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Borg-Gerulaitis, en París

BUENOS AIRES -- El sueco Björn Borg, como máximo exponente del polvo de ladrillo en su época, logró ganar seis veces la corona de Roland Garros. En su caso, fue uno de los pioneros del top-spin, junto con Guillermo Vilas. Se lo adjudican ellos y los demás jugadores.

Por otro lado, el juego donde prevalecía el estado físico: Borg era un jugador que desgastaba a los contrarios, no tenía un golpe de knock-out pero, con una muy buena técnica y solidez en sus dos golpes de base, una derecha fenomenal, pasaba una tremenda cantidad de pelotas.

Una de las indicaciones que recibían los jugadores de esa época de sus coaches, Bersheling en Borg, era no perder nunca las primeras tres pelotas, trabajar mucho con el primer saque, abriendo al jugador, pero sobre todo poniendo la pelota en juego para trabajar el punto desde la base, salvo los jugadores de saque (muy pocos en esa época) como, por ejemplo, Roscoe Tanner.

Un jugador como Borg trabajaba entre el 75% y el 80% de primeros saques, jugaba muy bien las pelotas altas, los ángulos cortos de los dos lados. El caso de Vitas Gerulaitis, que era un jugador que jugaba prácticamente plano, no hacía esfuerzo y tenía unas piernas también impresionantes; era de los más rápidos dentro de la cancha, en especial junto con otro estadounidense, Jimmy Connors, que era de los tipos más rápidos para ejecutar los pasos cortos, pasos que se utilizan para ajustar antes de cada golpe.

En la técnica de drive de Gerulaitis podemos observar cómo la jugaba, como se ve en el video de esta nota, en la final que perdió con Borg en Roland Garros en 1980, por 6-4, 6-1 y 6-2. Con el brazo duro, no soltaba demasiado la muñeca, empujaba la pelota pero de buena forma, con una gran colocación.

Siendo un gran jugador de sensibilidad, dueño de muy buenos drop-shots y una gran volea, también disponía de un servicio respetable, ya que el estadounidense sacaba más veces a tres cuartos de velocidad que a full. No nos olvidemos que jugaban con raquetas de madera y se podía sacar fuerte, pero desgastaba demasiado, no tenía tanto sentido, sobre todo en partidos al mejor de cinco sets.

Gerulaitis era un jugador que complicó toda la vida a los grandes campeones, a Vilas, a Borg, a los mejores jugadores del momento; un jugador que su mejor ránking fue 3º, deambulaba del 3º al 5º lugar. Manejaba muy bien los golpes con slice, jugaba muy a través de la pelota, no hacía esfuerzo en el momento de los golpes, tampoco lastimaba demasiado con los golpes, no era Borg, que te tiraba para atrás, que te jugaba ángulos cortos y pesado con top.

Los segundos saques no se jugaban en esa época del tenis con kick, tenían un buen dominio en un intermedio entre slice y sacarlo hacia arriba con un poquito de top. Los puntos duraban mucho, generalmente porque la regla número uno eran las tres primeras bolas adentro, una vez que pasaba eso después eran diez más adentro y, por el tema de las raquetas, tampoco ayudaban como es hoy a tener una gran aceleración.

Los jugadores eran mucho menos fuertes, no se usaba tanto el gimnasio en ese momento y se esperaba de la cuestión natural de cada uno. Borg era un jugador longilíneo, muy fuerte y muy resistente, más que nada. En un momento dado, decían que el sueco corría los 100 metros en 10 segundos, es decir, que estaba entre los más rápidos del mundo.

Entre los tenistas, no había ninguna duda que lo era. Se trataba de un jugador especial, que se retiró muy joven; de lo contrario, podría haber ganado varios Grand Slam más. Y eso que Borg ganó 6 veces Roland Garros, un récord que sólo el español Rafael Nadal podrá romper, como el título de rey del polvo de ladrillo, más 5 coronas en Wimbledon, de manera consecutiva.

Los dos jugadores que vimos en esta antológica final parisina en 1980 tenían mucho carisma. Borg, con su famosa vincha; él y Vilas impusieron la vincha en el tenis profesional y, junto con Gerulaitis, el pelo largo. Vitas era el típico jugador "rockero". Por eso, valía la pena repasar esa final, con dos hombres que hicieron historia.