 1-0 en cerrado duelo de pitchers con el derecho Tanner Roark.
El cubano llegó a 29 triunfos con dos derrotas en casa y mejoró a 7-0 su récord personal ante los Nacionales.
''Al principio trabajé principalmente con los rompimeintos y los cambios de velocidad para tratar de sacar outs lo más rápido posible y poder avanzar en el juego lo más profundo que pudiera'', explicó el serpentinero, quien le dio gran crédito de su éxito a su compañero de batería, el receptor J.T. Realmuto.
''Es increíble el trabajo de J.T, la confianza que te inspira. Yo simplemente sigo sus señas, de acuerdo con el plan que nos trazamos antes del juego. Es bueno tener un compañero como él, alguien con quien he ido creciendo a la par'', añadió José.
Stephen Drew le conectó un doblete después de un out en el inning de apertura y luego retiró en fila a los siguientes 21 bateadores, hasta que en el octavo, el venezolano Wilson Ramos bateó sencillo al central y el novato Brian Goodwin lo imitó con cañonazo al derecho.
Pero con corredores en las esquinas, el cubano metió el brazo, ponchó a Danny Espinosa y retiró al peligroso Daniel Murphy en rola a segunda para liquidar la única amenaza de Washington.
En total, Fernández ponchó a 12 bateadores, sin boletos y llegó a 253 abanicados en la campaña, un récord en la historia de la franquicia miamense. Su promedio de efectividad bajó hasta 2.86 limpias por cada nueve entradas de actuación.
Con esta labor sobrepasó los 180 innings planificados por el alto mando de los peces al inicio de la campaña, primera completa de su astro después de la operación Tommy John.
''Si esta fue la última apertura o no es algo que todavía está por verse. Yo me siento muy bien físicamente, pero hay que hablar con la dirección de mi equipo, mi médico y mi agente'', confesó el cubano.
''De todos modos, yo mañana estaré aquí temprano con los demás jugadores del equipo y siempre listo'', concluyó.
''José trabajó fácil, posiblemente como nunca antes en esta temporada, con dominio absoluto sobre todos sus lanzamientos'', dijo por su parte el manager Don Mattingly.
''Pude haberle dejado terminar el juego, con el marcador tan cerrado, pero confío en los hombres que tengo para hacer el trabajo de cerrar juegos y no quise forzarlo después de 111 pitcheos'', añadió Mattingly, quien alabó el trabajo del equipo, renuente a tirar la toalla a pesar de que las probabilidades de pasar a la postemporada son apenas matemáticas y dependen además de que pierdan los equipos que están por delante.
''Yo les dije a los muchachos de salir a jugar y a ganar un juego a la vez, sin mirar la tabla. Todavía estamos con vida'', concluyó el dirigente de los Marlins.
Roark (15-9) trabajó también con hermetismo casi absoluto y su único error fue en el sexto ante Stanton, quien le botó la pelota por el jardín derecho para su bambinazo número 27 del año.
Antes de eso, solamente se complicó en el tercero, cuando llenó las bases después de dos outs por sencillo de dee Gordon y pasaportes seguidos al dominicano Marcell Ozuna y al venezolano Martin Prado, pero dominó a Christian Yelich en línea al torpedero para cerrar el episodio.
David Phelps retiró el noveno para Miami y se apuntó su cuarto salvamento, a pesar de recibir un lineazo al cuerpo salido del bate de Drew.