De la mano de un Josh Allen prácticamente infalible, Buffalo se puede dar el lujo de soñar con ese elusivo primer Trofeo Vince Lombardi para la organización
Los Buffalo Bills confirmaron que están para cosas grandes.
Liderados por un brillante Josh Allen, y una defensiva agobiante, los Bills se metieron a SoFi Stadium y humillaron a los campeones defensores Los Angeles Rams, apenas instantes después de que los angelinos develaran su banderín conmemorativo del triunfo del Super Bowl LVI.
No hubo rival para Buffalo esta noche en un caluroso Los Angeles, más que los mismos Bills. Allen sufrió dos intercepciones en la primera mitad, una de ellas un balón que le arrebataron de las manos a su receptor, y junto con un balón suelto perdido en el primer acarreo profesional del corredor novato James Cook, sumaron tres entregas de balón que mantuvieron a los Rams con vida después de dos periodos.
Después del medio tiempo, se acabó.
Los Bills involucraron más a Allen en el juego terrestre y, después de lanzar corto a lo largo de gran parte de la noche, Buffalo acertó la estocada final con un pase de anotación de 53 yardas a Stefon Diggs que puso el punto final a la vapuleada.
Una jugada en el tercer periodo sirvió como un microcosmos para lo que resultó el partido, en términos de dominio físico entre el visitante y el local. En una escapada por tierra, Allen aplicó un brazo rígido a Nick Scott de los Rams que lo mandó a volar.
Casi tan increíble fue lo bien que jugó Buffalo por buena parte del juego, como lo mal que lo hizo Los Angeles en su propia casa. La contraparte de la espectacular noche de Allen fue una noche para el olvido de Matthew Stafford. El quarterback de los Rams fue interceptado en tres ocasiones, y capturado siete veces, jugando detrás de una porosa línea ofensiva que permitió facilidades por todos lados.
El linebacker Von Miller, quien firmó un contrato de agencia libre por 120 millones de dólares con Buffalo tras ganar el Super Bowl el año pasado con los Rams, se anotó dos de esas capturas, confirmando que su carrera mantiene una trayectoria que apunta hacia el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional, en Canton Ohio.
Para los Rams, también llamó la atención la falta de acción del receptor abierto Allen Robinson II, el rimbombante fichaje de agencia libre que llegó --supuestamente-- para llenar los zapatos de Robert Woods en el juego aéreo. Asimismo, el corredor Cam Akers estuvo notoriamente ausente del plan de juego terrestre angelino, y el corredor titular Darrell Henderson Jr. tuvo poca suerte ante la línea defensiva de Buffalo.
A veces, la etiqueta de favorito puede pesar mucho. Allen pudo con ese peso, y más, esta noche.
Los Bills son los favoritos en la casa de apuesta para ganarlo todo, y no hubo mejor confirmación de esa etiqueta que una paliza a domicilio sobre los campeones reinantes. Falta mucho, y el camino está lleno de trampas, pero de la mano de un Allen prácticamente infalible --por aire y por tierra--, Buffalo se puede dar el lujo de soñar con ese elusivo primer Trofeo Vince Lombardi para la organización.