La goleada (3-0) al Rayo Vallecano sentenció el segundo lugar del equipo azulgrana en LaLiga y su participación en la próxima Supercopa de España.
BARCELONA --El Barcelona cumplió el llamado 'objetivo de mínimos' y consiguió de forma matemática el subcampeonato de Liga, gracias a su goleada frente al Rayo Vallecano en el último partido del curso en el estadio de Montjuïc, sentenciada con dos goles consecutivos de Pedri (minutos 72 y 75) que evitaron cualquier sufrimiento y ocultaron en buena medida un partido, otro, insulso del equipo de Xavi.
Está el Barça con tantas ganas como necesidad de tomarse vacaciones, sin saber hacia donde camina, quien será su entrenador la próxima temporada, cuál será su papel en el mercado de fichajes y a qué podrá o no aspirar. Sabe ya que jugará la Supercopa de España gracias a este segundo puesto. Un consuelo. Al menos...
De momento su fútbol sigue bajo mínimos. Contra un Rayo sin rabia vivió de rentas gracias al gol inicial de Lewandowski, apenas comenzar el partido y tras controlar en el área un excelente servicio de Lamine Yamal antes de lanzar un zambombazo imparable. Era el minuto dos y lo que de entrada pudo parecer el inicio de una tarde agradable al menos para despedir el curso se tornó poco a poco en un soberano aburrimiento.
Solo las ganas de Lewandowski por aumentar su cuenta realizadora y la electricidad de Yamal evitaron que el tedio fuera absoluto en un estadio en el que se escucharon tímidos gritos contra el presidente Laporta procedentes de la grada de animación y, casi al final, gritos generalizados en favor de la continuidad de Xavi como entrenador.
Si aburrido fue el primer tiempo, aburrido fue el segundo, apenas salvado por los dos goles de Pedri en un abrir y cerrar de ojos para solventar el triunfo y apagar cualquier conato de protesta contra quien fuera... Viendose por primera vez en toda la temporada el palco presidencial rodeado de personal de seguridad extra.
Así acabó la jornada y la temporada en Montjuïc, con el Barça ganando a media velocidad a un Rayo impotente y que solo se acercó en dos ocasiones a la meta de Ter Stegen. Un Barça que dejándose once puntos (tres derrotas y un empate) en el estadio olímpico demostró hace ya semanas la imposibilidad de pelearle el título al Madrid.