Los Dodgers de Los Angeles han generado dos tipos de sentimientos entre fanáticos; para algunos la fe mueve montañas, pero para otros la novena azul podría estar despidiéndose con la cabeza en alto de otro torneo con las manos vacías.
A juzgar por los precios en los que se encontraban los boletos para el sexto duelo de la Serie Mundial de este martes, donde los locales se juegan el título de Grandes Ligas contra los Astros de Houston que llevan la ventaja 2-1, cualquier cosa puede pasar pero la taquilla no miente.
Por ejemplo, el popular portal de ventas StubHub tenía a la venta una entrada a partir de los $325 dólares en las graderías más altas sin asiento, cuando la semana pasada el boleto más económico en la misma ubicación costaba $1.000 dólares. Los precios llegan hasta los $11.080 dólares por asiento en primera fila detrás del dugout.
A menos de una hora de iniciar el juego el portal Vivid Seats estaba vendiendo el boleto más barato en $314 dólares. La caída considerable en los precios se debe a varios factores, pero sobre todo a uno innegable entre la afición.
"Quiero pensar lo mejor pero prepararme para lo peor, ya que pagué dos boletos a $500 dólares cada uno. La semana pasada me asomé pero no me alcanzaba la quincena para tanto, como $2,000 me cobraban", dijo José Torres al asegurar que jamás hubiera pagado más de $800 dólares hoy por ver a los Dodgers perder en casa.
A las puertas del Chávez Ravine algunos han optado por jugársela con la reventa, donde se consiguen boletos por debajo de los $300.
"Acabo de comprar uno por $290 dólares, es un buen lugar" comentó a ESPN Digital un aficionado que no quiso identificarse a puertas del estadio.
El estadio de los Dodgers es el escenario deportivo de mayor tamaño de las grandes ligas con una capacidad de 55 mil aficionados.
Aunque las cifras de esta temporada se oyeron en algunos casos exorbitantes, los juegos más costosos en la historia de la MLB se registraron el año pasado en la ciudad de los vientos en el Wrigley Field, cuando aficionados de los Cachorros de Chicago pagaron un promedio de $3.000 dólares el fin de semana de la Serie Mundial contra los Indios de Cleveland, que se celebró por primera vez en ese estadio después de 71 años.
Cifra que se acercó un poco a lo que se paga por una entrada al Súper Bowl, que oscila entre los $4.200 dólares, considerado el evento más costoso en Estados Unidos ya que se realiza solo por un día.
Expertos aseguran que si los New York Yankees hubieran llegado a la Serie Mundial, la historia seria otra y los precios estarían disparados por los cielos. Si bien es cierto que Nueva York está más lejos que Houston, analistas consideran que los aficionados de la gran manzana hubieran invertido más fondos en taquilla.
El espectáculo en todo caso es digno de aplausos, con 22 jonrones en los tableros de un clásico de otoño que marca un nuevo record, después de los 21 cuadrangulares registrados en el juego entre los Serafines de Anaheim y los Gigantes de San Francisco en el 2002.
En esta Serie Mundial hay banderas de Puerto Rico, Venezuela y Cuba por todas partes, ya que en esta edición peloteros hispanos han sido protagonistas de la acción sobre el diamante batazo a batazo, y los aficionados de los Dodgers que llegan de todas las latitudes no pierden la fé.
"Vengo de Dallas, y aquí estamos para apoyar a los Dodgers, los boletos nos costaron $2.500 dólares cada uno, Puig va a dar tres jonrones, hemos gastado $4.000 dólares por persona, por todo, porque vamos celebrar", asegura Gerardo Castro vestido de azul de pies a cabeza.
Tras esperar 29 años para soñar con lucir un anillo de campeones, la fanaticada azul hace lo propio, mientras los naranjas en menor cantidad en la tribuna exprimieron en graderías su mejor vibra para traerle suerte a los visitantes.
"Manejé de Houston a Dallas y tomé un avión, y las cuentas van subiendo, los boletos por $1600, el avión casi $500 y la manejada y hotel otros $200, pero esto es una Serie Mundial", comentó Pedro quien viene con sus dos hijos.
"Pagamos en total casi $1,100 dólares, por 2 boletos, y nada más le compre la barba de [Justin] Turner a mi hijo porque ya tenía su uniforme. Pero el precio no importa y espero que se disfrute la Serie Mundial", dijo Ángel Urrutia, quien vino acompañado de su hijo disfrazado de Justin Turner para este clásico embrujado.