MINNEAPOLIS -- Luego de la campaña catastrófica del 2010, donde sus sueños de dar el paso final hacia el Super Bowl se vieron envueltos en llamas, los Minnesota Vikings comenzaron desde cero. Adhiriéndose a un plan que creyeron los regresaría a la competitividad, sumaron a su plantilla una base de jugadores jóvenes.
Los Vikings seleccionaron en el draft a 29 jugadores desde el 2011 al 2013 --18 más que en sus tres drafts previos-- y canjearon agresivamente para adquirir selecciones de primera ronda, volviendo a la parte final de la primera vuelta en dos ocasiones y traspasando a Percy Harvin por otra selección de primera ronda. Seleccionaron a seis jugadores en las primeras rondas de esos tres drafts, cuando ningún otro equipo sumó más de cuatro. Y hasta cierto grado, la estrategia rindió resultados. Los Vikings hicieron apariciones de playoffs en el 2012 y 2015, y todavía alinearon a 12 de sus selecciones de draft del 2011-13 en un juego del año pasado, empatando a los Cincinnati Bengals por la mayor cantidad en la liga, de acuerdo a ESPN Stats & Information.
Pero en los meses que siguieron a la campaña del 2016 que resultó suficientes golpes como para revivir recuerdos del 2010, los Vikings dijeron adiós a siete de los reclutas de los drafts 2011-13 que seguían en plantilla. Solamente cinco de los 29 reclutas de esos sorteos siguen con el club.
En ese respecto, los Vikings no están solos.
Solamente 129 de los 761 jugadores seleccionados en los drafts 2011-13 (un 16.9 por ciento en promedio) siguen con los equipos que los reclutaron, de acuerdo a una encuesta con los reporteros de la Nación NFL de ESPN. Cincinnati retiene todavía a 10 de sus reclutas de esas tres camadas, pero sólo una cuarta parte de los equipos en la liga --los Bengals, Philadelphia Eagles, Pittsburgh Steelers, Houston Texans, Dallas Cowboys, Atlanta Falcons, Los Angeles Rams y Seattle Seahawks-- tienen seis o más jugadores de esos drafts todavía en sus plantillas: seis equipos tiene solamente a uno, incluyendo a los Cleveland Browns y Jacksonville Jaguars, cuyos únicos remanentes son los receptores abiertos suspendidos Josh Gordon y Justin Blackmon.
El recambio de plantilla podría ser un hecho de la vida en la NFL luego del contrato colectivo de trabajo del 2011, que puso tope a los contratos de novatos y efectivamente incentivó a equipos a buscar mano de obra barata y renovar solamente a jugadores claves con segundos contratos. También podría servir como recordatorio de cuán difícil son de hallar las gemas de NFL.
El grupo de seis reclutas de primera ronda de los Vikings, por ejemplo, incluye a un fiasco de quarterback (Christian Ponder), un tackle izquierdo que emigró tras cinco campañas (Matt Kalil), un tackle defensivo lidiando con una lesión que amenaza su carrera (Sharrif Floyd) y a un promisorio talento que alcanzó Pro Bowls devolviendo patadas de salida pero que no logró brillar como receptor después de que el equipo cediera cuatro selecciones para ascender en el orden y tomarlo (Cordarrelle Patterson). También incluye a dos jugadores de Pro Bowl: el versátil safety Harrison Smith, quien ahora es uno de los mejor pagados en su posición, y el esquinero cerrojo Xavier Rhodes, quien podría cobrar en grande a partir de este mismo verano una vez que el equipo trabaje una extensión a largo plazo.
Sugerir que el draft es una panacea para la reconstrucción de equipos, no obstante, es exagerar el asunto. Eso por ello que los clubes se fijan tanto en el mercado de los agentes libres no reclutados (Tony Romo se retiró como uno de los pasadores prolíficos en la historia de los Cowboys, y Kurt Warner ingresará al salón de la Fama este verano), y por qué podría ser mejor juzgar a los sorteos a corto plazo con base en el éxito inmediato, en lugar que la sustentabilidad a largo plazo.
A menudo, la elegante idea de no necesitar preocuparse por una posición durante la siguiente década no funciona. La habilidad de armar una posición por los siguientes cuatro o cinco años a cambio de un precio bajo podría ser más realista. Aunque jugadores como Byron Maxwell y Bruce Irvin (y posiblemente Richard Sherman) se han ido de los draft del 2011-13 de los Seahawks que produjeron a dos equipos de Super Bowl, dudamos que el gerente general John Schneider se arrepienta de lo que esos jugadores aportaron a sus equipos.
Simplemente no hay demasiados equipos que retengan mucho más que un selecto grupo de reclutas de draft para segundos contratos, sin importar cuán grandes sean sus planes luego de realizar dichas selecciones. En un ecosistema que quema el talento tan rápido como sucede en la NFL, los drafts usualmente no son minas que usualmente duren décadas.