MÉXICO -- A este Barca le falta una remontada, decían. O decía Xavi. Palabra de capitán. Este Barca está terminando un ciclo tan exitoso como sorprendente, clamaban. Lejos de eso. Y será fácil hacerlo con el partido y la goleada consumados. El Barcelona se acordó de Guardiola, de Tito y de su historia. La reciente al menos. Esa que los proyecta a buscar al rival, que los hace atacar a pesar de tener ventaja de 3 y tener la llave de cuartos.
El Milan salió espantado, tal vez por el mosaico de Camp Nou, tal vez por ver a Iniesta, Messi, Xavi y compañía saludarlos con cara de asesinos. Y un asesino no pregunta, mata. Y así lo hicieron entre Xavi y Messi cuando no corrían ni 10 minutos. Si el Milan hubiera podido reanudar hacia atrás lo hubiera hecho, el reglamento se lo impidió y entonces por fin cruzó la mitad de la cancha con el nerviosismo de ver a 11 demonios enfrente suyo. Y con sólo 3 al fondo y Alves en territorios que le corresponden, donde siempre está aunque no tenga por qué estarlo. Junto a Messi, en la fiesta. Es brasileño.
Y el Milan naufragó, como lo hubieran hecho el Madrid, el Bayern, pero sobre todo el Inter y el Chelsea. Aquellos que dejaron mal parado un estilo, que nutrieron las ridículas versiones de que a este equipo le faltaban variantes. ¿Variantes? ¿A uno de los mejores de la historia? Para esto da el futbol.
El Barca se llevó lo que quedaba del Milan, ese equipo tan víctima previo a la eliminatoria como vergonzoso tras el partido de este martes. A la falla de Niang (si no es el talento es la suerte) siguió de inmediato el genio de Don Andrés. Pedazo de futbolista. Hoy Iniesta se salió de aquella habitación del ala izquierda de la casa y se convirtió en el amo de la mansión. En el pu... amo según Guardiola. Y el manchego jugó de Xavi, de Busquets, de Pedro, de Messi. Motor y gasolina, volante y conductor. El 8 robó, usó la cabeza y los 3 dedos respondieron. Lio hizo el resto.
El Milan salió más decidido para la segunda parte, eso cuentan desde el vestuario. La realidad es que al Barca poco le importó. Siguió devorándose al pobre rossonero. Los azulgranas devolvieron la fe que se perdía tras éxitos de Inter y Chelsea. Y apelaron a lo suyo, a su estilo, a no dejar pensar al rival, a pensar ellos. Y para ello siempre estarán Xavi e Iniesta. Dos genios incomprendidos gracias a Messi. Así las cosas.
Entonces vino el guión de Villa. El asturiano lo tenía que hacer. En esa noche, en ese momento. Y así nos golpeó otra vez en la mejilla para recordarnos que el futbol se tiene y se interpreta, jamás se pierde. A una maltrecha reacción italiana le siguió, por enésima ocasión, una fúrica respuesta culé. Jordi Alba se trepó en el coche que manejaba Iniesta, que para esas alturas ya ni con frenos contaba. Minuto 92 y el lateral corrió por su vida. O por la del Barca. Y dicen que se fue de Camp Nou trotando a casa... 4 a 0 y oxígeno para la afición, oxígeno para el futbol, oxígeno para un histórico estilo. Oxígeno, es lo que sobre en Camp Nou.
El Catenaccio ha muerto por hoy. Pienso y doy vueltas sobre su epitafio pero no me atrevo. Sé que volverá. Así lo ha hecho y así volverá por títulos, reclamando lo que es suyo. Pero hoy los que han ganado son los futbolistas. Este equipo, con el tiempo, será llamado "el Barca de Guardiola". Nada más injusto que eso. Este es el Barcelona de Messi, de Xavi, de Puyol, de Don Andrés. El del futbol y la pelota, el del convencimiento y solidaridad.
Guardiola, a media clase de alemán, sonrió y vibró. Pero no por algo que construyó él sino que edificaron los suyos.
En algún lugar de Manhattan, hoy un hombre no ha terminado de luchar por algo mucho más importante que una remontada que encumbra a un equipo histórico. Pero hoy Tito sonrió y se siente mejor, fortalecido y agradecido por la gesta que los suyos le han regalado. De algo le ha de servir. Ésta, no fue por la remontada que le faltaba a una generación. Ésta fue por ti Tito. Enhorabuena.