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El béisbol espera impaciente la llegada de Vladimir Guerrero Jr.

El mundo del béisbol espera impaciente la llegada de Vladimir Guerrero Jr. Con cada cuadrangular, con cada día que termina con un promedio de bateo superior a .400, crece la impaciencia. A pesar de ello, los Azulejos de Toronto nos hacen esperar… Y eso está bien.

Ahora que Ronald Acuña Jr. ocupa un vestuario a una esquina del clubhouse de los Bravos de Atlanta, Baby Vlad ha ascendido a la cima de las carteleras en el negocio de los rankings de prospectos. Es quizás el prospecto más llamativo que verán en sus vidas. Su famoso padre con el mismo nombre es uno de los peloteros más emocionantes que hayan pisado un campo de Grandes Ligas y a finales de julio, tendrá su placa en Cooperstown, Nueva York. El joven Guerrero parece tener el mismo gusto por los momentos dramáticos e igual habilidad para lograr acciones espectaculares en el campo.

Gran parte de ello (la anticipación y su cotización en los rankings de prospectos) provienen del simple hecho de que Guerrero es muy joven, con tan sólo 19 años, nacido seis meses antes del estreno en cines de “El Club de la Pelea” en 1999. Nada hace que las ansias de la afición crezcan tanto como el surgimiento de un prodigio.

Sin embargo, hay algo que ha despertado gran interés en el proceso de toma de decisiones del gerente general Ross Atkins y los Azulejos de Toronto, y ha sido los números de Guerrero, que hacen pensar “son tan buenos que no parecen ser ciertos”. Antes de la jornada del miércoles, Guerrero hijo bateaba para .417/.465/.701 con 11 cuadrangulares, 18 dobletes y 53 empujadas en apenas 48 compromisos. Y esa no es la mejor parte: Guerrero ha negociado 18 boletos y ponchado en apenas 21 oportunidades.

En cualquier ocasión que un pelotero suma cifra así, sabemos que sus splits serán divertidos, entonces veamos: El OPS de Guerrero se encuentra por encima de 1.000 contra zurdos y diestros, tanto en casa como en la carretera, en abril y mayo, con dos outs y corredores en posición de anotar y contra pitchers mayores y más experimentados. No importa el contexto. Baby Vlad sigue sacudiendo por donde quiera que pasa.

Todo esto ocurre dentro de la Eastern League, en la cual la edad promedio de los bateadores es de 24.3 años, según baseball-reference.com. Entonces, ¿qué demonios están esperando en Toronto?

Lo entiendo bien. Yo también me encuentro impaciente. Veo a cada equipo de forma cuasi regular porque es la actitud responsable, de acuerdo a mis deberes profesionales. Sin embargo, tener que ver a los Azulejos en la presente temporada ha sido, prácticamente, una carga. Es el equipo más longevo en las Grandes Ligas y rápidamente cae, incluso, de tener posibilidad alguna de conseguir un puesto del comodín. Con los equipos longevos, la posibilidad de un cambio de suertes se diluye sin esperanza alguna. Es un equipo no muy interesante para ver, lo cual quizás esté contribuyendo a la caída de la asistencia en Toronto de 11.064 aficionados menos en el Rogers Centre, la peor disminución de boletos vendidos por partido de todas las Grandes Ligas.

Guerrero podría hacer mucho para ayudar a evitar la rodada cuesta abajo, por eso uno comprende que la tentación de ascenderle debe ser omnipresente para Atkins y su equipo. He allí el por qué hay que admirar la disciplina mostrada por la organización en este tema.

Las razones dadas por Atkins para justificar su espera han sido repetidas hasta el cansancio en semanas recientes. Guerrero necesita trabajar en su defensiva. No hay un puesto disponible en el roster del equipo grande para un antesalista, lugar dominado por Josh Donaldson. Los Azulejos no quieren convertir a Guerrero en un bateador designado con 19 años. Atkins insiste en que no se trata de un tema de manipulación de tiempo de servicio.

Cualquier equipo, casi a diario, debe evaluarse como organización a la hora de equilibrar las necesidades de su operación tanto a corto como a largo plazo. El cálculo cambia constantemente, pero lo importante es que mientras mejores oportunidades se tengan para conseguir logros a corto plazo, en mayor medida se basan las decisiones en maximizar la cantidad de triunfos en la situación actual. De lo contrario, se evalúan las cosas con una mentalidad más amplia y de mediano plazo.

Para Toronto, la realidad es que las probabilidades de luchar de forma viable por un puesto en la postemporada 2018 se están haciendo demasiado pocas como para influir en el proceso decisorio de los Azulejos. La situación de Toronto es muy distinta a la de los Bravos con Acuña, o los Nacionales de Washington en el caso de Juan Soto.

En mi sistema, la cantidad de triunfos promedio conseguidas por los Azulejos en simulaciones de la temporada ha caído, de 87.4 el 20 de abril a 75.3 el 20 de mayo. Cada día que pasa, los chances de Toronto de clasificar a la postemporada se hacen menores. En este momento, los Azulejos apenas cuentan con 6 por ciento de posibilidades de ir a los playoffs. La cifra necesaria para tener posibilidades ciertas es de 43 por ciento. Y recuerden, prácticamente estamos hablando de la posibilidad de que los Azulejos terminen jugando el partido por el comodín en Yankee Stadium o Fenway Park. No es que no intentes hacerlo, pero estas no son las circunstancias bajo las cuales se puede pensar buscando resultados a corto plazo.

Entonces, la pregunta fundamental para los Azulejos en estos momentos no es: “¿Puede Vladimir Guerrero Jr. ayudarnos ahora?”, sino: “¿Cómo nos podemos preparar a fin de aprovechar las mejores temporadas de Vladimir Guerrero Jr.?”

La primera pregunta es sumamente fácil de responder: El bate de Guerrero hijo podría ayudar a cualquier equipo de las Mayores en estos momentos. La segunda es, oh, tan complicada. A medida que transcurran los próximos dos meses, la tarea de Atkins será facilitar la transición hacia la próxima era exitosa de los Azulejos, la cual no sea tan lejana, con Guerrero, Bo Bichette y otros peloteros jóvenes en ascenso dentro de su sistema.

Primero y principal, Toronto necesita que Donaldson recobre su salud y mantenerle sano. Se ha mostrado por encima del promedio de la liga esta temporada tanto con el bate como con el guante. No obstante, es un pelotero con proyecciones de 5 WAR aproximadamente en la presente temporada. Se encuentra en el último año de su contrato y los Azulejos deben tratar de mercadearle antes de la fecha límite de cambios, momento en el cual Toronto muy probablemente absorba gran parte de su salario a fin de poder conseguir el mayor valor posible en el mercado en cuanto a prospectos a cambio de Donaldson.


Donaldson sería un alquiler de alto nivel para un equipo contendor (¿Atlanta? ¿San Luis?), especialmente si Toronto aligera la carga salarial. Además, los Azulejos cuentan con pitcheo abridor lucrativo en los últimos años de sus contratos, como lo son J.A. Happ y Marco Estrada. Allí es donde debe concentrarse Toronto en estos momentos.

La continua presencia de Toronto, junto a las posibilidades cada vez más remotas de los Azulejos de mantenerse en contención, que prácticamente sellan el destino actual de Guerrero. Si hace un par de meses atrás los Azulejos lo hubiesen promovido, incluso como designado, sustituyendo a Kendrys Morales, slugger con producción en vías de extinción, habría tenido sentido. Pero eso era en aquél entonces. Toronto debe actuar de acuerdo a su situación actual.

Posiblemente Guerrero llegue a las Grandes Ligas en algún momento en 2018. Si Donaldson, quien se recupera de otra lesión en su pantorrilla, termina en la lista de incapacitados, es posible que lo veamos en los próximos días. Quizás ocurra a principios de junio, tras el cierre de la ventana de elegibilidad Super 2, una fecha límite “light” que quizás no determine las acciones en Toronto, pero es algo que podría ahorrarle millones de dólares en arbitraje en un futuro. Probablemente ocurra después de la fecha límite de cambios. O quizás no sea sino hasta la próxima primavera. De una forma u otra, ocurrirá.


Podemos esperar. Mientras los aficionados en Toronto, aquellos que aún van al estadio, podrían apaciguar sus molestias con la llegada de Baby Vlad, se contentarían aún más cuando su bate explote en el medio de la alineación de un equipo de los Azulejos metido en la pelea por los playoffs dentro de pocos años.