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Diego Ortiz: un coach mexicano vive el American Dream en Texas Tech

La historia del American Dream de Diego Ortiz, quien alcanzó su meta de ser coach en Texas Tech y fue invitado al campo de prácticas de los Colts


Cuando Diego Ortiz inició su aventura en Estados Unidos, no tenía dónde vivir y apenas unos dólares en el bolsillo. Su aspiración era convertirse en coach del equipo de futbol americano en la universidad Texas Tech, pese a que no conocía a nadie y no sabía si podría costear la colegiatura.

Siete años más tarde, Diego Ortiz ya ha materializado su American Dream. En lo académico, es egresado de tres maestrías, mientras que en lo deportivo, forma parte del staff de entrenadores de Texas Tech, con tan buen reconocimiento que fue invitado al campo de entrenamiento de los Indianapolis Colts previo a la temporada 2023 de la NFL.

La ética de trabajo y la disciplina le hicieron ganarse la confianza de sus superiores, a grado tal que, tras años de vivir con incertidumbre por su estatus migratorio, fue a través de Texas Tech que recibió el apoyo para conseguir su permiso de trabajo en la Unión Americana.

“Mi filosofía es apunta, dispara y en el camino te ajustas. Fue por eso que cuando llegué a Texas por primera vez, no tenía nada, ningún contacto o un lugar dónde vivir. Me dije tengo los días contados, no los puedo desperdiciar, tengo que ir a perseguir mi sueño cada día”, relata Diego Ortiz, en entrevista con ESPN Digital, mientras se prepara junto con los Red Raiders para el Independence Bowl, el cual disputarán este sábado contra los California Golden Bears en Shreveport, Louisiana.

Una ruta que inició en Texas Tech y ya llegó a la NFL

El camino a la meta de ser coach en Estados Unidos tuvo un sinfín de obstáculos que Diego superó basado en la resiliencia.

Esas cualidades han sido reconocidas por los coaches con los que ha colaborado en Texas Tech, como Kliff Kingsbury, indispensable en la formación de Patrick Mahomes, egresado de esa Universidad, o de DeAndre Smith, actual coach de corredores de los Colts, y quien impulsó la posibilidad de que Ortiz asistiera 17 días al campos de prácticas de Indianapolis el verano pasado.

“Lo primero que notas de Diego es su ética de trabajo. Él es usualmente el primer coach en el edificio cada día. Su entendimiento del futbol americano es de los mejores que he visto. Amo su pasión y compromiso por mejorar y aprender cada día. Él ya es un buen coach y conforme más oportunidades le den, más gente lo reconocerá. Será un gran coach”, manifestó Smith, vía correo electrónico a ESPN Digital.

Ortiz se integró a los Colts luego de que Smith le llamó para preguntarle si le interesaba la opción de acompañarlo en la preparación del equipo y amparado en el programa Bill Walsh Diversity Coaching Fellows, dirigido a exjugadores o coaches que acrediten experiencia a nivel preparatoria, universidad o alguna otra liga profesional como la XFL o la CFL.

Exjugadores como Eddie George o Ted Gwynn Jr. han sido incluidos en dicho programa.

“Trabajé durante tres años con el coach Smith en Texas Tech. En 2022, cuando se va a los New York Giants me dijo Diego, te agradezco mucho todo lo que has hecho por mí. Mantente alerta, en el primer momento que pueda te voy a llevar conmigo”.

“Este año llegó con los Colts, como parte del staff del head coach Shane Steichen, como responsable de los corredores. En el verano me habla y me dice hay una posibilidad de que vengas a pasar un tiempo con nosotros ¿Te interesa?. Le dije, claro”.

Así, Diego tuvo la oportunidad de ver la preparación de la estrella corredora Jonathan Taylor o el quarterback novato Anthony Richardson.

“Estuve allí 17 días, aprendiendo de todo. Fue una experiencia totalmente inmersiva: estaba en las juntas del staff, en las juntas de la ofensiva, en las juntas por posiciones, en todas las prácticas, siempre apoyando al coach Smith con los corredores. Me gané la confianza de la gente a tal grado que terminé jugando como linebacker Mike en el equipo del scout”.

“Fue mi primera experiencia en la NFL. Cuando llegué a Estados Unidos no tenía intención de probar ese nivel, yo quería llegar a colegial porque era lo que me gustaba, pero conforme vas conociendo gente que del colegial da el salto a la NFL, pues empiezas a poner un poquito más de atención y te das cuenta que no es imposible llegar a ella”, acepta Diego.

El trabajo duro, la clave para brillar en Texas Tech

En la actualidad, Ortiz se desempeña como asistente de control de calidad de la ofensiva de los Red Raiders, una labor en la que ayuda realización del plan de juego ofensivo, con énfasis en la preparación y desarrollo de los corredores.

Pero para llegar esto, Diego inició desde las labores más básicas, tocando puertas para explicar que era un coach venido desde México con la intención de aportar en el equipo de futbol americano.

“A todo mundo le causaba curiosidad, porque cuando te presentas en tus primeras clases dices de dónde eres y yo siempre decía soy Diego, nacido y crecido en México, llevo dos semanas aquí y quiero ser coach de fútbol americano”, recuerda Ortiz.

Durante su primer año en Texas Tech le fue negada la oportunidad de integrarse al equipo debido a que llegó cuando la temporada estaba por arrancar, pero en 2016 ya pudo hacerlo en el área de reclutamiento y operaciones, antes de ascender al rol de asistente graduado con los corredores para las temporadas 2017 y 2018.

Para 2019, Diego fue promovido como asistente de control de calidad.

Pero, en tanto, Ortiz se enfocaba más allá. Cuando terminaba sus labores de reclutamiento, aprovechaba sus horas libres para aprender la ofensiva del equipo. Pasaba horas revisando videos de los partidos, todo con el objetivo de estar listo para cuando se abriera la oportunidad de ser coach.

“Poco a poco empecé a hacer trabajitos y los hacía bien. En el verano de 2016 decidí no viajar a México. Me quedé en Texas y me ponía a ver los partidos de la temporada regular y empezabas a hacer el scouteo como solía hacerlo en México. El tiempo libre que tenía me ponía a ver los videos de las temporadas anteriores y yo solito empiezo a aprenderme los nombres de las jugadas, los conceptos, las trayectoria. Quería estar listo para cuando se presentara una oportunidad”, recuerda Ortiz

Un par de circunstancias más dificultaban el ascenso de Diego: uno, la inestabilidad en el cargo de head coach del equipo y dos, su estatus migratorio.

Luego de que Kingsbury, el head coach que le dio su primera oportunidad, dejó el mando de los Red Raiders, en 2018, Diego sobrevivió a los periodos de Matt Wells, Sonny Cumbie y, el actual, Joey McGuire.

“Cada entrenador llega con su gente y limpia la casa. Entonces, con cada uno tuve que presentarme, explicarles lo que hacia y lo que necesitaba”, resalta Ortiz debido a que, una vez que se terminó la primera de sus maestrías, tuvo que estudiar dos más para revalidar la visa de estudiante y permanecer legalmente en Estados Unidos.

Eran años de muchas horas de estudio, muchas labores en el equipo de futbol americano y de austeridad económica debido a que sin permiso de trabajo, no era elegible para una plaza de tiempo completo.

Felizmente, todo acabó bajo el régimen del coach McGwire, quien durante la primavera de 2023 presionó para tramitar el permiso de trabajo de Diego.

“El coach McGwire y el coach de equipos especiales, Kenny Perry, empujaron y abogaron mucho para que por fin me pudieran tramitar una visa de trabajo. Todo el semestre de primavera nos la pasamos intentando ver la manera de conseguirla y afortunadamente se pudo”, comenta Diego.

“Una vez que me gradué de mi tercera maestría, mi visa de trabajo entró en vigor, y ya estoy sin tener que tomar clases, después de tres maestrías, seis años de posgrado y millones de ensayos”.

Además de los derechos que su nuevo estatus migratorio le dieron a Ortiz, de fondo, se estaba reconociendo su pasión por el trabajo con el equipo.

“Diego es fácilmente uno de los coaches, de con lo que he estado, que más duro trabaja. No hay nadie que haga como él su trabajo y todos los días llega con el objetivo de mejorar al equipo”, declara McGuire, a través de la oficina de prensa de Texas Tech, para ESPN Digital.

“Además, me ha dejado sorprendido su conocimiento y su forma de analizar el juego. Ha trabajado para tantas grandes mentes ofensivas durante su carrera, comenzando con Kliff Kingsbury y ahora con Zach Kittley, que puede captar tendencias difíciles de notar en una defensa y cómo atacarlas. Tenemos suerte de que sea un Red Raider y forme parte de este personal”, agrega McGuire, quien tomó al equipo previo a la temporada 2022.

Una mente ofensiva entregada a los Red Raiders

Ortiz no eligió al azar cuando decidió probar suerte en Texas Tech. Además de que ahí se impartía la maestría que le interesaba, desde años antes le llamaron la atención las ofensivas a cargo de coaches como Mike Leach y, más tarde, Kingsbury.

Una serie de casualidades se dieron para que, cuando McGuire llegó como head coach previo a la temporada 2022, Diego se ganara rápidamente la confianza del coordinador ofensivo, Zach Kittley, y el coach de equipo especiales y corredores, Kenny Perry.

Ahora, sus responsabilidades son mayores y repercuten en cada partido.

“El coach Perry se apoya mucho en mí y me da mucha la libertad de coachear a los corredores directamente, de instalar las nuevas jugadas con ellos, de ayudarles a entender el esquema ofensivo. Básicamente yo soy el que se encarga de los corredores durante los partidos, manejo los cambios, las rotaciones, hago los ajustes entre series con ellos”, relata Diego, cuya labor auxilió para que el corredor Tahj Brooks terminara el calendario 2023 con mil 443 yardas, la mejor cifra de la Conferencia Big 12 y cuarta más alta a nivel nacional.

“Yo le llamo a Diego el ‘Diabólico Air Raid' por su conocimiento del futbol americano, y específicamente de esta ofensiva, es impresionante. Diego puede notar el más mínimo detalle en una jugada, diagnosticar qué debemos cambiar y cómo instalarlo”, asevera el coach Perry a ESPN Digital.

“Es un elemento increíble para mí y para todo nuestro personal ofensivo. Tiene un gran futuro, no sólo por su conocimiento, sino también a su ética de trabajo”.

Los cimientos mexicanos del American Dream

Aunque en la actualidad Ortiz puede enumerar una amplia lista de personajes que le han apoyado en Estados Unidos para alcanzar su sueño, no olvida de dónde viene. Tiene presente a quienes lo apoyaron pese a que su anhelo parecía una utopía.

Por eso, agradece de forma especial a sus padres.

“¿Cómo vas a vivir de ser coach? ¿Qué es eso?”, le preguntaron a Diego cuando, todavía adolescente, les manifestó su anhelo.

“Yo les decía quiero ser coach, pero quiero ser coach en Estados Unidos y y me preguntaron ‘¿cómo le vas a hacer? Pero si es lo que quieres hacer, adelante, te apoyamos y hasta dónde llegues y cómo llegues y ahí vamos a estar contigo", recuerda Ortiz sobre lo que le dijeron sus papás, los mismos que le apoyaron con parte del pago de la escuela durante sus primeros años en Texas Tech.

Tampoco se olvida de sus raíces en su primer equipo, el Club Gamos, ubicado al sur de la Ciudad de México, en el que jugó desde las categorías infantil hasta la Intermedia, fase en la que se desarrolló como quarterback, una posición afín a su forma de ser: siempre estudiando el libro de jugadas.

“A mi siempre me fascinó la parte técnica y táctica del futbol americano y de los otros deportes que también practiqué, como beisbol y tenis”, recuerda Diego.

La urgencia de aprender más aspectos del futbol americano para ser mejor jugador fue la que le llevó a arrancar su carrera como coach, faceta que al paso del tiempo le llegó a apasionar aún más que entrar al campo.

“Muy rápido me di cuenta que lo que más me gustaba y más me llenaba era ser coach”, confiesa Ortiz, que jugó la Liga Mayor con Pumas Acatlán en 2013, en el que fue campeón de la Conferencia Nacional ese mismo año.

A la par de esto, terminó la licenciatura en Relaciones comerciales internacionales en la Universidad Intercontinental, donde ganó la “Carta al Mérito” anual por obtener el GPA más alto de su generación durante cuatro años consecutivos.

Estos fueron los cimientos que sostuvieron lo que vendría más tarde, la construcción del American Dream que ahora vive Diego en Texas Tech.