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¿Fue el batazo de Justin Turner una premonición?

En el aniversario 29 del famoso jonrón de Kirk Gibson en la Serie Mundial de 1988 ante los Atléticos de Oakland, Justin Turner disparó cuadrangular de tres carreras en el final del noveno para dejar al campo a los Cachorros de Chicago y poner a Dodgers de Los Angeles en ventaja de 2-0 en la serie de campeonato de la Liga Nacional.

Los amantes de las cábalas ya empiezan a hacer sus cuentas por la coincidencia de fechas de ambos batazos, pues entre uno y otro, no habían tenido los Dodgers un triunfo así, en el último inning en postemporadas.

Turner rompió un empate a una carrera para ponerle números definitivos a la pizarra 4-1 en un noveno episodio en el que el manager de Chicago, Joe Maddon, tomó decisiones muy cuestionables.

El inning lo abrió Yasiel Puig negociando boleto ante el zurdo Brian Duensing, a la postre perdedor del encuentro.

Puig llegó a segunda por toque de sacrificio de Joc Pederson y Dave Roberts, dirigente de los Dodgers, envió de emergente a Kyle Farmer.

ABC del béisbol: si pierdes con la carrera de segunda y la primera está desocupada, dale cuatro malas al bateador para buscar una doble matanza salvadora.

Maddon decidió que Duensing le lanzara a Farmer, quien abanicó para el segundo out del inning.

Ese era el hombre al que debió caminar y no a Chris Taylor, quien recibió boleto del derecho John Lackey, traído de relevo por segundo día consecutivo.

En esta situación, el último hombre que uno quisiera enfrentar de la alineación de los Dodgers es Turner, quien terminó botándole la pelota y decidiendo el choque.

Lackey lanzó en partidos consecutivos por primera vez en su carrera, pues siempre ha sido abridor.

En semejantes circunstancias, Maddon debió traer a su cerrador Wade Davis, un apagafuegos natural, para controlar la situación y entonces si acaso apelar a Lackey en un eventual extrainning, pero abriendo el episodio, como si estuviera iniciando el partido.

Después del juego, dijo que prefirió reservar a Davis para una situación de salvamento que nunca llegó.

Hizo las cosas mal y le costaron caras, pues ahora tendrá que tratar de remontar en el Wrigley Field, cuando las acciones se trasladen a la Ciudad de los Vientos el martes.

A diferencia de Maddon, Roberts sí trajo a su cerrador Kenley Jansen en el noveno con el juego empatado para tratar de asegurar esa entrada y dejar abierta la probabilidad de dejar al campo al rival en el cierre del capítulo.

Un acierto del manager de Los Angeles, quien presentó una alineación inexplicable, con Kike Hernandez como cuarto en la tanda, un hombre que bateó para .215 con sólo 11 bambinazos en toda la campaña y que es cualquier cosa menos un slugger.

La prueba es que envió a Chase Utley de emergente por él en el quinto inning. ¿Quién pone un sustituto por su cuarto bate? Nadie, si fuera uno de verdad.

Por cierto, Utley se ponchó y lleva 18 turnos seguidos en blanco en postemporadas.