Pocos mariscales de campo cuentan con tanta indulgencia como Carson Wentz con los Eagles
Hay un fenómeno que está sucediendo en este momento en Philly, en el que los observadores ven que el mariscal de campo de los Philadelphia Eagles, Carson Wentz, no ejecuta una considerable cantidad de jugadas en cada patido, se quejan al reconocer el daño que esos errores causan, y luego pasan el resto de la semana convenciéndose a sí mismos de que lo que presenciaron fue el resultado de fuerzas externas, generalmente del cuerpo de entrenadores.
Suficiente.
Wentz, la segunda selección global de 2016, está en su quinta temporada. Gana un promedio de 32 millones de dólares al año. Su desempeño es dramáticamente más bajo en 2020 y el récord de 3-5-1 de Eagles, es en gran parte un reflejo de eso, dado lo estrechamente vinculado que está el destino de un equipo con el nivel de su mariscal de campo en la NFL.
El retroceso recae sobre él. Las excusas deben terminar.
El entrenador de los Eagles, Doug Pederson, es un objetivo fácil en este momento. Los Eagles salieron de su semana de descanso y cayeron 27-17 ante los New York Giants el domingo. Este equipo habitualmente se está en desventaja pronto, lo que cuestiona la calidad de la preparación durante la semana. La magia de Pederson se desvanece y su reputación como consejero de mariscales de campo se ha visto afectada con el pique de Wentz.
Algunas de esas críticas son merecidas. Los Eagles no se han acercado a recrear lo que generó aquel trío de Pederson, el ex coordinador ofensivo Frank Reich y el ex entrenador de mariscales de campo John DeFilippo, tres expertos en quarterbacks que ayudaron a empujar y convencer a Wentz para que convirtiera una campaña casi de Jugador Más Valioso de 2017. Desde entonces la ofensiva de Pederson ha perdido esa sensación de vanguardia.
Pero un coche de carreas es tan bueno como su motor. Wentz ingresó a la Semana 10 en el puesto 32 en porcentaje de pases completos (58.4), primero en pérdidas de balón (16) y 30 en yardas por intento (6.2). Tiene el porcentaje más alto fuera de objetivo con 23.6 por ciento, según la investigación de ESPN Stats & Information. A menudo se pone en marcha tarde, una de las principales razones de los inicios lentos del equipo. Ha lanzado para seis anotaciones contra 10 intercepciones en los primeros tres cuartos esta temporada, a diferencia de seis touchdowns --la mitad de sus pases de anotación-- y dos intercepciones en el último episodio.
Es imposible verse bien como entrenador cuando el mariscal de campo es tan ineficiente.
Sugerir que el declive de Wentz está ligado al entrenamiento que recibe, es en gran parte falso. ¿Vamos a crees que Pederson, quien ayudó a que Nick Foles se pareciera a Joe Montana durante temporadas consecutivas, de repente olvidó cómo entrenar a los mariscales de campo o planear una ofensiva? ¿Vamos ahora a reescribir la historia y decir que eso fue obra exclusiva de Reich y DeFilippo? Por favor.
¿Y qué otros mariscales de campo tienen tanto beneficio de la duda? ¿Calificamos el juego de Matthew Stafford de Detroit o Matt Ryan de Atlanta o Ben Roethlisberger de Pittsburgh basándonos en el triunvirato de entrenadores que los rodea, o hay una expectativa básica independientemente de las circunstancias atenuantes?
Sí, hay otras razones por las que los Eagles están tropezando, desde lesiones hasta entrenamiento, un poroso juego defensivo y un elenco de apoyo en constante rotación alrededor de Wentz. Pero los mariscales de campo de alto nivel son el bálsamo para tales enfermedades. Precisamente por eso se les paga tan bien.
Wentz hizo un mejor trabajo en su toma de decisiones el domingo, lo que resultó en su primer juego sin una pérdida de balón tras nueve juegos. Esa es una alentadora señal. Pero fue superado por Daniel Jones, y los Eagles perdieron. Wentz ha sido superado en la mayoría de los partidos de esta campaña y Philadelphia tiene una marca perdedora. A veces, el fútbol americano es así de simple.
Si los problemas de los Eagles persisten, y hay muchas posibilidades de que lo hagan con sus próximos cinco oponentes con un porcentaje de victorias colectivas de .711, las preguntas sobre el futuro de Pederson aumentarán.
No deberían. La angustia por su desempeño estará en gran parte fuera de lugar, y hablar sobre su viabilidad a largo plazo será principalmente una cuestión de conveniencia. Porque abordar el problema principal, el juego de Wentz, es una propuesta mucho más espinosa a la hora de proyectar la salud a largo plazo de la franquicia. Wentz muy bien podría darle la vuelta y cumplir con las expectativas que estableció al principio de su carrera, elevando la posición del equipo a su vez. Si lo hace, y cuando lo haga, merecerá todo el crédito, al igual que es responsable de lo que hasta ahora ha sido una temporada para olvidar para el N° 11.