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En el mundo de la Distopía, Carlos Salcido defiende su Utopía

LOS ÁNGELES -- Parece una Utopía. Es decir, un lugar que no existe. Pero Carlos Salcido concibe la aventura que capitanea, la Liga del Balompié Mexicano, como realizable, factible, alcanzable. Cree, como Víctor Hugo, que “la utopía de hoy es carne y hueso mañana”.

Una liga sin promotores abusivos, sin propietarios torvos, sin injusticias laborales, sin futbolistas irresponsables, sin mangoneos de televisoras, sin padrinazgos, con espectáculo en la cancha y con su propio Salón de la Fama.

No para ahí el diseño de ese mundo perfecto: tendrá una selección mexicana dirigida por Ramoncito Morales y Manuel Martínez como auxiliar, según revela el directivo de la LBM, Víctor Montiel. Este Tri alterno competirá en la CONIFA, mundo paralelo –y pobretón—a la FIFA, y estará conformada por, asegura, por jugadores de cuño propio de la Liga.

Salcido asegura que no pretenden en la LBM ver de reojo a la Liga MX, aunque es evidente que en la FMF ya ven, y no de reojo, la maqueta de desarrollo de esta inesperada insurrección. Lo puntualiza: ni competir, ni compararse.

Pero no teme que infiltren un Caballo de Troya en la liga o se filtre un personaje con capitales peculiares. “Estaremos ahí, supervisando todo”, asegura al Podcast de Raza Deportiva de ESPNDeportes.

Con la confidencialidad como albacea de sus proyectos, Carlos Salcido asegura que el plan es un arcón de buenas noticias, y respalda lo dicho por Víctor Montiel, el anterior presidente, que han desfilado jugadores, ex jugadores, entrenadores, y dueños de clubes. “Tenemos 20 (equipos) y hay ocho más esperando”, y contemplan dejar abierto el horizonte.

Santo Tomás Moro ingenió la palabra “distopía”, una sociedad ficticia indeseable, como mundo opuesto a la utopía. Distopía existe: se ubica en Toluca, se llama Federación Mexicana de Futbol y la dirige Yon de Luisa, no por elección, sino por dedocracia.

Infestada de promotores de dudosa estatura moral, varios de ellos vinculados a hechos punibles por la justicia, es cuestionable creer que no extiendan su podredumbre hacia una liga que ofrece tentaciones de enriquecimiento.

Me cuesta imaginarme a promotores como Greg Taylor, Guillermo Lara, Carlos Hurtado, Christian Bragarnik, no emperrarse en extender sus adiposos y viscosos tentáculos para urdir una forma de inmiscuirse en un negocio virgen.

“Estaremos vigilando y certificando”, dijo Montiel hace tiempo y Salcido lo ratifica. No olvidemos que el futbol en México se rige, en todos los niveles, por la máxima inmoral y mezquina del General Álvaro Obregón: “Nadie resiste un cañonazo de 50 mil pesos (unos 50 millones de hoy)”, y lo decía por experiencia.

En la charla con el Podcast de Raza Deportiva de ESPNDeportes, Salcido rescata y destaca el filtro para detectar los orígenes de los capitales, que, según Montiel, serán casi con un tamiz fino, casi fiscal, casi hacendario, para que no allane la liga algún inversionista deseoso de higienizar dineros ajenos.

Seguramente deberán ser implacables en las investigaciones. México es el país de los prestanombres, y el futbol de Primera División, y por consecuencia su prole bastarda de otras divisiones, es una muestra descarada de ello.

Sin definir aparentemente su aparador televisivo, pero, donde vayan, serán una alternativa de contenido, lo que le permitirá a la Liga del Balompié Mexicano escapar a manipulación de sus patrocinadores y promotores.

El punto importante para Salcido es la justicia laboral. Asegura que ya se desprendió de esa investidura del futbolista que aún fue, pero, mantiene, afirma, la sensibilidad para evitar el abuso al jugador, sin explicar si permitirá la formación de un sindicato de jugadores dentro de la LBM.

Dejando en claro que las transferencias entre equipos serán reguladas, a la espera de conocer las nóminas finales de cada equipo, asegura que la LBM no será un cementerio de elefantes, sino que será prioridad de cada club buscar y formar jugadores.

“A su tiempo tendremos Segunda y Tercera División, y nuestra liga femenil”, explica Carlos Salcido y asegura que la selección nacional de la LMB en dos años deberá estar en pie para ser tal vez la número 60 en afiliarse a la CONIFA, que alberga a 59 equipos, aunque sólo dos de Norteamérica y dos de Sudamérica.

Escribió Eduardo Galeano que “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos, y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sirve, sirve para caminar.

Y algunos jugadores que saltan o que han sido exiliados de la dictadura de la FMF a la esperanza de la LBM, seguramente coinciden con Alvite: “Cada vez que se apaga una luz, se ilumina un sueño”.

Cierto es que la Utopía es un lugar que no existe, pero, si la Distopía ya existe, por qué no la primera...